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Ernest Hemingway premio Nobel de Literatura

Fue galardonado con el Premio Pulitzer en 1953.

En esta ocasión en la Revista Única hablaremos de un escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX, quien nació un 21 de julio de 1899 en Oak Park, cerca de Chicago; fue el cuarto hijo del médico Clarence Edmonds Hemingway y la contralto Grace Hall, aprendió de su padre la pasión por la vida en contacto con la naturaleza, la caza y la pesca, su nombre completo Ernest Miller Hemingway. En su época de estudiante no destacó como un alumno brillante, pero si lo hizo como un gran deportista en boxeo, baloncesto, béisbol o fútbol americano. Empezó a escribir en las revistas de su instituto y cuando terminó sus estudios de bachiller en el año de 1917 no quiso ingresar a la universidad y se marchó a Kansas City para trabajar en el periódico Star. Así su primer contacto con la palabra escrita fue a través del periodismo, profesión que desempeñaría a lo largo de prácticamente toda su vida y que le permitiría viajar por el mundo y estar en primera línea de los grandes acontecimientos de la época. Hemingway colaboraría con una gran variedad de periódicos y revistas, en muchos casos como corresponsal, y especializándose en la crónica y el reportaje, géneros que redefiniría. Su paso por el mundo periodístico influyó en su estilo literario al utilizar frases breves y suprimiendo de sus historias todo lo que considerase añadidos innecesarios.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Hemingway intentó alistarse en el ejército en varias ocasiones pero siempre fue rechazado por un defecto en la visión. Con 18 años consiguió que le aceptaran como conductor de ambulancias para la Cruz Roja y fue enviado al frente austro-italiano. Una de sus primeras misiones consistió, según sus propias palabras, en “recoger trozos de seres humanos” en una fábrica de armamento que había explotado por accidente. El 8 de julio de 1918 fue enviado a primera línea en Fossalta di Piave para trasladar a un soldado malherido, pero él mismo recibió daños en una pierna. A pesar de esto, Hemingway trasladó al soldado hasta un hospital de campaña y solo entonces fue atendido, lo que le valió una condecoración y seis meses en un hospital. Allí tendría un romance con la enfermera Agnes von Kurowsky que inspiraría, junto a su breve experiencia en el frente, la novela Adiós a las armas (1929). Durante su estancia en el frente conoció a John Dos Passos, también escritor y periodista estadounidense con quien Hemingway trabó una gran amistad. La escasa diferencia de edad entre ambos hizo que se estableciera una relación entre iguales, una camaradería en la que coincidían en su espíritu aventurero, su forma de pensar y sus aspiraciones periodísticas y literarias. El momento culmen de Hemingway y Dos Passos lo vivirían en París durante los años 20, pero la muerte del filólogo y conocido común José Robles durante la Guerra Civil Española supuso un punto de inflexión ya que, aunque la amistad continuó hasta la muerte de Hemingway, no volvió a ser la misma.

Tras regresar a Estados Unidos y recuperarse de sus heridas, Dos Passos le animó a viajar a París y Hemingway embarcó con destino a la capital francesa como corresponsal del Toronto Star. Eran los años 20 y París era “donde había que estar” según el autor. La ciudad vivía un despertar cultural que atrajo a algunos de los nombres más conocidos de la llamada Lost Generation, aquella que tuvo que hacer frente a la vida de posguerra y a la destrucción que había supuesto la Gran Guerra. Durante su estancia en París, Hemingway entablaría amistad con F. Scott Fitzgerald y su esposa Zelda, Pablo Picasso, James Joyce, Gertrude Stein y Ezra Pound. Aquí empezaría a emplear textos más narrativos en sus crónicas y publicaría sus primeras obras conocidas, ambas formadas por una recopilación de relatos breves: Tres relatos y diez poemas (1923) y En nuestro tiempo (1924). De forma póstuma, en 1964, se publicaría París era una fiesta, memoria en la que se recoge su estancia en la ciudad.

Establecido en Europa, Hemingway pasaría gran parte de su tiempo viajando por el Viejo Continente para esquiar, cazar o pescar. Visitó España en varias ocasiones y quedó enamorado del país, encontrando en las corridas de toros y la fiesta de los sanfermines un espectáculo sorprendente. Hemingway definía las corridas de toros como “un juego a vida o muerte” y disfrutó tanto de su estancia en Pamplona y de su fiesta más conocida que la convirtió en escenario de su novela Fiesta (1926), cuyo título en inglés es The Sun Also Rises. En ella, se narra el viaje de unos expatriados de la Generación Perdida por Francia y España. En 1932 publicó Muerte en la tarde, un ensayo en el que describía el toreo como una ceremonia trágica más que como un deporte.

Ernest Hemingway era un hombre alto y fornido, de gesto duro y mirada penetrante que había demostrado en numerosas ocasiones su talento en el combate cuerpo a cuerpo. Conforme sus obras ganaban fama, se fue construyendo en torno a su figura la idea de que el escritor estadounidense encarnaba el máximo exponente de virilidad: boxeaba, cazaba, pescaba, bebía, tenía éxito entre las mujeres y una actitud temeraria que le llevó a vivir experiencias que bien podrían haber aparecido en sus novelas. El amor que Hemingway sentía por España le llevó, tras el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936, a viajar al país como corresponsal de guerra. Sus ideas de izquierda le hacían más cercano al bando republicano, por lo que dedicó sus esfuerzos no únicamente a cubrir la contienda en lugares como Madrid (bajo el asedio franquista), Belchite o Teruel sino también a recaudar fondos para ayudar al gobierno de la Segunda República. En 1938 publicó una obra de teatro llamada La Quinta Columna y en 1940 dio a conocer Por quién doblan las campanas, una de sus novelas mejor valoradas y la más vendida. En ella, Hemingway profundiza en la responsabilidad que tienen las personas, por acción u omisión, de lo que ocurre en el mundo.

A estas alturas, a nadie sorprenderá saber que Hemingway también estuvo presente en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. En los primeros meses, consiguió el permiso del gobierno estadounidense para instalar armas en su barco de pesca y realizar patrullas contra posibles ataques de submarinos alemanes. El escritor sentía una verdadera fascinación por el mundo militar y por lo que las guerras provocaban en el ser humano, así que consiguió ser enviado a Londres y pasó un tiempo siguiendo las heroicas misiones de la RAF. Se unió al 22º Regimiento dentro de la 4ª División de Infantería del ejército estadounidense y estuvo presente durante el mítico Día D. Dejándose llevar por la situación y el entusiasmo, Hemingway dejó de ser un simple observador y se unió a la resistencia francesa llegando a encabezar a un pequeño grupo de guerrilleros y siendo de los primeros en entrar en París durante su liberación.

Como periodista o por cuenta propia, Hemingway viajó por todo el mundo, se codeó con algunos de los personajes más interesantes de su tiempo y presenció acontecimientos que marcarían la historia posterior. Una de las principales virtudes de Hemingway como escritor era la capacidad que tenía para reflejar cómo era la sociedad y el contexto de cada momento, por lo que siempre intentó volcar las experiencias de sus viajes en sus textos y utilizarlas para plasmar sus recuerdos de forma realista y completa. Sus aventuras por Europa, su estancia en Cuba o los safaris por África fueron la semilla de la que brotarían algunas de sus mejores obras. Hemingway comenzó escribiendo cuentos y la crítica suele considerar sus historias breves como la mejor parte de su prolífico trabajo. Desde Las nieves del Kilimanjaro hasta Los asesinos, los relatos de Hemingway muestran tanto el dominio de ese estilo literario que tanto le caracterizó (brevedad cortante y concisión como medio para narras historias enormes pero ocultas a simple vista) como la profunda sensibilidad y la variedad de temas de los que el autor era capaz de hablar. Ernest Hemingway escribió diez novelas en las que trasladó el estilo propio de sus relatos breves a un formato más extenso en el que, sin perder su idea de mostrar únicamente lo imprescindible, podía desarrollar la trama y los personajes con un ritmo calmado que ocultaba una sucesión trepidante de acontecimientos. Entre sus títulos más conocidos se destacarían las ya mencionadas Fiesta, Adiós a las armas o Por quién doblan las campanas además de El viejo y el mar, Tener y no tener, El jardín del Edén o Al otro lado del río y entre los árboles. Esta última transcurría en Venecia y fue mal recibida tanto por la crítica como por el público general.

La teoría del iceberg. Influido por su trabajo periodístico, Hemingway afirmaba que sus textos estaban escritos siguiendo la teoría del iceberg. Según esta, y al igual que ocurre con las grandes masas de hielo que flotan sobre una superficie de agua, solo una parte queda expuesta y a la vista mientras que el grueso de la historia no se muestra pero está ahí. Hemingway tenía una habilidad especial para contar mucho con pocas palabras y hacer que en torno a su narración surgiera un entorno amplio del que el lector se hacía consciente conforme avanzaba en la novela.

Personaje mediático. El carácter abierto y cercano de Hemingway y su personalidad arrolladora le convertían en el centro de todas las miradas en cuanto llegaba a cualquier lugar. Conforme su carrera como escritor despegó, la sociedad fue dándole protagonismo y convirtiéndolo en un personaje mediático al dar a conocer sus vivencias y aventuras. Lo que de cara al público era un hombre seguro de sí mismo e incluso fanfarrón (llegó a decir que boxearía con cualquier editor que no reconociera su talento), ocultaba en realidad una mente compleja y mecánica que se exigía como escritor mientras veía cómo el mundo idealizado que tanto le ilusionó en su juventud desaparecía.

Cuando no estaba viajando, Hemingway estableció su residencia en la isla de Key West (Cayo Hueso en español), junto a Florida. Adquirió su casa en 1931 y residió allí junto a su entonces esposa, Pauline, y sus hijos Patrick y Gregory hasta que se marchó a Cuba en 1940. Su periodo de mayor creación literaria lo vivió en la casa de Key West, que compartía con decenas de gatos y varios perros. Cuando Hemingway se marchó, la casa siguió siendo utilizada por Pauline hasta su muerte en 1951 y desde entonces quedó vacía salvo por algún alto en el camino de Hemingway a Cuba o Idaho. Actualmente, la casa del escritor es conservada como museo en torno a la figura de Hemingway.

Hemingway había visitado Cuba en numerosas ocasiones y se sentía realmente cómodo en el ambiente caribeño y cercano a la naturaleza de la isla. Después de su último viaje a España durante la Guerra Civil compró la famosa Finca Vigía en la Habana y pasaría allí largos periodos de tiempo. Hemingway disfrutaba con la vida sencilla de la isla, estando en contacto con los locales y dedicando su tiempo libre a la caza y la pesca. De su etapa en la isla obtendría la inspiración para escribir El viejo y el mar (1951). En 1960 decidió abandonar la isla tras comprar una casa en Ketchum, Idaho, un lugar completamente distinto a Cuba.

En 1953, Ernest Hemingway fue galardonado con el prestigioso Premio Pulitzer por su novela El viejo y el mar, considerada por muchos como su obra maestra y que supuso una enorme mejora en cuanto a calidad literaria respecto a su anterior libro, Al otro lado del río y entre los árboles. En 1954 se le concedería el Premio Nobel de Literatura por la misma novela, premio por el que Hemingway no mostró demasiado entusiasmo ya que creía que se lo habían dado porque el año anterior había corrido el rumor de que había muerto en un accidente de avión en África. Hemingway decía que “ningún autor que conociera había vuelto a escribir como en la obra por la que le dieron el premio después de recibirlo”.

El escritor era un mujeriego, de eso no hay duda. A lo largo de su vida se casó cuatro veces: en 1921 y hasta 1927 con Hadley Richardson, desde Pauline Pfeiffer desde 1927 hasta 1940, de 1940 a 1945 con Martha Gellhorn y con Mary Welsh desde 1946 hasta su muerte. Sus relaciones solían comenzar como apasionadas aventuras que se consumían rápidamente y en las que amantes y otros problemas eran recurrentes. Hemingway era proclive a reconocer que su forma de ser y carácter solían ser la causa de las rupturas. El escritor tuvo tres hijos, uno con su primera esposa y dos con la segunda.

Ernest Hemingway nunca tuvo remilgos a la hora de presentarse como un intelectual de izquierda, cercano a las ideas socialistas. Su participación en la Guerra Civil Española, donde siempre estuvo del lado republicano y entró en contacto con hombres del régimen soviético hizo que existiera una leyenda en torno a la posible labor de espionaje realizada por el escritor, tanto para el gobierno estadounidense como para la URSS. Esto pudo haberle puesto en el punto de mira del senador McCarthy durante la caza de brujas anticomunista y la simpatía que demostró hacia la causa de la revolución cubana y la figura de Fidel Castro no suavizó las cosas. Durante sus últimos años de vida, Ernest Hemingway estaba convencido de que J. Edgar Hoover se la tenía jurada y que el FBI le seguía, leía su correo y espiaba sus llamadas. Aunque sus conocidos más cercanos asocian la historia del espionaje con parte de la leyenda que existe en torno al escritor y sus delirios persecutorios con un deterioro de sus capacidades mentales, existen ciertos documentos que parecen respaldar ambas teorías.

Clarence Edmonds Hemingway, padre del escritor, se suicidó en 1928 tras una larga enfermedad y graves problemas económicos. Algunos de sus amigos más íntimos, como Scott Fitzgerald, ya habían muerto y el maltratado cuerpo de Hemingway, que envejecía mal después de numerosas lesiones y accidentes y un consumo abusivo de alcohol, empezaba a limitar las aventuras que le hacían sentir joven de nuevo. El mundo cambió rápidamente después de la Segunda Guerra Mundial y Hemingway se sentía cada vez más alejado de él.

Aunque intentó refugiarse en sus textos como había hecho otras veces para encauzar su vida, en esta ocasión no fue capaz de hacerlo. Sus últimos meses los pasó sufriendo graves dolores corporales y padeciendo depresión y ansiedad siendo hospitalizado en dos ocasiones, una de ellas tras un fallido intento de suicidio. El 2 de julio de 1961, tan solo un par de días después de recibir el alta de la Mayo Clinic de Minessota, Ernest Hemingway esperó a que su esposa Mary saliera de su casa en Ketchum, cogió una de sus escopetas de caza y se quitó la vida tomando la misma decisión que años atrás había tomado su padre y que él había calificado de “cobarde”.

La mayoría de personajes protagonistas en las novelas de Hemingway, que solían tener algo de autobiográficos, se presentaban como héroes dramáticos con un férreo código de honor y un sentido de la responsabilidad que les llevaba hacia un aciago final. Estos guardaban una especie de relación amor-odio con la muerte, a la que respetaban y aceptaban llegado el momento pero sin buscarla ni desearla, sino entendiendo las emociones y aventuras de la vida como los únicos momentos en los que se vence a lo inevitable. Hemingway, que vivió compartiendo con sus personajes ese planteamiento, vio cómo su mundo se desvanecía poco a poco y decidió que la vida era algo que ya no quería soportar más.

Te decimos algunos datos curiosos del autor:

Nació en Oak Park, Illinois, el 21 de julio de 1899, fruto de la relación del médico Clarence Hemingway y la música Grace Hall.

Durante su juventud fue aficionado al boxeo, a la pesca y al fútbol americano.

Aproximadamente dos años antes de graduarse, publicó su primer escrito en The Trapeze, el periódico de Oak Park and River Forest High School, en su escuela.

En 1918, con 18 años, fue enviado a Italia para combatir en la Primera Guerra Mundial. Condujo ambulancias en ese país y Francia.

Después de prestar servicio, al término de la guerra, trabajó en el Toronto Star, diario canadiense en el que sirvió como corresponsal en París.

En 1923 se radicó en la capital francesa con Hadley Richardson, su primera esposa. A una ciudad que se caracterizaba por los huéspedes ilustres como James Joyce, Francis Scott Fitzgerald y Ezra Pound fue a parar el joven Hemingway.

Después de leer El Gran Gatsby y de publicar varios relatos en revistas francesas y norteamericanas, Hemingway apuesta por la novela. Aguas Primaverales es su debut en este género.

Un año después ambos abandonaron París para radicarse en Estados Unidos. En Kansas City nació Patrick, el segundo hijo de Hemingway.

En 1928 publicó Adiós a las armas, novela con la que se consagró como un escritor relevante. En estos años vivió entre Florida y Wyoming con su esposa Pauline.

El 12 de noviembre de 1931, nuevamente en Kansas City, nació Gregory, su tercer hijo. Para entonces Hemingway se las arreglaba para hacer una vida de viajero que incluyó visitas a la Isla de Cuba.

Durante esta década viajó con su familia a África y compró un yate, al que llamó Pilar, para recorrer el mar Caribe. Algunas de sus experiencias en esa época están retratadas en obras posteriores.

A finales de los treinta trabajó como corresponsal de la Guerra Civil Española. En esa oportunidad se reencontró con la periodista Martha Gellhorn, a quien ya había conocido en Florida. En 1937 los dos vivieron un romance que terminaría con su separación de Pauline.

Su relación con Martha tuvo un segundo aliento en Cuba, exactamente en un lugar conocido como Finca Vigía, una casa campestre que se mantiene en pié. Luego de firmar la separación de Pauline, Hemingway contrajo matrimonio por tercera ocasión el 20 de noviembre de 1940, en Wyoming.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Hemingway viajó a Europa otra vez como corresponsal. Estuvo en el desembarco de Normandia y en la liberación de París. En este tiempo se enamoró de la periodista Mary Welsh.

En 1946 se casó por cuarta vez, en esta ocasión con Mary Welsh. Mientras estuvo con ella escribió Al otro lado del río y El Viejo y el mar, novela con la que ganó el Premio Pulitzer en 1953.

En octubre de 1954 recibió el Premio Nobel de Literatura, galardón que no fue a recibir en Estocolmo por problemas de salud. Su casa en Cuba rápidamente se llenó de periodistas que informaron sobre su adicción al alcohol. De este país salió después de la Revolución Cubana, hecho con el comulgó mientras Estados Unidos y la Isla entraron en conflicto político.

Al abandonar Cuba, Hemingway dejó en Finca Vigía infinidad de manuscritos, 2.000 de los cuales aún conserva el gobierno cubano. Dichos manuscritos se han estudiado durante décadas; según el diario El País, de España, el Nobel “prefería escribir ­–de pie con zapatillas de andar por casa, primero a mano y luego a máquina–, en su luminoso cuarto”.

1960 es el año en que los Hemingway salieron de Cuba para volver a Estados Unidos. A pesar de su delicado estado de salud, que incluyó afecciones en el hígado y corazón, la revista Lige Magazine lo contrató para escribir notas sobre corridas de toros en España.

En Ketchum, Idaho, el 2 de julio de 1961, preso de una depresión que arrastraba desde finales de los cincuenta, Hemingway se disparó en la cabeza con una escopeta.

Con información de Muy Historia y El Espectador

Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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