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Las infinitas formas de ser. Leonora y el amor

Hoy quiero compartir con ustedes la vida de una vanguardista, una mujer que representa de alguna forma a tantas de nosotras.

Quiero contarles la vida de Leonora (Leonora Carrington), porque contarla es contar una obra de arte dentro de un mundo real.  

Un ejemplo de amor al arte, de amor al amor y de amor a la vida.

Leonora Carrington

Y escribo en presente, porque sigue viva a través de su legado, rebasando toda frontera humana para llegar hasta México donde formó una familia y se desenvolvió como escultora, pintora y escritora.

Quién es ella.

Por qué llega a nuestro país.

Leonora Carrington

Una mujer que camina con sentimiento puro y se deja llevar como el agua de cualquier río caudaloso y bravo, ante las prohibiciones de su época.

Así lo dice nuestro querido Octavio Paz:

«Leonora Carrington no era una poeta, sino un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sonrisa que se convierte en un pájaro”.

Auténtica como lo malo y lo bueno. Un ser real, con un corazón lleno de sueños. Tan humana y tan lejana de lo real, impulsa al máximo el surrealismo en nuestro país.

Nace en Inglaterra en 1917 y crece rodeada de historias de duendes, hadas, cobijada de cuentos celtas.

Adolescente enamorada, bajo el autoritarismo de un padre rico y dominante.  

Una artista que rompe con los esquemas de su época y se casa con Max Ernst; pintor surrealista, alemán, que es acusado durante la 2a guerra mundial de ser espía.

Ya encarcelado, Leonora regresa a España a petición de su padre, donde es internada en un hospital psiquiátrico hasta que logra escapar de él y es así que se encuentra frente a la embajada de México en Lisboa, para iniciar un viaje que terminará justo en nuestro país.

Leonora Carrington

México abre sus brazos.

Leonora llega a México huyendo de su dolor y en busca de libertad.  

Se naturaliza mexicana y se hace cómplice de nuestras leyendas y de nuestro lenguaje, se hace dueña de esas palabras que se enredan con colores y se nutren de las imágenes de tantas tradiciones.

Su amor es grande y es en la Ciudad de México donde vive la mayor parte del tiempo.

Se casa en segundas nupcias con Renato Leduc; escritor, periodista y diplomático mexicano en un breve matrimonio y gracias al cual conoce a personajes como Elena Poniatowska, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, José Luis Cuevas, Julio Cortázar, Aldoux Huxley y Remedios Varo, con quienes mantiene una gran amistad hasta su muerte.

La única que nos queda aún viva de todos ellos es Elenita.

Hace unos años la escuché hablar en un homenaje y ella se refería a la Carrington como a un ser sumamente interesante. Irrepetible. Una amiga entrañable.  

La Poniatowska tiene tantos recuerdos que es un sueño de muchos hablar con ella para saber tanto de aquellos intelectuales de época.  

Leonora, artista interminable.

Leonora combina todas esas partes de su vida y todo ese lenguaje de nuestra cultura.

Mezcla en su corazón temores, pérdidas, amores, fantasía, laberintos reales y creados y regala al mundo novelas, pinturas, esculturas, grabados y joyería en plata que llevan sus alegrías y tristezas, ese su temperamento se ve en ese tejido interminable que da a luz obras  como: «El mundo mágico de los mayas”, o como la increíble pintura de “La madre higo”.

Leonora Carrington, el mundo de los mayas
El mundo mágico de los mayas

Escritora de “Memorias de Abajo”, o “La Leche del Sueño”, donde resulta ser una relatadora dulce y simple.

Leonora está llena de lagartos, caballos, aves y seres de leyendas y los podemos ver en el Museo que lleva su nombre y que se encuentra en el pueblo de Xilitla en San Luis Potosí.

Leonora Carrington

Es nuestra y sigue viva a través de su arte.

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