Una convivencia segura entre niños y macotas es más fácil de lo que se crees.
Quizás lo más importante es transmitirles a nuestros hijos que las mascotas no son juguetes, que son seres vivos y que como tales, en principio merecen respeto, y que deben ser gentiles y amigos cariñosos para ellas.
Al mismo tiempo, es fundamental que los pequeños aprendan cómo deben tratarlos, así como algunas medidas que los ayudarán a entender cuando su perro no está en un buen momento para jugar con ellos.
Hace unos días, Esther Charles, Médico Veterinario Zootecnista y Especialista en Comportamiento Animal de Mars Petcare, nos compartió cuáles son estas medidas en un podcast en Spotify para cuidar la convivencia entre los niños y sus perros: https://spoti.fi/31VjPNm.
A continuación, te cometamos los puntos más relevantes que se deben tener en cuenta:
Distancia y prudencia.
Una regla esencial es guardar la distancia y prudencia. Los niños suelen poner su cara muy cerca del hocico de sus mascotas, hay que procurar que no lo hagan ya que para muchos animales el hocico es un sistema de defensa que usan para gruñir o morder, por ejemplo.
También es importante que nuestros hijos no apliquen mucha fuerza al jugar con ellos o cuando los quieren abrazar, que no les jalen la cola o las orejas o que lo persigan si ya no quiere jugar porque podría tener una reacción inesperada con los niños.
La alimentación, una regla fundamental.
Algunos animales, aun cuando son domésticos, son territoriales y pueden llegar a tener un comportamiento agresivo cuando están comiendo.
Es recomendable que un adulto sea siempre quien los alimente y que nuestros hijos estén conscientes de que no deben acercarse a ellos antes de que terminen.
El descanso
El momento del sueño o descanso de las mascotas debe ser respetado. Al igual que en el caso anterior, algunos animales de compañía pueden ser territoriales cuando están descansando o durmiendo.
Lo mejor es evitar que adultos y niños se acerquen a ellos en esos momentos.
Reconocer señales de tensión
Es decir, si se está comportando de manera diferente o un tanto agresiva en algún determinado momento, nuestros hijos deben evitar acercarse a ella o agarrarlos de manera sorpresiva.
Por ejemplo, si nuestro perro reacciona alterado con el ruido de las motos o la visita de un extraño como un repartidor o el cartero, los pequeños deben entender que es un momento de tensión para el animal y deben de mantenerse a distancia.
Otro momento es cuando el animal de compañía está enfermo, sufrió algún accidente que le generó una herida o dolor; ya que podrían estar menos tolerantes o más irritables, como cualquiera de nosotros ante esa situación.
El nacimiento de cachorros y el periodo de lactancia.
Debemos recordarles a los niños que durante esta etapa en la que aún tienen la responsabilidad de cuidar a sus cachorros las perritas son muy protectoras, así que estarán más alertas a cualquier cosa que pueda amenazar la seguridad de sus crías.
El niño deberá esperar a que un adulto le ayude a tener a los cachorros cerca y siempre con supervisión.
Con información de Mars Petcare