San Charbel Makhlouf vivió 13 años como ermitaño.
En esta ocasión en Revista Única hablaremos de San Charbel cuyo culto se hizo popular en nuestro país en los últimos años esto por los favores que ha realizado. Tal vez lo has visto en los templos una imagen donde esta un monje con una túnica negra, barba blanca y los brazos extendidos en actitud de oración; en las estampas además lo acompañan un cedro de Líbano, un cáliz y la imagen de la Virgen María. Te daremos siete datos interesantes de la vida de San Chabel Makhlouf:
1. Un santo libanés.
Recordemos que el Líbano es el hogar donde habitan los Maronitas y la sede de sus Patriarcas; además forma parte de la llamada Tierra Santa. San Charbel nació en el seno de una familia campesina el 8 de mayo de 1828 en Beqakafra, a unos 140 km. del Líbano. Fue el quinto hijo de Antun Makhlouf y Brigitte Chidiac y lo bautizaron con el nombre de Yusef que significa José.
Antun padre de Yusef murió cuando éste era todavía un niño, por lo que su madre se encargó de la familia; a todos los hijos les dio ejemplo de virtud y fe. Al paso del tiempo, ella se casó de nuevo con un hombre devoto, quien después fue ordenado sacerdote. Es de mencionar que en el rito maronita, los hombres casados pueden ser sacerdotes.
2. Un hombre de oración.
Yusef desde niño fue devoto de la Virgen María. Estudió en la pequeña escuela parroquial del pueblo, y ayudó a su padrastro en el ministerio sacerdotal. De él aprendió a llevar una vida de oración. Cuando tenía años, fue pastor de ovejas y descubrió una cueva, a la que con frecuencia se retiraba para hacer oración. Esto le ocasionaba burlas de otros jóvenes pastores. Además del buen ejemplo de su padrastro sacerdote, dos de sus tíos maternos eran ermitaños pertenecientes a la Orden Libanesa Maronita, por lo que Yusef los visitaba con frecuencia para aprender sobre la vida de los monjes.
3. Cambio de nombre y de vida.
Cuando tenía 20 años de edad, Yusef era el sostén de su familia, y aunque era el tiempo adecuado para el matrimonio, decidió esperar. Tres años después, en 1851, eligió ingresar al convento de Nuestra Señora de Mayfouq, no le informó nada a su familia. Ahí renunció a su nombre bautismal de Yusef y escogió como nombre de consagración: Charbel. Dos años después profesó los votos perpetuos como monje en el Convento de Annaya, y posteriormente realizó sus estudios de filosofía y teología en el Monasterio de San Cypriano de Kfifen. Su madre le advirtió: “ve a ser un santo, o regresa conmigo ahora”.
4. Monje sacerdote ermitaño.
Se ordenó como sacerdote el 23 de julio de 1859, al poco tiempo regresó al Monasterio de Annaya, ahí pasó muchos años de su vida cuidando de enfermos, ayudando a sus semejantes y realizando trabajo manual en cosas humildes. Tuvo mucho amor a la Eucaristía y a la Virgen María. Cuando tenía 47 años solicitó permiso para vivir como ermitaño, en soledad y oración en la ermita de San Pedro y San Pablo. Comía una sola vez al día, y así vivió hasta los 70 años, en que Dios lo llamó a su presencia. Vivió como ermitaño 13 años.
5. Muerte y milagros.
A pesar de que san Charbel llevo una vida alejado del mundo, después de su muerte se hizo popular porque Dios quiso señalarlo con numerosos milagros. Su cuerpo se ha mantenido incorrupto. Suda un líquido rojizo semejante a la sangre, y ocurren prodigios de luz constatados por muchas personas. En 1950, al pasarle un lienzo por la cara, quedó impreso en la prenda el rostro de Cristo como en el Sudario de Turín. Estos acontecimientos hicieron que el pueblo lo venerara como santo, aunque la jerarquía y sus mismos superiores prohibieron su culto formal, en tanto que la Iglesia no pronunciara su veredicto.
6. Beatificación y canonización.
En el año de 1925, debido al constante culto del pueblo, el Padre Superior de la Orden solicitó al Papa Pío XI la apertura del proceso de estudio para la beatificación del Padre Charbel. Fue beatificado el 5 de diciembre de 1965 por el Papa Pablo VI, quien dijo en ese momento: “Un ermitaño de la montaña libanesa puede hacernos entender, en un mundo fascinado por las comodidades y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la penitencia y del ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios”. El 9 de octubre de 1977 fue canonizado, convirtiéndose en el primer santo oriental desde el siglo XIII.
7. San Chabel en México.
San Chabel es muy conocido en Medio Oriente y en toda la iglesia en América, pero particularmente venerado en México a partir de la inmigración maronita que inició en el siglo XIX. Su devoción se propagó muy rápido por el aumento de milagros. Parece que Dios desea utilizar este santo como signo de su deseo de unificar el Oriente con el Occidente.
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