De pronto no recordé la razón de la incomprensión
si ya estaban de acuerdo inconsciencia y conciencia.
Tantas veces yuxtapuesto con esta inconsciencia intolerable
que la conciencia había terminado por aprender de ella.
Ahí estaban ajustándose las cuentas y vivencias
mientras por dentro sufría arrebatos y discusiones.
Varias vueltas después las vi por vez primera juntas
como tratándose de la confluencia de la misma avenida.
La disputa provino por el destino del sueño
y el secreto del argumento que se estrena de noche.
Un lupanar para la sabia conciencia que abstrae
y el regocijo para la inconsciencia que no acaba de nacer.
El sueño despreciado por su inédito historiar diario
y el sueño apreciado por su creatividad inconsciente.
Sueño pobre y pobre sueño dice una.
Dulce pacifista y dulce inconsciente dice la otra.
Llamas que descienden a los ínferos
como noches que recrean la vida porvenir.
Sueño que cambias la historia y su indecible curso
y tan despreciado por su irreal realidad.
Pobrecillo del sueño y su gran tarea de reconquista
que mece a la perdida y agrede a la que piensa.
Pobre del eterno soñar y del sueño pueblerino
tan simple y tan sinsentido que guarda lo impensable.
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