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¿Qué tengo que comer en primavera?

Ya se abre paso la primavera tras el merecido descanso de introspección y reposo que nos brinda el invierno. El frío empieza a despedirse, llegan temperaturas más agradables y más horas de luz, condiciones que facilitan que tanto vegetales como animales salgamos del letargo invernal para reactivarnos a todos los niveles. La huerta brota con fuerza, los animales salen de las madrigueras y dejan de hibernar y el metabolismo de todos –flora y fauna– se reactiva.

La primavera es la época del año en la que fauna y flora se reactivan tras el letargo invernal. Aceleran los procesos vitales, el metabolismo y a la vez aumentan las funciones de desintoxicación y limpieza del organismo. El cuerpo se activa para adaptarse a los cambios de temperatura, biorritmo y estilo de vida y, por tanto, se favorecen los procesos de depuración y eliminación de los excesos acumulados durante el invierno. Durante el proceso de adaptación podemos tener sensación de fatiga y debilidad generalizada que suele diagnosticarse como astenia primaveral. Si la sufrimos, además de nutrirnos mejor, es importante salir al aire libre, practicar ejercicio físico y establecer contacto social.

La naturaleza es sabia y nos ofrece, durante esta temporada, verduras y hortalizas ricas en antioxidantes, vitaminas y estimulantes de las funciones hepaticobiliares, que facilitan el proceso de puesta en marcha. Además, si queremos iniciarnos en el mundo de la horticultura, ésta es la mejor época para hacerlo, ya que podemos obtener frutos a principios de verano. Si os animáis, podéis plantar algunas de las opciones más populares y fáciles como lechugas, zanahorias, fresas, tomates y calabacines; o algunas aromáticas para dar un toque de sabor a las ensaladas y vinagretas como albahaca, cilantro o perejil. Veréis rápidamente recompensado el esfuerzo y pronto os sorprenderéis con los primeros brotes y degustaréis los primeros frutos.

Las frutas de primavera

Foto y receta: Consol Rodríguez

Dependiendo del ciclo reproductivo de algunos frutales o del lugar en el que se cultivan, hay frutas que encontramos durante todo el año como el kiwi, el plátano, la piña, la manzana, el mango y el aguacate. Está bien continuar aprovechando esta disponibilidad, pero, como la primavera es la estación de las frutas delicadas que duran pocas semanas, ¡hay que exprimirlas al máximo!

Poco a poco, nos iremos despidiendo de cítricos de invierno (naranjas, mandarinas, limones y pomelos), a la vez que llegan las fresas, ricas también en vitamina C y antioxidantes gracias a sus pigmentos. Las podremos empezar a degustar a finales de invierno y durante casi toda la primavera. Es muy importante que este fruto sea de cultivo ecológico, de temporada y proximidad.

Los nísperos, que podremos disfrutar de abril a junio, son un buen regulador intestinal y son ricos en potasio y provitamina A (muy interesante para la salud ocular y dérmica).

En mayo, aparecerán también los albaricoques y las primeras nectarinas, que encontraremos de mayo a junio, con mucho potasio y vitamina A. Cuando acabe su temporada, comenzará la de los melocotones.

Entre mayo y junio, llegan las apreciadas cerezas, que nos acompañarán poco tiempo. Destacamos especialmente su contenido en antioxidantes, sobre todo de antocianinas, que contribuyen a prevenir la actividad negativa de los radicales libres que dan lugar al envejecimiento del organismo.

A finales de primavera también llega la temporada de los arándanos, una fruta delicada y rica en antioxidantes, hipoglucemiante y que ayuda a prevenir infecciones urinarias.

Recordemos también que, a finales de la estación, podremos encontrar un adelanto de las frutas típicas del verano, como la sandía, el melón, higos y ciruelas, que aún no estarán en su mejor momento.

Las verduras de primavera

Guisantes

Al principio de esta estación todavía puede hacer un poco de frío; si es así, podremos disfrutar de algunas de las verduras más típicas del invierno como los últimos brócolis, coles, remolachas, coliflores, alcachofas, acelgas, puerros y espinacas, que irán desapareciendo a medida que llegue el buen tiempo.

Hacia el fin del invierno, encontraremos las primeras habas y guisantes, que son legumbres frescas, muy ricas en fibra, que ayudan a iniciar el proceso de reactivación y depuración del organismo. También comienza la temporada de calçots, motivo de celebración y reunión con amigos, que se solapa durante un tiempo con la temporada de los primeros espárragos silvestres; ir a buscar espárragos en compañía es la excusa perfecta para salir a disfrutar de la naturaleza y de la subida de las temperaturas. Además, los espárragos toman el relevo a las alcachofas con respecto a las propiedades estimulantes del hígado y a su efecto prebiótico y diurético.

Aunque hay cebollas y zanahorias todo el año, ahora es su temporada; añadámoslas frescas a las ensaladas con las últimas escarolas, endibias, hinojo y hojas de apio de la temporada; a la vez que recibimos los nuevos tipos de lechugas y rábanos. No debemos olvidar que las ensaladas aportan muchas vitaminas, minerales y enzimas.

Hacia final de primavera aparecen, gracias al aumento de radiación solar y horas de luz, las primeras solanáceas: berenjenas, calabacines, pimientos, tomates y patatas.

La primavera según la medicina tradicional china

Según la medicina tradicional china, debemos aprovechar las estaciones de transición entre el frío y el calor y entre el calor y el frío para resetear el cuerpo, limpiarlo de todas las toxinas y los excesos acumulados durante la estación anterior y prepararlo para un cambio de temperatura y horas de luz.

La primavera se representa con el elemento madera y los órganos de hígado y vesícula biliar. En esta época, los órganos se reactivan y también lo hacen las funciones de desintoxicación. Por lo tanto, si tenemos un hígado cargado, los síntomas se pueden hacer sentir de manera más aguda en forma, por ejemplo, de alergias, astenia o bajada de defensas. Según la medicina tradicional china, un hígado cargado también se puede expresar a través de un estado de ánimo más irritable, sentimientos de frustración, ansiedad y enojo.

Por todo ello, además de las verduras y frutas que nos brinda la estación, es un buen momento para plantearnos aumentar el consumo de otros que favorezcan las funciones de estos órganos como crucíferas, vegetales amargos, té verde y fermentados como el miso, la ciruela umeboshi, los pickles, el té kombucha o el kéfir. También es un buen momento para hacer un descanso de fármacos y evitar comer en exceso, aunque sean alimentos de buena calidad, sobre todo de noche, que es cuando estos órganos se regeneran.

Si no llegamos a tiempo para hacer una dieta depurativa preventiva, y una alimentación rica en depurativos se queda corta, la suplementación natural nos puede ayudar a aliviar síntomas derivados de un hígado cargado.

FUENTE: SOY COMO COMO

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