La equidad de género en los Juegos Olímpicos ha sido una meta perseguida durante décadas, y para la edición 2024 se está logrando.
Desde la primera participación de mujeres en París 1900, donde solo compitieron 22 atletas femeninas, hasta llegar a la histórica paridad de género que se celebrará en París 2024, con un 50% de representación femenina y masculina. Este hecho no solo refleja un compromiso con la igualdad, sino también un reconocimiento al creciente interés y apoyo del público hacia los deportes femeninos, aunque aún enfrentan desafíos significativos en términos de cobertura mediática y visibilidad.
París siempre ha sido especial para el deporte femenil de los Juegos Olímpicos. En 1900, cuando recibió la segunda edición que duró cinco meses, atestiguó la primera participación femenil en unos Juegos. Este verano, 124 años después, tendrá una participación femenil equitativa: 50 por ciento.

La razón de esta igualdad es que el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió repartir las cuotas de calificación de manera equitativa: Cinco mil 250 mujeres y cinco mil 250 hombres. “Vamos a celebrar uno de los momentos más importantes de las mujeres en los Juegos Olímpicos, y en el deporte en general”, declaró Thomas Bach, presidente del organismo. Este avance se produce en un contexto donde, a pesar de que el 70% de la audiencia consume deportes femeninos, en 2022 estos eventos solo captaron el 16% de la cobertura mediática deportiva.
Para llegar a las festivas palabras de Bach, el camino se recorrió con lentitud y obstáculos desde aquel inicio del siglo XX cuando compitieron 22 mujeres. Las primeras en hacerlo fueron Mrs. Brohy y Miss Ohnier, representando a Francia en las pruebas de croquet, un deporte que ya desapareció. Junto a ellas hubo 975 hombres.
La presencia femenil fue creciendo en los eventos olímpicos hasta que en Ámsterdam 1928 y en Los Ángeles 1932 representaron más del nueve por ciento de los competidores, pero para Berlín 1936 cayó al ocho por ciento. Adicionalmente, se había prohibido a las mujeres competir en las pruebas de larga distancia del atletismo por “debilidad física”.
En Seúl 1988, las mujeres superaron por primera vez en la historia el 26% de participación, pero apenas significaba que había una mujer por cada tres varones.

Un paso hacia adelante fue en Sídney 2000, cuando se alcanzó el 38% gracias a que disciplinas que tradicionalmente solo competían los varones, ahora tenían categorías femeniles. Ejemplos de ello fueron el levantamiento de pesas (donde México y Colombia ganaron su primer oro femenil con Soraya Jiménez e Isabel Urrutia, respectivamente), además del ingreso de disciplinas como el taekwondo, clavados sincronizados y aguas abiertas en ambas ramas.
Para Atenas 2004 se superó la barrera del 40%, y en Londres 2012 todos los países que competían tuvieron al menos una mujer entre sus equipos representativos. Los organizadores los llamaron ‘Los Juegos de las Mujeres’. En Tokio 2020, la participación fue de 47.8%.
Ahora, París 2024 tendrá compitiendo al mismo número de mujeres y de hombres. Se llegó a esa cifra fundamentalmente porque deportes como atletismo, ciclismo y, especialmente, el boxeo crecieron en sus cuotas femeniles. En los Juegos pasados hubo 206 boxeadores y 80 boxeadoras.
El calendario de competencias también ha virado hacia la equidad, pero aún tiene deudas: en París 2024 habrá 152 pruebas de medalla para mujeres, 157 para varones y 20 mixtas.
El deporte olímpico ha dado un paso, pequeño si se toma en cuenta que, de acuerdo al Informe Mundial sobre la Brecha de Género 2023, aún faltan 131 años para alcanzar una plena paridad en el mundo.
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