viernes, julio 26, 2024
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Gustavo A. Madero, el hermano del presidente que fue torturado y asesinado.

Un día como hoy 19 de febrero pero de 1913, Gustavo Adolfo Madero González sufrió una de las traiciones que marcarían la historia contemporánea de nuestro país, en manos del usurpador, Victoriano Huerta, conocido también como «El Chacal».

Un día antes Gustavo había acudido a almorzar al lujoso restaurante «Gambrinus» en compañía del traidor Huerta, ahí este le quitó la pistola a Gustavo para que no pudiera ofrecer resistencia, fue detenido y llevado preso al Palacio Nacional.

Eran casi las 12 de la noche de ese trágico 18 de febrero de 1913 cuando un emisario de “La Ciudadela” llegó a Palacio Nacional para informar a Huerta que el general Manuel Mondragón exigía la entrega de los presos que tenía en Palacio. Huerta se negó pues, aunque se había declarado presidente todavía no tenía las renuncias de Madero y Pino Suárez por lo que no quería arriesgarse a que estos se salieran de sus manos. Pero para complacer a Mondragón ordenó que fueran entregados Gustavo A. Madero y el intendente de Palacio, Don Adolfo Bassó Bertoliat a quien también había hecho prisionero.

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Ya en manos de Mondragón, Gustavo y Adolfo Bassó son condenados a muerte y arrojados a un grupo de soldados que bajo los influjos del alcohol y la mariguana envalentonados empezaron a insultar a los detenidos.

Gustavo se vio rodeado por cien soldados los que en medio de gritos, burlas e injurias lo patearon, abofetearon y golpearon con la cacha de sus rifles. A empujones lo llevaron al patio donde está la estatua de Morelos, chorreando sangre, con el rostro descompuesto por los golpes, con los cabellos en desorden y las ropas destrozadas, Gustavo ofreció dinero, suplicó que no lo matarán, recordó a su esposa y a sus hijos, a su hermano Francisco I Madero.

Los soldados reían, burlándose de él mientras le llamaban cobarde. Un desertor del batallón veintinueve de apellido Melgarejo con su bayoneta le sacó el único ojo que tenía. Ciego Gustavo, lanzó un doloroso grito de terror y desesperación. Se encogió con violencia de resorte y luego, quedó mudo.

Aun así, las burlas e insultos no cesaron, al contrario, empezaron a clavarle en el cuerpo las puntas de sus marrazos, de sus espadas, de sus puñales. Lo arrojaron hacia el patio y él, enloquecido de dolor, corrió tambaleándose, con las manos en la cara, bañado completamente en sangre. Mondragón contemplaba esta dantesca escena complacido.

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Como pudo el pobre preso se puso de pie y camino unos cuantos pasos mientras llamaba a su madre a gritos. Completamente ciego, tropezó contra la estatua de Morelos y cayó a los pies del monumento. En ese momento varios soldados dispararon sobre Gustavo. Pero ahí no termino todo, después de darle el tiro de gracia lo mutilaron, le arrancaron las partes nobles y lo cubrieron con tierra y estiércol.

Una vez terminada la orgía de sangre, abandonaron el cadáver hasta que amaneció. Después lo sepultaron ahí mismo. No sin antes despojarlo de sus pertenencias: sesenta y tres pesos, tres cartas de su esposa Carolina fechadas en Monterrey y un libro de apuntes que terminaba con la frase: «Todo está perdido. Los soldados no quieren pelear».

La familia de Gustavo A. Madero no supo nada de él, lo buscaron desesperadamente en los hospitales, en El Palacio Nacional, en la misma Ciudadela y nada, nadie les daba razón de su hijo, de su esposo. Tuvieron que pasar seis largos y tormentosos días llenos de angustia y esperanza de encontrarlo con vida hasta que una persona se compadeció del dolor de la familia y les informó que estaba enterrado a flor de suelo en la plaza de La Ciudadela. Inmediatamente acudieron con el general Mondragón a pedirle el cuerpo para darle cristiana sepultura, al principio el general se negó, pero después de tanta insistencia por parte de la familia, este accede a dárselos con la condición de que el entierro sea en completo secreto.

cultura y vida cotidiana, nexos.com

Su familia pudo identificarlo gracias a la camisa que tenía bordadas las iniciales “G.A.M.” y por el ojo de vidrio. Tenía tan solo 38 años de edad.

Con información de historias de tierra sagrada mi México.blogspot.com

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