En su publicación de junio de 2022 acerca de las Perspectivas Económicas Mundiales, el Banco Mundial advierte sobre problemas relacionados con presiones inflacionarias y un crecimiento lento, lo que generaría una posible estanflación (estancamiento con inflación) similar a la presentada a nivel internacional en la década de 1970, provocada tanto por la pandemia como por la invasión de Rusia a Ucrania.
Un escenario así obligaría a los países desarrollados a establecer políticas restrictivas para combatir la inflación, lo que podría provocar aumentos en los costos de los empréstitos y acelerar las tensiones financieras en mercados emergentes y en economías en desarrollo.
El Banco Mundial estima que después de más de dos años de pandemia y de los efectos de la invasión de la Federación de Rusia a Ucrania se intensifiquen la desaceleración de la actividad económica mundial y las presiones inflacionarias.
Por un lado, se espera que en 2022 disminuya el ritmo de crecimiento mundial y este llegue a finales de año al 2.9%. Por otro lado, la guerra en Ucrania es causa del alza de los precios de los productos básicos, que agrava las disrupciones en la oferta, aumenta la inseguridad alimentaria y la pobreza, exacerba la inflación, contribuye a generar condiciones financieras más restrictivas, profundiza la vulnerabilidad financiera e incrementa la incertidumbre normativa.
Para este año, las expectativas del crecimiento en los mercados emergentes y en las economías en desarrollo se ha reducido al 3.4%, puesto que la guerra inhibe todo impulso de corto plazo en las exportaciones de productos básicos debido al alza de los precios de la energía.
No obstante que se prevé que la inflación comience a disminuir en los próximos meses, para 2023 las expectativas para el crecimiento mundial están situadas en un crecimiento de alrededor del 3%, pues seguirán existiendo factores diversos como precios altos en productos básicos y restricciones monetarias.
Algunos de los riesgos están asociados a la intensificación de las tensiones geopolíticas, los crecientes factores adversos que pueden conducir a estanflación, el aumento de la inestabilidad financiera, la persistencia de las tensiones en la oferta y el empeoramiento de la inseguridad alimentaria.
Para el Banco Mundial, la comunidad internacional debería redoblar esfuerzos para mitigar las crisis humanitarias causadas por la guerra en Ucrania y los conflictos en otros sitios, así como aliviar la inseguridad alimentaria, además de ampliar el acceso a las vacunas para garantizar el fin duradero de la pandemia. Asimismo, sería prudente evitar la aplicación de medidas restrictivas a las exportaciones y poner controles de precios que terminarían por presionar a la alza los precios de los productos básicos.
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