No sé si fue sueño
o el milagro de la vida
que me trajo al mundo de regreso
sin aviso ni efecto ostensible
pero me vi dentro y flotaba
sobre el manantial mismo
de la azarosa vida que me cubre
hasta los rincones más álgidos
con las manos extendidas
y tu vientre en ebullición
y en cascada proyectada
por esa tenue ráfaga angelical
los ojos cerrados pero abiertos
a esa hirsuta tarea de verme
devolviéndome por tu ombligo
que eyecta a destiempo la savia
amoldándose a olas y chispas
que balbucean cada recuerdo
advertido entre tus axilas y exentos
paseos cuyo destino es tu centro
encontrándose en la descripción
tan breve como el cielo
de los puntos que distraen la mirada
ya hundida en la voltereta.
No supe cómo despertar o soñar.
Jamás volví a esa diminuta playa.
No regresaron sus torbellinos.
Mis pies hundieron en la nada de arena.
Al final recomenzaba extenuado.
De la lucidez se dejó caer la línea
tan recta como los pies hundidos
que ya caminábamos descalzos.
Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com