Acabamos de pasar una fecha muy significativa el solsticio de verano, y con ello se da la bienvenida al verano; es curioso como la naturaleza tiene sus propios ciclos, muestra de ello son las estaciones del año y de esta manera todo fluye, el calor, el frio la lluvia; sin embargo el ser humano nos encanta tener el control de todo; recordemos que todo es impemanente, cambiaremos de cuerpo, gustos, etc.; por ello en este articulo te compartimos 6 claves para desechar aquellas prendas que siguen ocupando un espacio en tu armario.
Te sugerimos que te contestes algunas preguntas: ¿Realmente necesito esta prenda? ¿Cuántas veces me la he puesto? ¿Es útil?». Ahora checa estos 6 puntos para valorar que se queda y que se va de tu armario.
1.La prenda que no es de tu talla
Empeñarnos en guardar prendas por si adelgazamos, no resulta efectivo. Además de no saber exactamente cómo cambiará nuestro cuerpo y si lo hará de verdad, nuestros gustos son susceptibles de cambiar en cuanto llegue el momento.
2. La prenda que llevas más de 3 meses sin arreglar
Agujeros, rotos, manchas, es natural que los diseños sufren las consecuencias lógicas del día a día, te sugerimos que te pongas un límite para solucionarlo; si ha pasado más de medio año desde que te planteaste «reajustar» la prenda, mejor dónala.
3. La prenda incómoda
Solo ejemplicar el sujetador sin ajustar, este pantalón que no te deja respirar, aunque no toda tu ropa puede ser comodísima, sí puedes intentar encontrar un término medio.
4. La prenda que ya no responde a tendencias
Puede que blusa con hombreras con la que arrasaste unas décadas atrás vuelva a ser tendencia, los hitos estilísticos son impredecibles. A su espera, deja el espacio en el armario para diseños más actuales.
5. La prenda que solo «funciona» por pares
Este calcetín o pendiente solitario ya no tiene tanto sentido. Aunque tenga un fuerte valor simbólico, es el momento de renunciar a él o de probar con otras combinaciones.
6. La prenda con poquísimas opciones de combinación
A la hora de valorar una prenda, pregúntate si puedes combinarla con más de tres ya disponibles en tu vestidor. Si es imposible, entonces plantéate una personalización, cortando o cambiando su tono.
