El lápiz labial es un imperdible en la cosmética. Casi ninguna mujer sale hoy a las calles sin darle un toque de color a sus labios. Ellos son parte imprescindible de la sensualidad. Hoy en día, las cifras indican que en el mundo se invierten $ 8.000 millones de dólares en lápices labiales.
De símbolo de sensualidad a objeto tabú y emblema de la lucha feminista, Única te cuenta curiosidades sobre la historia del maquillaje más popular de todos los tiempos:
Lápiz labial.
1. El deseo de arreglarse y sobre todo de pintarse los labios es algo tan antiguo como el origen del hombre. Historiadores aseguran que hace 5 000 años, en la civilización mesopotámica, hombres y mujeres se maquillaban con una mezcla de joyas semi-preciosas trituradas.
Los egipcios también se pintaban los labios, con el propósito de demostrar status. El lipstick más famoso de la historia antigua es el de Cleopatra, elaborado a partir de la mezcla de escarabajos y hormigas.
2. Durante la Edad Media se asoció a prostitutas y las mujeres de clase baja. Este tabú se extendió por varios siglos y los sucesos, a posteriori, hicieron crecer la leyenda negra en torno al lápiz labial. La historia evidencia que aproximadamente en 1700 el parlamento británico aprobó que los hombres podían anular su unión conyugal si sospechaban que habían sido atraídos al matrimonio porque sus esposas usaran pintalabios y rubor. Hechos que asocian al lipstick con símbolo de brujería, práctica muy popular en la época.
3. El lápiz labial sólido se desarrolló en la Era de Oro islámica, durante el siglo X en el Medio Oriente, e investigaciones apuntan que su creador fue el cosmetólogo árabe Abu al Qasim al Zahrawi. El modelo con forma de crayón y protegido por seda era bastante frágil.
Extensa sería la historia de este cosmético hasta que en 1915 se creó el contenedor en forma de tubo, atribuido al norteamericano Maurice Levy. Este invento permitió que las mujeres pudieran llevar en su bolso el pintalabios. Ocho años después, en 1923, James Bruce Mason Jr. patentaría el primer contenedor giratorio, también en Estados Unidos.
4. La práctica de pintarse de rojo no es privativa de la contemporaneidad. En pleno siglo XVI, la reina Isabel I de Inglaterra impuso la moda al maquillarse de blanco todo el rostro y sus labios de rojo brillante. En aquella época el cosmético contenía cera de abeja para proteger la piel, práctica heredada de los chinos.
Fueron precisamente los asiáticos, quienes entre los siglos VII y X, en la dinastía Tang, agregaron aceites perfumados para darle mayor sensualidad a los pintalabios.
5. El crayón no ha sido solo símbolo de sensualidad. Dos hechos demuestran su uso con fines de inclusión social, y también propagandísticos. En 1912, la famosa actriz y empresaria Elizabeth Arden repartió por las calles de Nueva York crayones rojos a las féminas que luchaban por su derecho al voto.
Mientras que, en los días de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en «arma de guerra». Estimuladas por Winston Churchill, las mujeres debían mantenerse arregladas con el propósito de trasmitir al exterior una buena imagen y a la vez elevar la moral de los soldados. Así, llegaron a usar hollín, carbón vegetal y hasta remolacha para mantenerse elegantes, fuertes, seguras y atractivas, unos sentimientos especialmente preciados en tiempos de crisis.
6. En 1870 se vende por vez primera un lápiz labial. La casa francesa Guerlain, bajo la romántica denominación Ne m’Oubliez Pas (No me olvides), comenzó a comercializarlos. Asimismo, hasta los años treinta del siglo XX la marca Max Factor vendería los primeros brillos labiales.
7. Es un hecho: los hombres se ven más atraídos por mujeres que usan labial. Una investigación de la Universidad de Manchester asegura que los hombres miran por más tiempo a féminas con pintalabios. Según refiere el estudio, los hombres pasan un promedio de: 7,3 segundos mirando a una mujer con labial rojo; 6.7 segundos a las que llevan labial rosa, y solo 2.2 segundos a aquellas que no lo llevan.
Con información de: Garbos.
imágenes de: freepik.
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