sábado, mayo 18, 2024
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6 hábitos que nos hacen engordar

Engordar no es solo cuestión de comida, es decir, no solo es lo que comemos, sino cómo lo comemos. A la hora de mantener nuestro peso a raya es importante prestar atención no solo a los nutrientes que incluimos en la dieta y a las calorías que ingerimos (y que quemamos después). Es necesario ir más allá porque hay ciertos hábitos del día a día que afectan al peso y que nos pueden estar haciendo engordar de manera subliminal, sin que nos demos cuenta. Repasamos algunos de ellos.

6 malos hábitos.

1. No respirar correctamente.

Respirar conscientemente no ayuda a quemar más calorías o grasa -aunque haya algunas teorías que lo refrenden- pero respirar de forma consciente, influye positivamente en el metabolismo energético y, sobre todo, ayuda a comer mejor. De forma directa es poco probable que el hecho de respirar mejor haga que perdamos más grasa corporal. Más bien se trata de que si respiramos de forma consciente nos ayudará a comer más conscientemente, a disfrutar más de la comida y, por tanto, a comer menos cantidades.

2. No merendar.

Aunque por la noche es cuando el metabolismo se ralentiza -de ahí que sea conveniente cenar antes y ligero-, las cenas para muchas personas son un momento de relajación en el que es fácil cometer excesos. Sin embargo,  la merienda es una comida importante para frenar el hambre físico y emocional de cara a la cena. Incluye alimentos saciantes con bajo aporte calórico como fruta, vegetales cortados en bastones, fruta congelada, yogures.

3. Compensar antes de una gran comida (o de una gran cena).

En época de excesos culinarios, la clave es compensar. Pero, tal y como explican los nutricionistas, siempre es mejor compensar después de ese exceso y no antes. ¿El motivo? si a la hora de compensar se deja de comer antes de la cita o se come muy poco, se llega a ese momento con más hambre de lo habitual y con más ganas de comer. Eso también crea un efecto placebo en nuestra cabeza que nos hace creer que como comeremos menos a lo largo del día tenemos barra libre en esa comida generando un descontrol mayor de lo qué comemos y cuánto comemos.

4. Botanear mientras se trabaja, o se ve la tele.

Comer delante del ordenador o mientras se ve la tele es un hábito que boicotea los principios básicos del mindful eating. Comer de forma consciente, saboreando lo que se come, masticando, comiendo despacio y siendo consciente de lo que ingerimos, nos ayuda a comer mejor (y menos). Sin embargo, si se come delante del ordenador se pierde ese control y consciencia, lo que implica comer más deprisa, alternado los procesos digestivos. ¿La clave? es masticar el sólido hasta convertirlo en líquido y masticar el líquido como si fuera sólido. Una correcta digestión comienza con la masticación, producto de todas las enzimas que se liberan en la saliva. Si tragamos rápidamente, nos estamos saltando una parte fundamental del proceso digestivo, lo que nos puede generar un déficit en la absorción de nutrientes, aumentando nuestra ansiedad.

5. No dormir.

Un estudio de American Journal of Clinical Nutrition cifró el número de calorías de más que ingerimos cuando no dormimos bien: unas 300 al día. Y es que la privación del sueño aumenta el número de decisiones que tomamos de forma impulsiva. Y eso también afecta a la comida y a las hormonas que regulan nuestro comportamiento alimentario: leptina y grelina. La falta de sueño disminuye los niveles de leptina (la hormona que da la sensación de saciedad al cerebro) y aumenta la de grelina que es la que estimula el apetito. Por si fuera poco, hay otra investigación que ha puesto cifras a la relación  de sueño y peso: durante un año una persona puede perder casi siete kilos durmiendo una hora extra al día.

Imágenes de: https://www.freepik.es/

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