La Hacienda San Juan Bautista, es un lugar único dentro de la ciudad de Puebla; ubicada al norte de la capital, donde especialistas aseguran fue un asentamiento prehispánico, existe un lugar que ha sobrevivido al tiempo.
La capital poblana esconde varios tesoros como túneles, volcanes pequeños, pirámides y hasta haciendas.
Estas últimas fueron construidas en nuestro país a partir del siglo XVI, durante la época colonial y fueron entregadas a los soldados de más alto rango de la Corona Española.
Con el paso de los años, estas obras arquitectónicas pasaron a formar parte del México independiente.
En la actualidad estas antiguas construcciones, han sido rescatadas para seguir conservando su belleza e historia, aunque muchas de ellas se trasformaron en lugares para eventos y hoteles lujosos.
En Puebla tenemos un sinfín de haciendas establecidas, tanto fuera como dentro de la capital poblana.
Según la página web haciendasdemexico.org una de ellas se llama Hacienda San Juan Bautista Amalucan y está ubicada al norte de la capital poblana, en una de las zonas más pobladas y donde especialistas aseguran que fue un asentamiento prehispánico.

La Hacienda San Juan Bautista Amalucan
La Hacienda San Juan Bautista Amalucan es un lugar único en su clase que ha sobrevivido al tiempo. Llena de historia que aún no se acaba de escribir e innumerables rincones majestuosos junto con sus bellos jardines y hermosa fachada, representan en conjunto siglos de trabajo, esfuerzo y dedicación, valores que perduran en ella.
Su historia
De acuerdo con su página oficial, esta hacienda fue construida y habitada en las faldas del cerro de Amalucan desde 1584, por un grupo de Jesuitas y estuvo dedicada a la cosecha y siembra de maíz.
Hasta 1726 su construcción terminó y las ganancias obtenidas en este sitio hicieron que se edificara el Colegio Jesuita, hoy edificio Carolino que pertenece a la BUAP.
Tiempo después vino la independencia, Juárez, las Leyes de Reforma, la expulsión de los Jesuitas, dejando la hacienda deshabitada.
Durante la batalla del 5 de mayo, también jugó un papel importante, pues fue ocupada por los batallones franceses días antes y después.
Al ser un sitio histórico, tuvo treinta dueños, hasta que en 1910 la familia Petersen adquirió la propiedad, y usando nuevas técnicas de cultivo, se produjeron cosechas buenas y abundantes, además de ganar varios premios por su éxito a nivel nacional.
Lamentablemente, en el año de 1972 estas tierras fueron invadidas y la Hacienda de Amalucan comenzó a decaer, hasta que en 1998 comenzó su rescate a través de varias restauraciones.
La actualidad
Actualmente pertenece a la Asociación de Propietarios de ExHaciendas de México A.C. y recibió el nombre de “Hacienda San Juan Bautista Amalucan”.
Por toda la belleza e historia que alberga este sitio, es uno de los lugares perfectos para organizar eventos sociales, religiosos y hasta empresariales.
En su interior cuenta con una iglesia vanguardista de la época de la Nueva España, muy del tipo Jesuita y hecha con la mano de obra indígena.

La iglesia
La construcción de la Iglesia de San Juan Bautista comenzó a mediados del siglo XVII (terminada en el año de 1726).
Es el conjunto del diseño Jesuita y la mano de obra indígena lo que hoy en día nos trae esta bella y antigua construcción vanguardista de la época de la Nueva España.
Déjese acoger por sus bellos retablos hechos en madera de cedro tallados a mano y su coro que vuelve a la vida los cantos gregorianos de nuestros antepasados.
La terraza
Lo que en un principio fuera el comienzo de un vasto campo de cultivo de maíz híbrido, con el tiempo fue tomando forma de un jardín majestuoso.
Después de plantar cientos de árboles de diferentes especies en el difícil suelo de tepetate, el jardín cobró vida con una réplica de las escalinatas del palacio de Sanssouci (1918) en Potsdam, Alemania.
La troje
Otra de las instalaciones que encontrarás es la troje más grande de Latinoamérica construida en sus comienzos con el fin de almacenar grano.
Construida en sus comienzos con el fin de poder almacenar grandes dimensiones (maíz desde el piso hasta el techo de nueve metros de altura y ochenta metros de largo), ahora, después de bastas reparaciones y restauración se puede apreciar su belleza y esplendor.
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