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¿Por qué preferimos comer chocolate y no alimentos sanos?

«Anoche tenía tanta ansiedad que me comí una tableta de chocolate»¿Te ha pasado?. El hambre emocional nos llega a jugar malas pasadas y es algo que no siempre se puede controlar, pero en si ¿qué es exactamente?

Cristina Barroso nutrióloga señala que: 

«El hambre emocional es todo aquel que atiende a una necesidad no fisiológica, es decir no hay una necesidad de requerimiento nutricional como tal, no hay un estómago vacío, sino una necesidad emocional».

Normalmente relacionamos estos “impulsos” a emociones malas o negativas, la realidad es que son emociones no gestionadas o que nos está costando asimilar, el problema ocurre cuando se utiliza a la comida para gestionar emociones desagradables como la ira o el miedo pero también para transitar una sorpresa o una alegría extrema y en este caso no son emociones “negativas».

¿Se puede controlar?

Es crucial hacernos conscientes que es un impulso y no hambre realmente, en muchas ocasiones lo que pasa es que no identificamos el hambre emocional; la claves es ser honestos y hacer una introspección y ver que emoción es la que nos está costando gestionar; en ocasiones poder identificar el hambre emocional nos puede ayudar a tomar decisiones menos viscerales y hasta cambiar reacciones automáticas por respuestas elegidas.

HAMBRE EMOCIONAL
Imagen de Ryan McGuire en Pixabay

Lo interesante cuando tenemos hambre emocional es que se nos antojan los alimentos con poco valor nutricional y que además son rico en azúcar o grasa y esto se debe a que nos sentimos estresados y cuando este estrés se prolonga, el sistema nervioso  simpático se activa, esto quiere decir que el organismo entiende que hay una amenaza o un riesgo a la supervivencia; por ello el cuerpo empieza a pedir sustratos que le ayuden a sobrevivir, a correr más rápido, a huir con más agilidad, si se nos antojara comer dátiles o aguacate, no habría realmente estrés; lo que hace el azúcar y la grasa es activar el sistema de recompensa: esto es un sistema interno que cuando comemos alimentos muy ricos en glucosa o en grasas produce dopamina (la hormona de las adicciones) y esto no nos permite parar; ya entendiste cuando decías que solo ibas a comerte una galleta y terminas comiéndote el paquete completo; ojo con la culpa ya que va a generar más estrés y entonces podríamos caer en el sistema de recompensa del cortisol y la dopamina.

Cuando llegues a identificar el hambre emocional, no te alarmes;  lo importante es intentar poner remedio y tener en casa reservas de grasa y azúcar saludable. 

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