Hace poco, la revista Única publicó su lista de las mujeres más poderosas del estado, y aunque algunos ya estarán rodando los ojos con el famoso «Es tiempo de mujeres», déjenme decirles algo: nunca ha sido más cierto.
Hoy estamos en un momento histórico donde, desde lugares que antes parecían imposibles de conquistar, las mujeres están reescribiendo las reglas del juego.
Y aunque todavía hay quien cree que «nos ganan los sentimientos» o que «no podemos con el poder,» estas mujeres son la prueba viviente de que no solo podemos, ¡sino que lo hacemos espectacularmente!
Empecemos con María Lilia Cedillo, quien ha hecho historia al ser la primera rectora de la BUAP. ¿Primera mujer? Sí. Pero también una líder que ha logrado transformaciones profundas en la universidad más importante de Puebla.
Ya se habla de su reelección, y no es para menos. Con su liderazgo, queda claro que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.
Luego está María Belinda Aguilar, presidenta del Tribunal Superior de Justicia, demostrando que la justicia también tiene un rostro femenino.
O la maestra Laura Artemisa García Chávez, quien desde la presidencia de la Junta de Gobierno en la LXII Legislatura no solo legisla; marca el ritmo.
Y no podemos dejar fuera a las empresarias, porque el poder femenino también construye economía.
Claudia Montesinos, por ejemplo, lidera un grupo que impulsa la vida de más de 700 familias. ¿CEO? Sí. ¿Inspiración? Definitivamente.
La lista podría seguir, porque en Puebla el talento femenino no se agota. Pero la verdadera lección aquí es que el tiempo de las mujeres no es una moda; es una realidad imparable.
Y no, no pedimos permiso para entrar a la mesa: nos sentamos, dirigimos la conversación, y de paso redecoramos el lugar.
Así que, para quienes todavía dudan que este es nuestro momento, echen un vistazo a estas mujeres. No sólo son nombres en una revista; son la fuerza detrás de cambios que se sienten en la política, la educación, la economía y más.
Porque sí, aunque suene repetitivo, es tiempo de mujeres. Y no nos vamos a disculpar por recordarlo.
