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Experiencias sexuales particulares que derivan en disfunciones sexuales

Muchas de las problemáticas psicosexuales tales como la falta de deseo sexual, dificultades para lograr el orgasmo, la eyaculación rápida y la incapacidad para mantener una erección suficientemente firme durante el coito entre otras, derivan de experiencias sexuales particulares.

Estas experiencias sexuales particulares suceden cuando la persona -en su momento y por diferentes motivos-, no pudo manejar adecuadamente la situación y se alteró generando ansiedad y angustia en vez de satisfacción y placer. Estas emociones quedaron asociadas negativamente con la activación de la respuesta sexual (deseo, excitación y orgasmo), así que en adelante, la persona se enfrentará con una disfunción sexual.

La disfunción sexual en estos casos se adquiere en un solo acto (a partir de una única experiencia), en la que se articulan circunstancialmente -al menos- cinco series de elementos de forma simultánea: a) el referente interno: ciertas características de la personalidad, b) el detonante externo: la forma en que las cosas sucedieron, c) el factor subjetivo: la forma en que la persona esperaba que las cosas sucedieran, d) el resultado inmediato: un estado emocional alterado, e) la consecuencia: una disfunción sexual.

Todos estos eventos si duda, tienen un trasfondo bioquímico ampliamente explicado en otras publicaciones pero que, -equivocadamente-, tienden a presentarse como la causa y a describirse en primer plano cuando sólo constituyen el soporte químico de la experiencia. El cóctel bioquímico que está detrás de toda actividad física y emocional humana se produce en el cerebro y otras glándulas y modula esas actividades. La psicoterapia, al modificar subjetivamente la experiencia traumática y resolver el problema, induce al cerebro a responder bioquímicamente de otra manera reduciendo la producción de cortisol y aumentando la de serotonina y oxitocina por ejemplo.

La generalización involuntaria de la experiencia emocionalmente negativa asociada al desempeño sexual va minando la autoestima de la persona haciéndola sentir incómoda, incapaz, temerosa e insegura, afectando como consecuencia, sus vínculos, su status y su desenvolvimiento social. Esta parte social de la afectación nunca se siente tan abrumadora como en realidad es, porque el cerebro nos ayuda a irnos acostumbrado a lo que en un principio podría habernos parecido inaceptable.

Para dar solución a este tipo de problemáticas es necesario intervenir psicoterapéuticamente a nivel de la subjetividad de la persona; lo subjetivo -al que no siempre le damos la importancia que requiere al ser desplazado injustamente por las aproximaciones farmacológicas-, juega un papel preponderante en toda la actividad sexual aunque al fundirse con la excitación física pasa a segundo plano por momentos, pero no desaparece, y nos exige constantemente reafirmar o replantear conscientemente el motivo de la actividad en curso para lograr mantener un desempeño sexual óptimo.

Los motivos de la actividad sexual son muy variados, algunos de ellos son: obtención de placer, demostración de poder, expresión de afecto y muestra de posesión los que difícilmente aparecen con su propio nombre en primer plano, pero son los que verdaderamente mantienen o desactivan el deseo sexual y la excitación. Como puedes ver, la etiología de estas problemáticas sexuales tienen que ver con emociones y pensamientos y no con substancias químicas de forma directa por lo que el tratamiento indicado es la terapia psicosexual.

Sexólogo Alfonso Aguirre Sandoval.

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