1. Empezamos el día como se debe
Para argumentar que la cocina mexicana es la mejor debemos empezar por la comida más importante del día. Los mexicanos nos tomamos el desayuno muy a pecho y mientras en mucho otros países la arman con un café y una dona, en México tenemos algunos de nuestros platillos más icónicos asociados con la comida matutina. Huevos rancheros, en salsa o a la mexicana, chilaquiles, pancita, consomé, birria, tacos de barbacoa, sopes, tamales, molletes… la lista sigue y está llena de especialidades locales y opciones para todos los gustos y todos los bolsillos. Claro que la vida moderna —especialmente en las ciudades— nos ha ido obligando a dedicarle menos tiempo al desayuno y a andar con prisas desde temprano, pero hasta para eso hay remedio: una torta de tamal verde y un atole de canela para llevar, ¡por favor!
2. Hay de chile, de mole y de manteca
La diversidad de sabores en México es abrumadora. Claro que tenemos ingredientes comunes como el maíz, el frijol y el chile, piedras angulares de la nutrición mexicana, pero esta solo es la base sobre la que se desarrolla una de las gastronomías más interesantes y variadas del mundo. No es lo mismo un tlayoyo de alberjón de la sierra poblana que una tlayuda oaxaqueña o un huarache chilango; aunque en los tres casos se trate de maíz con alguna leguminosa y salsa. Como bien dicen por ahí, el diablo está en los detalles.
Otro caso similar son —de nuevo— los tamales. Hasta el puesto más modesto tiene opciones picantes, saladas, dulces y vegetarianas. Ya de la diversidad de este platillo a nivel nacional mejor ni hablamos. Bien podrías comer tamales cada día durante todo un año sin aburrirte. Eso sí, le tendrías que meter más horas al gym, porque entre toda esa diversidad, aún nos falta inventar el tamal light.
Que conste que solo hemos hablado de algunos de los elementos más comunes de la gastronomía mexicana. Ya si vamos a hablar de diversidad, vamos a abundar en el tema…
3. Cada región domina en su especialidad
El noreste con el cabrito, la costa del Pacífico con su excelencia en mariscos, la península de Yucatán y su influencia maya, Oaxaca y sus platillos ancestrales, la comida conventual en Querétaro, Sonora y su excelencia en la producción de carne, los grandes platillos poblanos, Michoacán y el mantenimiento de una tradición gastronómica que le valió ser reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad… Detrás de cada región en México hay una identidad culinaria característica, fuente de orgullo para quienes resguardan su conocimiento y un verdadero deleite para quienes gustan de probar lo mejor de cada uno de los rincones de México.
No es una exageración decir que muchos estados de México tienen una tradición gastronómica que supera fácilmente a la de muchos países del mundo. Mientras más te adentras en el mundo de la comida mexicana, más sorpresas te encuentras.
4. Comida fusión
La gastronomía mexicana es el resultado de una reinvención continua. Al igual que en el resto de los países centro y sudamericanos, la comida mexicana es una fusión de elementos originarios que preceden a la llegada de los europeos y la cultura gastronómica que se construyó durante la época colonial y hasta nuestros días. Sin embargo, México tiene algunas características que lo hacen destacar dentro de la región.
En el territorio que hoy es México se asentaron algunas de las culturas más importantes del mundo antiguo, incluyendo a los mayas y a los mexica. Las grandes culturas mesoamericanas y los pueblos de México septentrional forman las raíces de la gastronomía mexicana, pero no menos importante ha sido el papel de México como uno de los principales puertos mercantes del mundo desde el siglo XVI, lo que convirtió al país no solo en un crisol de culturas, sino de ingredientes de los más diversos orígenes. También hay que tener en cuenta que —a diferencia de otros lugares de América— en la mayor parte del territorio mexicano se dio una colonización y no un exterminio de las culturas nativas. Esto permitió que el conocimiento gastronómico de la antigüedad permeara de forma natural en las cocinas coloniales y que incluso se mantuviera intacto en algunos casos.
5. Su majestad, el mole
México cuenta con más de cincuenta variedades de mole, un platillo de reyes que data de la época prehispánica y que se ha ido reinventando con el pasar de los siglos. Se trata de un platillo especial, protagonista de fiestas y eventos especiales. Su elaboración es laboriosa y requiere de muchas manos y mucho más tiempo si es que se quiere elaborar desde cero. Tan sólo en Oaxaca existen siete moles distintos, siendo el mole negro el más famoso fuera del estado. El mole negro cuenta con alrededor de cuarenta ingredientes, aunque hay versiones como la del chef Enrique Olvera que cuentan con más de cien.
6. Hay opciones para todos los bolsillos
En las ciudades y pueblos de México puedes comer increíblemente bien y variado con lo que en otros países no te podrías comprar ni un paquete de galletas. Los puestos de comida callejera, los mercados y las fondas son templos de la comida económica. Además, en cualquier ciudad de México hay representantes de este tipo de lugares que son verdaderas joyas gastronómicas camufladas como cualquier otro local del mercado o puesto de tacos.
Claro que también tenemos restaurantes de clase mundial en los que puedes probar lo más refinado de nuestra gastronomía tradicional y un sinnúmero de lugares de tradición con especialidades que se han ido refinando a través de las generaciones. México es un buen lugar para ser foodie, sin importar tu presupuesto.
7. Tenemos una tradición agrícola milenaria
Apenas el año pasado la UNESCO incluyó el Valle de Tehuacán-Cuicatlán en la lista de Patrimonios Mundiales de la Humanidad. Una de los criterios para su inclusión es que este lugar es cuna de la agricultura en Mesoamérica. Fue en el centro de México donde se domesticaron especies vegetales que hoy tienen gran importancia comercial como el maíz, el chile, el amaranto y la calabaza. Esta tradición milenaria es responsable de algunos de los sistemas agrícolas más innovadores del mundo, como la milpa —un agroecosistema sustentable basado en el cultivo de maíz— y la agricultura de chinampas —un sistema de producción utilizado en zonas lacustres.
8. El pan dulce está fuera de control en México
¿Por qué no hay panaderías como las de México en todos lados? Hay algunas cosas que los mexicanos damos por sentado y el pan dulce —con su variedad y omnipresencia— es una de ellas. Y es que uno no se imagina que algo tan básico y tan sabroso no sea parte de la cultura gastronómica mundial. La triste realidad es que las orejas, los moños, los cubiletes, las chilindrinas, los ojos de pancha, las conchas, los bigotes, las banderillas, las piedras, los cuernos rellenos, los garibaldis, los panes con queso y nata… todos y cada uno de ellos solo se encuentran en las panaderías de México y conseguirlos fuera de nuestras fronteras es todo un logro.
9. Siempre hay ingredientes frescos
El campo mexicano produce mucho y produce todo el año. La diversidad de climas y procesos productivos hacen que México cuente con una alta variedad y calidad de materias primas. Además de contar con arroz, café, chocolate y vainilla de calidad mundial, tenemos abundancia de frutas y verduras frescas durante todo el año y un recetario inmenso para poner todos estos insumos a trabajar.
10. Tenemos el taco
Comodín de la gastronomía mexicana y uno de los elementos más identificables de nuestra cultura. El taco es el gran democratizador de la sociedad mexicana y las taquerías son un elemento cultural que tienes que vivir para conocer la cultura mexicana más a fondo. Desde el taco con sal hasta los tacos de suadero afuera del trabajo, este es un alimento que nos ha acompañado por toda la vida y al que se recurre ante cualquier circunstancia, sin miramientos y sin pretensiones. En México todo se puede acomodar en un taco y un taco no se le niega a nadie.
Fuente: Matador Networt