Cuando el sol cae en la cosmopolita zona de Angelópolis, el brillo de luces y euforia de las juventudes suelen llenar el aire que hay en los bares y antros. Sin embargo, esa misma luz ha reflejado un espectáculo de violencia y desenfreno que no sólo ha conmocionado a la ciudad de Puebla, sino a toda la nación.
La noche del sábado se convirtió en un infierno para Ernesto Calderón, un joven que sufrió una brutalidad inconcebible en la Estrella de Puebla. Un video, que circula por redes sociales, capturó a ocho jóvenes agresores, golpeando implacablemente a Calderón hasta dejarlo inconsciente.
Uno de ellos se escucha claramente diciendo «te voy a reventar la botella», mientras otro le propina una patada devastadora en la cabeza. Al final de la agresión, uno de los atacantes lanza una advertencia a una mujer que intentaba intervenir: “No se vuelvan a meter con nosotros”.
Según las versiones, todo se originó por una trifulca previa en un local donde al parecer Calderón y su acompañante fueron mojados con una bebida. El video del ataque a Calderón no sólo evidencia la brutalidad del momento, sino la audacia de sus agresores, los cuales, sin temor a represalias, ejercieron una violencia desmedida.
De lo que no cabe duda es que el alcohol jugó un papel protagonista en este desafortunado evento. No obstante, ¿es realmente el alcohol el único culpable o simplemente es un síntoma de una enfermedad más profunda? La respuesta está en la educación y en el entorno que rodea a las nuevas generaciones. Esta no es una mera cuestión de falta de control frente a unas copas, sino de la noción implícita en algunos jóvenes de que, gracias a su estatus social o económico, están exentos de las consecuencias de sus actos.
Hoy, el país entero conoce los rostros y nombres de estos agresores. Entre ellos: Franco R, Luis R, Nagib L, Jesús F, Roberto Reyes, Pierre F y Jonathan A. Su acto de violencia, grabado y compartido ampliamente, ha desatado la indignación pública.
Los rumores que circulan sugieren que, tras el incidente, el poder y la influencia han entrado en juego. Se habla de que los padres de dos polos agresores, los gemelos Franco y Luis, han utilizado su posición y recursos para ayudar a sus hijos a escapar del país y, por lo tanto, de las consecuencias de sus acciones.
Si estos rumores se confirmaran, sería una afrenta a nuestra justicia y un mensaje preocupante para nuestra juventud: que el dinero y el poder son más importantes que la responsabilidad y la rendición de cuentas.
La posibilidad de que individuos con suficientes recursos económicos puedan eludir sus responsabilidades refuerza la nociva percepción de que el dinero lo compra todo, incluso la impunidad. Esta mentalidad no sólo daña la fe pública en el sistema judicial, sino que también perpetúa la idea de que aquellos con conexiones o riqueza están por encima de la ley.
Recuerda que cada día es una OPORTUNIDAD ÚNICA para redefinir nuestra historia… pero no tan única como yo.
Awww muero de coraje y tristeza.
La Chica Única
@lachicaunica_