Las relaciones sexuales se miden muchas veces en orgasmos, si los hay, entonces fue satisfactoria, si no, todo lo contrario; pero esto está muy alejado de la realidad.
Es sabido que de un buen entendimiento sexual depende muchas veces la estabilidad de una relación, y si no existe, simplemente es una buena forma de experimentar y vivir la sexualidad plenamente.
Vamos a hablar del punto G masculino, que es uno de los temas más mitificados de la sexualidad masculina. Su controversia se debe a que la Única forma de llegar al punto G (o punto P como algunos le llaman) es asociada por muchos hombres a la homosexualidad y se rehúsan a satisfacer y conocer ese punto, pues no pueden perder ni un gramo de masculinidad.
No solo en hombres heterosexuales existe ese prejuicio, ya que en las relaciones homosexuales, los llamados «activos», también se niegan a esta actividad y con ello a experimentar el punto G.
Para ello, en entrevista con el especialista Gerardo Hernández Bönnet clarificamos muchas de las dudas que surgen al respecto.
Única.- ¿Existe realmente el punto g masculino?
Dr. Hernández Bönnet.- Podría contestar la pregunta de dos formas, la parte técnica y la metafórica.
Si nos ponemos metafóricos todo el cuerpo sería un punto G y en el aspecto técnico en realidad si hay una glándula que es aproximadamente equivalente en cuanto a localización, vía de acceso, terminales nerviosas y capacidad de respuesta similar al de las mujeres. Técnicamente sí existe, pero el tema aquí es todo lo que está detrás de esto.
Ú.- ¿Dónde se encuentra exactamente?
H.B.– Técnicamente sería la próstata, la glándula que está a un lado de la vejiga urinaria y que al igual que el punto G de la mujer tiene muchas terminaciones nerviosas, es muy sensible y si se estimula adecuadamente provoca sensaciones placenteras y salida de líquido.
Ú.- ¿Realmente es un punto con el que se pueda desarrollar el placer masculino o es sólo una reacción física?
H.B.– Yo creo que las dos aproximaciones son adecuadas, es decir finalmente al hablar del pene, la vulva o los labios menores, si se aplica un estímulo tendremos una reacción, pero eso no quiere decir que sea sólo una cuestión mecánica estimulo-respuesta, sino que requiere mucho más que eso para que se asocie a algo que necesariamente es placentero. Creo que va una cuestión con la otra. Esa parte tiene muchas terminaciones nerviosas y sí hay la posibilidad de que se produzca una respuesta placentera, pero ¿Cómo interpreta el sujeto esa respuesta placentera? y ¿Qué significa para él?, ese es el punto fundamental.
Por ejemplo un individuo, ante esa respuesta que finalmente va a tener como la define ¿Le es cómoda o no? ¿Está dispuesto a integrarla?, ¿Con qué elementos cuenta para decir que le es placentera?, aquí entran muchos componentes individuales como el cultural y el psicológico.
Ú.- En su experiencia profesional, ¿Por qué cree usted que es un tema con tantos prejuicios?
H.B.- Eso viene del hecho de cómo se tiene acceso a la próstata y de lo que implica el supuesto papel sexual del hombre como el activo, se supone que es el que penetra, el que posee; entonces toda esa construcción a propósito de la masculinidad y de lo implica se viene abajo porque, para estimular la próstata hay que hacerlo a través de la región anal y esto es evidentemente un tema muy difícil para la mayoría de hombres heterosexuales.
Por eso no se habla del tema solo cuando se acude al urólogo y proctólogo, quienes al hacer un tacto para ver cómo está la próstata algunos pacientes, han tenido una erección, lo cual por supuesto que puede ser placentero pero asumir eso es difícil por todo lo que implica.
Ú.- ¿Cuál sería el mito más popular de esta situación?
H.B.- No creo que sea tanto el de la homosexualidad masculina, aunque se relaciona con esto, sino el hecho de ser femenino, Dejar de ser masculino o ser lo que se supone que soy.
Ú.- ¿Cree que es importante integrar esta opción en la pareja?
H.B.- Pues lo mejor o peor depende mucho del contexto, pero me parece que puede ser una alternativa interesante, pero para que funcione se tiene que platicar, y estar dispuesto a querer probar esta opción. Porque si sólo se hace esperando una respuesta inmediata y placentera es como creer, que si te tomas tal o cual cosa tendrás 50 000 orgasmos por segundo. No digo esto porque no funcione, sino porque en cuestiones de sexualidad hay que ubicar todo en un contexto.
Ú.- ¿Algún dato curioso que agregar?
H.B.- Hace algún tiempo, leí en una publicación de una sexóloga estadounidense que ella proponía llamarle punto H en ingles “Hero” punto de los héroes, haciendo referencia a lo difícil del hecho de que un hombre llegara a aceptar que su pareja pudiera estimular su punto H. Me quedo con esta propuesta para nombrarlo además de que está después de la G alfabéticamente hablando.
Gerardo Hernández Bönnet
Médico, sexólogo y terapeuta.
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