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Botero, peculiaridades de su arte

Un 19 de abril de 1932 nace Fernando Botero, reconocido pintor y escultor colombiano.Hoy que recordamos su nacimiento, te dejamos algunas peculiaridades de su arte.

Su personal estilo, que tiene entre sus rasgos más identificables el agrandamiento o la deformación de los volúmenes, ha merecido la admiración tanto de la crítica como del gran público, que no puede sustraerse a la singular expresividad de una estética en la que las problemáticas humanas y sociales ocupan un lugar prioritario.

En 1944 asistió a la escuela de tauromaquia en la plaza de La Macarena de Medellín, con el banderillero ‘Aranguito’, pero tuvo un percance con los toros, lo que hizo que él los dejara. En ese momento no se imaginaba que su verdadera vocación era la pintura.

Es de notar que en ese período hizo su primera obra, una acuarela de un torero. Una vez que su familia comprendió su vocación, Botero realizó su primera exposición en Medellín en 1948.

Realizó ilustraciones para un periódico local (El Colombiano), con lo que financiaba sus estudios, redactó un artículo sobre Picasso, lo que le acarreó la expulsión del Colegio Bolivariano, plantel en el que estudiaba, ya que sus dibujos fueron considerados como obscenos.

Sus primeras obras de retratos, paisajes y escenas costumbristas estaban realizadas con una pincelada muy suelta, que se iría empastando progresivamente, al tiempo que tanto la perspectiva como las figuras se volvían arbitrarias.

A principios de los años sesenta, Fernando Botero se estableció en Nueva York, donde sus pinturas le granjearon una notable popularidad en el mercado artístico estadounidense.

Entre sus obras más conocidas cabe destacar La alcoba nupcial, Mona Lisa a los doce años y El quite.

Itineró entre sus afamados estudios de esculturas de Pietra Santa, Italia y los de pintura en París (Francia), Nueva York (Estados Unidos de América) y de Montecarlo (Principado de Mónaco); así mismo, dedicó tiempo al dibujo algunos días del año en Zihuatanejo, México y Rionegro, en Colombia.

Su traslado a París coincidió con sus primeros trabajos escultóricos, que compartían las características de su obra pictórica.

El estilo de Botero, plenamente figurativo, se caracteriza en lo plástico por cierto aire naïf, y en lo temático por la representación de personas y animales siempre como figuras corpulentas, incluso claramente obesas.

A su regreso a Bogotá, con el óleo Frente al mar ganó el segundo puesto en el IX salón nacional de artistas.

En 1952, con el dinero recibido por el premio y con la venta de algunas de sus obras, Botero llegó a Europa en el barco italiano «Uso dimare», que salía desde el puerto de Buenaventura en el Pacífico colombiano. Llegó a España, primero a Barcelona y se estableció luego en Madrid, donde se inscribió en la Real Academia de Arte de San Fernando​ y para garantizar su sostenimiento, hacía dibujos y pinturas a las afueras del Museo del Prado.

Botero se casó con Gloria Zea, con quien en 1956 partió a Ciudad de México. Nuevas influencias se fueron haciendo visibles en su obra, especialmente la del pintor colombiano Alejandro Obregón con su lenguaje moderno y la del mexicano Rufino Tamayo con su desbordante color.

Entre 1961 y 1973 fijó su residencia en Nueva York. Luego viviría en París, alternando su residencia en la capital francesa con largas estancias en Pietrasanta o su finca en el pueblo cundinamarqués de Tabio.

Hacia 1964, Fernando Botero hizo sus primeras incursiones en el campo escultórico con obras como Cabeza de obispo, figura que, hecha en pasta de aserrín y con ojos de vidrio, tenía claras reminiscencias de la imaginería colonial barroca.

En la década de 1980 Fernando Botero se convirtió en uno de los artistas vivos más cotizados del mundo, y algunas esculturas suyas realizadas en bronce, mármol y resina fundida (Mujer a caballo, Perro, La corrida, etc.) pasaron a ser parte integrante del paisaje urbano de muchas ciudades.

Convertido ya en uno de los artistas vivos más cotizados del mundo, Botero no ha dejado nunca, sin embargo, de alzar la voz contra la injusticia y de mantener su arte en línea con la realidad histórica y social.

Sirve para ilustrarlo una de sus más recientes series pictóricas, la que realizó sobre las torturas cometidas por los marines en la cárcel iraquí de Abu Ghraib (2003), en el marco de la ocupación norteamericana de Iraq.

Presentada en 2005 en el Palacio Venecia de Roma, la fuerza de esta colección de cincuenta lienzos atestiguó además que el pulso y la creatividad del artista no ha menguado en absoluto con los años.

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Aline Paz
Me considero una mujer librepensadora, sin ganas de convencer a nadie, pero con ánimo de cuestionar. Licenciada en Filosofía por BUAP y Maestra en Alta Dirección e Inteligencia Estratégica. En el ámbito educativo participé en diversos congresos académicos como revisora y ponente; además, colaboré con edición y artículos en revistas universitarias y empresariales. Así como en revistas independientes, culturales y de cine. En el ámbito laboral me he desempeñado en el sector público, en un área que me gusta, dependencias de asistencia social, en los tres órganos de gobierno, en temas de planeación y evaluación. En Revista Única soy miembro fundador y colaboro en las secciones de Sexualidad, Travel, Cultura, Tecnología y, con especial convicción, en temas de Feminismo.

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