Según la Casa Blanca, estas unidades navales actuarán como plataforma de vigilancia, interdicción y apoyo en operaciones conjuntas con agencias como la Guardia Costera y la DEA.
El presidente Donald Trump ordenó el despliegue de barcos de la Marina de EE. UU. en aguas cercanas a la costa venezolana como parte de una ofensiva para combatir las redes del crimen organizado y narcotráfico.
Las autoridades estadounidenses indican que la acción busca cortar rutas marítimas usadas para transportar fentanilo y precursores químicos desde Venezuela hacia mercados de EE. UU.
La operación incluye patrullas de alta velocidad, monitoreo satelital y autorización para intervenir embarcaciones sospechosas. Maduro reaccionó calificando las maniobras como “actos de agresión” y advirtió que toda incursión será considerada como una amenaza al territorio venezolano.

CONTEXTO POLÍTICO
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el despliegue de una flotilla de barcos de la Marina estadounidense frente a las costas de Venezuela como parte de una nueva ofensiva para combatir a los carteles del narcotráfico que, según el gobierno norteamericano, operan con apoyo de funcionarios del régimen de Nicolás Maduro.
La medida se da en el marco de un endurecimiento de las políticas de seguridad regionales impulsadas por la Casa Blanca.
El Pentágono confirmó que la operación incluye destructores, fragatas y buques de apoyo logístico, equipados con tecnología de vigilancia satelital y drones de reconocimiento marítimo.
Estas unidades patrullarán el Caribe y el Atlántico Sur, con el objetivo de interceptar rutas marítimas utilizadas para el tráfico de fentanilo, cocaína y precursores químicos provenientes de Sudamérica. Según el Departamento de Defensa, el despliegue “representa una respuesta directa a la amenaza transnacional que suponen los carteles venezolanos y aliados del Cártel de Sinaloa”.
En respuesta, el presidente Nicolás Maduro calificó la acción como un “acto de provocación militar” y aseguró que las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas están “en máxima alerta ante cualquier intento de incursión extranjera”.
Caracas denunció que Washington busca justificar una intervención bajo el pretexto del combate al narcotráfico, mientras voceros estadounidenses insistieron en que la operación “no tiene fines bélicos”, sino que se centra en “proteger las fronteras estadounidenses y la estabilidad hemisférica”.
Mientras tanto, organizaciones civiles en Venezuela temen que la escalada militar afecte a la población costera, donde se han incrementado los controles y las operaciones de las fuerzas bolivarianas.
Por su parte, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, sostuvo que “Estados Unidos no busca conflicto, pero tampoco permitirá que regímenes corruptos sigan facilitando el tráfico de drogas que mata a miles de estadounidenses cada año”.
El despliegue naval frente a Venezuela se convierte así en uno de los movimientos más contundentes de la administración Trump en su política de seguridad hemisférica, marcando un nuevo capítulo en la relación conflictiva entre Washington y Caracas.
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