Mujeres y hombres, desde siempre o en algún momento de nuestra vida experimentamos algún problema relacionado con nuestra actividad y desempeño sexual; la gran mayoría de estos problemas no requerirán de ir a tratamiento ya que derivan de las vicisitudes de la vida: situaciones, estados de ánimo, etc. que nos hacen perder el deseo o la excitación momentáneamente y pasados unos días estamos como si nada hubiese pasado. Aunque se ha convertido en una práctica común, este tipo de problemas -especialmente en el caso de la pérdida de la erección-, no justifican tomar algún fármaco oral en busca de un alivio inmediato ya que es innecesario.
La terapia Psicosexual se recomienda para solucionar una serie de preocupaciones de la vida sexual que han permanecido en el tiempo -de forma permanente o intermitente- durante meses e incluso años. Y estoy hablando de problemáticas de la vida sexual en general, no sólo de las muy conocidas disfunciones sexuales de las que ya he escrito ampliamente (disfunción eréctil, anorgasmia, pérdida del deseo, etc.).
Algunas problemáticas como las que se listan a continuación, y cuya característica común es que generan mucha incomodidad y ansiedad en quien las padece, pueden ser tratadas con buenos resultados por la terapia psicosexual:
- Personas que han crecido con creencias que no les permiten apropiarse de su cuerpo y su sexualidad.
- Personas que no han tenido la oportunidad de desarrollar sus habilidades sociosexuales básicas.
- Personas que sienten que sus deseos sexuales son muy fuertes e inmanejables.
- Personas que creen que sus preferencias sexuales son únicas y totalmente inaceptables para las otras personas.
- Personas que crecen con la sensación de que su cuerpo y órganos sexuales no son adecuados.
- Personas que viven con inseguridad extrema hacia la intimidad interpersonal.
- Personas que han desarrollado una aversión al sexo por una historia psicofamiliar disfuncional.
- Personas que son incapaces de manejar la infidelidad de la pareja.
- Personas que no pueden combinar armoniosamente sus sentimientos amorosos con los sexuales.
- Hombres que no pueden manejar el paso de mujer a mamá de la pareja.
- Personas que creen no poder con las supuestas demandas sexuales de la pareja.
- Personas que desarrollan fobias al acercamiento físico y a la penetración.
- Personas que tienen la sensación persistente de ser usada/o sexualmente.
- Y en general, personas que conviven con una parafilia, sea ésta la que sea.
Por Sexólogo Alfonso Aguirre Sandoval
