viernes, julio 26, 2024
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Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis

Hoy recordamos a Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis que falleció un 23 de septiembre, pero de 1939.

Un personaje que recordamos en Revista Única a un hombre que revolucionó la ciencia con su método para intentar dar significado a los sueños, quien falleció en Londres el 23 de septiembre de 1939.

El es Sigmund Freud quien ha pasado a la historia por sentar las bases del psicoanálisis como método terapéutico.

Pero ¿quién es Sigmund Freud? Nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia, antiguo Imperio Austrohúngaro hoy llamada Príbor, en República Checa, fue el mayor de seis hermanos.

Su nombre completo Sigismund Schlomo Freud, su familia se vio obligada a trasladarse a Viena para intentar reactivar el negocio de lana de su padre.

Pese a ser judío, Freud fue educado al margen de cualquier idea religiosa y nacionalista.

Las dificultades económicas por las que atravesó su familia no fueron un obstáculo para que ingresara en la Universidad de Viena a los 17 años, donde estudió Medicina.

Durante sus años en la universidad, el joven Freud tuvo que enfrentarse al creciente antisemitismo.

A pesar de que intentaron humillarle por ser judío, Freud no se dejó amedrentar: no le asustaba la posibilidad de ser excluido socialmente.

Ante este creciente ambiente de antisemitismo que se respiraba en la capital austríaca, Freud decidió cambiarse el nombre y pasó de llamarse Sigismund a llamarse Sigmund, el nombre con el que sería conocido a partir de entonces.

En 1881 terminó la carrera de Medicina. Entre 1883 y 1885 trabajó bajo la supervisión del neurólogo alemán Theodor Meynert en el Hospital General de Viena. En 1886 abrió su primera consulta particular.

Tras aprender español de forma autodidacta, Freud fundó junto con su amigo Eduard Silberstein una especie de sociedad secreta a la que llamaron Academia Castellana, donde bajo los seudónimos de Cipión para Freud y Berganza para Silberstein, emprendieron juntos la lectura de obras de Miguel de Cervantes entre las que destacan El coloquio de los perros, de donde escogieron sus apodos.

Una de las primeras contribuciones de Sigmund Freud en Medicina fue la proposición de utilizar la cocaína con fines terapéuticos.

En 1884, publicó el artículo Über Coca (Sobre la coca), en el que profundizaba sobre las propiedades de esta droga.

De acuerdo al libro An anatomy of addiction (Anatomía de la adicción), de Howard Markel, profesor de la Universidad de Michigan, Sigmund Freud pronto cayó rendido ante los efectos de la cocaína.

Freud creía que la cocaína podía servir como tratamiento del asma, migrañas, estimulante mental e, incluso, como cura de la adicción a la morfina.

De esta manera, el famoso neurólogo se la recetó a un amigo suyo adicto a la morfina, Ernst von Fleischl-Marxow.

Sin embargo, no solo no le curó, sino que añadió otra adicción más a su lista. Finalmente, Ernst murió siete años después.

Sigmund Freud dejó de consumir cocaína después de la muerte de su padre en 1896, tras pasar doce años haciéndolo.

A pesar de esto, muchos consideran que no llegó a depender de esta sustancia.

Tras más de diez años tratando neurosis -como la histeria- utilizando la hipnosis y el método catártico, Sigmund Freud decidió renovar sus técnicas y apostó por la asociación libre.

Este nuevo método, desarrollado por él entre 1895 y 1900, consistía en que el paciente expresase todas sus emociones, pensamientos, recuerdos e ideas, sin ningún tipo de selección, filtro o censura.

En 1899 publicó La interpretación de los sueños, considerada la obra más importante y popular de Freud.

Se dice que con esta publicación el neurólogo terminó de desarrollar el psicoanálisis.

En 1902, Sigmund Freud recibió su primer reconocimiento como creador del psicoanálisis con su nombramiento como Profesor Extraordinario en Viena.

Fue en 1909 cuando obtuvo el reconocimiento oficial, convirtiéndose en Doctor Honoris Causa en la Universidad de Clark de Estados Unidos.

Las ideas y teorías de Sigmund Freud han hecho de él un personaje controvertido. Amado y odiado al mismo tiempo, la figura del neurólogo ha sido y sigue siendo objeto de alabanzas y críticas en nuestro tiempo.

Muchos miraban las investigaciones de Freud con acritud y con incomprensión.

Sus métodos no eran compartidos por todos sus coetáneos, que criticaban que sus teorías fueran realmente científicas; muchos otros sugerían que eran filosóficas.

Sin embargo, paralelamente, surgió un grupo de apoyo a las teorías freudianas.

En torno a 1902, los miércoles, se reunía en casa de Sigmund Freud un grupo que vieneses relacionados con el mundo de la psicología.

A este grupo se le conocía informalmente como Sociedad Psicológica de los Miércoles, para más tarde llamarse Asociación Psicoanalítica Vienesa.

Miembros destacados de esta organización fueron, entre otros, Alfred Adler, Carl Gustav Jung y Sabina Spielrein. En 1915 el neurólogo estadounidense William Alanson White propuso a Sigmund Freud para el Nobel de Medicina.

Hasta 1938, se presentó su candidatura en doce ocasiones, incluyendo al Nobel de Literatura. Sin embargo, ninguna de estas candidaturas le sirvió para conseguirlo.

La desconfianza en las teorías freudianas y el no considerar el psicoanálisis una ciencia fueron las causas de que Freud no tuviera este prestigioso reconocimiento.

En 1923, se le diagnosticó un cáncer de paladar por el que fue intervenido más de 30 veces y le provocó diversas complicaciones.

Sin embargo, continuó trabajando en sus investigaciones. Sigmund Freud siguió viviendo en Austria a pesar del auge del nazismo en 1933.

Rechazó a abandonar el país, ese mismo año aseguró que no había ninguna certeza en que las fuerzas de Hitler se apoderasen de Austria y que no corría ningún peligro.

Se quemaron sus libros, sus hijos fueron perseguidos, sus hermanas fueron llevadas en campos de concentración…

Tras estos episodios, el neurólogo judío abandonó el país en 1938 y se exilió en Londres.

El 23 de septiembre de 1939, tan solo un año después de huir de Austria, Sigmund Freud murió a causa del cáncer que sufría, a los 83 años de edad.

El 23 de septiembre de 1939, con la salud ya muy deteriorada e incapaz de soportar el dolor que le producía el cáncer de paladar, habló con su médico personal, Max Schur, y le recordó la promesa que éste le había hecho de sedarlo para ahorrarle la agonía.

Schur le suministró tres inyecciones de morfina, y el padre del psicoanálisis murió de sobredosis. Sigmund Freud fue incinerado en el crematorio laico de Golders Green. Allí reposan sus cenizas junto a las de su esposa Martha.

Sigmund Freud desarrolló un mapa topográfico de la mente en el que describió las características de la estructura y el funcionamiento de la mente. En este modelo, la mente consciente es solo la punta del iceberg.

En la mente inconsciente descansan muchos de nuestros impulsos y deseos primitivos que están mediados por la preconciencia.

Freud desarrolló la teoría de que algunos eventos y deseos causaban tanto miedo y dolor a sus pacientes, que permanecían guardados en el oscuro subconsciente, afectando a la conducta de manera negativa. Esto sucedía debido al proceso que llamó “represión”.

En su teoría da mucha importancia a la mente inconsciente, ya que el objetivo del psicoanálisis es hacer consciente lo que está molestando en el inconsciente.

Sin embargo, aún le faltaba conocer los mecanismos por los que los procesos psicológicos inconscientes tienen lugar.

Como veremos, no tardó en desarrollar una serie de conceptos creados para comprender el modo en el que, hipotéticamente, lo inconsciente domina lo consciente.

Más tarde, Freud desarrolló un modelo de la mente que estaba compuesto por el ELLO, el YO y el SUPER-YO, y lo llamó el “aparato psíquico”. Tanto el ELLO, el YO y SUPER-YO no son áreas físicas, sino conceptualizaciones hipotéticas de funciones mentales importantes.

El ELLO opera en el nivel inconsciente. responde al principio del placer y está compuesto de dos tipos de instintos biológicos o impulsos a los que llamó Eros y Thanatos.

El Eros, o instinto de vida, ayuda a los individuos a sobrevivir; dirige las actividades que sustentan la vida como la respiración, la comida o el sexo. La energía creada por los impulsos de vida se conoce como libido.

En contraste, el Thanatos o instinto de muerte, son una serie de fuerzas destructivas que están presentes en todos los seres vivos. Cuando la energía se dirige hacia otros, se expresa en agresiones y violencia.

Freud pensaba que el Eros tiene es más poderos que el Thanatos, ya facilita que la gente sobreviva en vez de autodestruirse.

El YO (o ego) se desarrolla durante la infancia. Su objetivo es satisfacer las demandas del ELLO dentro de la aceptación social. En contraste con el ELLO, el YO sigue el principio de realidad y opera en el consciente y el subconsciente.

El SUPER-YO (o superego) es el responsable de asegurar que se siguen unos estándares morales, por lo que actúa con el principio de moralidad y nos motiva a actuar con un comportamiento socialmente aceptable y responsable. El SUPER-YO puede hacer a una persona sentirse culpable por no seguir las normas.

Cuando hay un conflicto entre objetivos del ELLO y el SUPER-YO, el YO actúa como mediador.

El YO posee mecanismos de defensa para prevenir la ansiedad de estos conflictos. Estos niveles o las instancias se superponen, es decir se integran y de este modo funciona el psiquismo humano. Este es un proceso que se va desde el momento en que una persona nace.

Cuando uno nace es todo ELLO, sus necesidades de alimentación, higiene, sueño y contacto deben satisfacerse inmediatamente, porque no posee la capacidad de espera, es decir se rige por un principio de placer, es impaciente.

Poco a poco va aprendiendo a esperar, percibe que alguien lo alienta, distingue situaciones, es ese el momento en que surge el YO y a medida que va creciendo continúa con sus aprendizajes.

Entre estos aprendizajes distingue que hay cosas que no puede hacer y otras que sí, entonces es cuando comienza a formarse el SUPER-YO.

Un niño va orientando su conducta según lo indicado por los adultos quienes le van otorgando premios o castigos según responda o no a las normas o indicaciones que estos dan.

Freud nos habla los mecanismos de defensa, como las técnicas del inconsciente, encargadas de minimizar las consecuencias de eventos demasiado intensos.

De esta manera, a través de estos mecanismos, el individuo es capaz de funcionar con normalidad. Es una respuesta del YO, que se defiende tanto de la excesiva presión del ELLO, cuando éste reclama la satisfacción de los impulsos, como del desmesurado control del SUPER-YO; merced a ellos, el YO también se protege de la presencia de experiencias pasadas de tipo traumático.

Los mecanismos de defensa son modos incorrectos de resolver el conflicto psicológico y pueden dar lugar a trastornos en la mente, la conducta, y en los casos más extremos a la somatización del conflicto psicológico y las disfunciones físicas que lo expresan.

Estos son algunos de los mecanismos de defensa:

Desplazamiento. Se refiere a la redirección de un impulso (habitualmente una agresión) hacia una persona o un objeto. Por ejemplo, alguien que se sienta frustrado con su jefe y le suelte una patada a su perro.

Sublimación. Es similar al desplazamiento, pero el impulso se canaliza hacia una forma más aceptable. Una pulsión sexual se sublima hacia una finalidad no sexual, apuntando a objetos valorados socialmente, como la actividad artística, la actividad física o la investigación intelectual.

Represión. Es el mecanismo que Freud descubrió primero. Hace referencia a que el YO borra eventos y pensamientos que serían dolorosos si se mantuvieran en el nivel consiente.

Proyección. Hace referencia a los individuos que atribuyen sus propios pensamientos, motivos o sentimientos, hacia otra persona. Las proyecciones más comunes pueden ser comportamientos agresivos que provocan un sentimiento de culpa, y fantasías o pensamientos sexuales.

Negación. Es el mecanismo por el cual el sujeto bloquea eventos externos para que no formen parte de la conciencia y trata aspectos evidentes de la realidad como si no existieran. Por ejemplo, un fumador que se niega a afrontar que fumar puede provocar serios problemas para su salud.

Estadios de la teoría de Freud. La época en la que el autor de la teoría psicosexual vivió, y en la que era habitual la fuerte represión de los deseos sexuales, sobretodo en el sexo femenino, Sigmund Freud entendió que existía una relación entre la neurosis y la represión sexual. Por lo tanto, era posible entender la naturaleza y la variedad de la enfermedad al conocer la historia sexual del paciente.

Freud consideraba que los niños nacen con un deseo sexual que deben satisfacer, y que existen una serie de estadios, durante los cuales el niño busca placer de diferentes objetos. Esto es lo que llevo a la parte más polémica de su teoría: la teoría del desarrollo psicosexual.

Etapa oral. Comienza con el nacimiento y continúa durante los primeros 18 meses de vida. Esta etapa se centran en el placer en la boca, esa es la zona erógena. El niño chupa todo lo que encuentra porque eso le resulta placentero y así conoce su entorno. Por lo tanto, en esta fase el niño ya experimenta con su sexualidad. Si el adulto, por ejemplo, le prohíbe que se chupe el dedo, la mano, etc. le está obstruyendo la posibilidad de explorarse y explorar su alrededor. Lo cual puede traer problemas futuros para el niño.

Etapa anal. La fase anal del desarrollo se produce entre los 18 meses y los tres años de edad. En esta etapa la preocupación del niño y sus padres gira alrededor del ano, es la etapa del control de esfínteres. El goce sexual para el niño está en la defecación. Él siente que entrega así, una producción de su cuerpo, una parte de sí mismo y por ello es tan importante para él.

Es una etapa de gran importancia y es fundamental que el control de esfínteres se haga progresivamente, sin presiones. Manejar mal esta etapa va a repercutir negativamente en comportamientos futuros.

Etapa fálica. La fase fálica de la teoría de Sigmund Freud comienza a los tres años y se extiende hasta los seis años. En esta etapa los genitales son el objeto de placer y aparece el interés por las diferencias sexuales y los genitales, por lo que es muy importante no reprimir y manejar debidamente este estadio, ya que se podría obstruir la capacidad de investigación, conocimiento y aprendizaje general. Freud asegura que los varones comienzan a experimentar sentimientos sexuales hacia sus madres y ven a sus padres como competidores, por lo que temen ser castrados, proceso que resulta en el Complejo de Edipo. Más tarde los niños se identifican con sus padres y reprimen los sentimientos hacia sus madres para dejar atrás esta fase.

Etapa de latencia. La fase de latencia de Freud se desarrolla entre los seis años y el inicio de la pubertad .Coincide con la etapa escolar y durante mucho tiempo se creyó, equivocadamente, que la sexualidad quedaba adormecida, latente. Lo que sucede es que durante este período el interés del niño se centra en conocer, aprender e investigar. Un buen manejo de las etapas anteriores, contribuye muy favorablemente al éxito escolar.

Etapa genital. Esta fase se da en la pubertad, y una vez más, el centro de atención recae en los genitales. Los individuos muestran curiosidad por la sexualidad genital y es básico que encuentren en sus padres y en el mundo adulto la apertura y disponibilidad para hablar de sexo y para aclarar y responder a sus dudas.

Análisis de los sueños. Freud consideraba que los sueños eran importantes para poder explicar lo que sucedía en el inconsciente, ya que mientras soñamos las defensas del YO no están presentes. Debido a esto, mucho material reprimido se hace consciente, aunque de una manera distorsionada.

Recordar fragmentos de los sueños puede ayudar a destapar las emociones y los recuerdos enterrados. Por lo tanto, los sueños juegan un papel importante en la mente inconsciente y sirven para dar pistas de como éste opera.

Sigmund Freud distinguió entre contenido manifiesto (lo que se recuerda del sueño) y contenido latente, el significado simbólico del sueño (lo que intenta decir). El primero es superficial y el segundo se manifiesta a través del lenguaje de los sueños.

El autor de la “Teoría de la interpretación de los sueños” menciona que todos los sueños representan la realización de un deseo por parte del soñador, incluso las pesadillas. Según su teoría, la «censura» de los sueños produce una distorsión de su contenido.

Así que lo que puede parecer un conjunto de imágenes soñadas sin sentido, a través del análisis y de su método «descifrador», realmente puede ser un conjunto de ideas coherentes.

Su legado en el pensamiento occidental. Las ideas freudianas causaron un gran impacto, y su trabajo reunió a un amplio grupo de seguidores.

Entre ellos se pueden citar: Karl Abraham, Sandor Ferenczi, Alfred Adler, Carl Gustav Jung, Otto Rank y Ernest Jones. Algunos, como Adler y Jung se fueron alejando de los principios de Freud y crearon su propia concepción psicológica.

No hay duda de que el psicoanálisis ha sido revolucionario para la psicología y ha servido como base para el desarrollo de una gran cantidad de teorías y escuelas psicológicas.

En sus comienzos, e incluso en la actualidad, ha sido una doctrina que ha despertado grandes pasiones, a favor y en contra.

Posiblemente una de las principales críticas, hace referencia a la falta de objetividad en la observación y la dificultad de derivar hipótesis específicas verificables a partir de esta teoría, pero por mucho que lo critiquen, en el desarrollo de la psicología, hay un antes y un después de este personaje célebre.

Imagen portada Historia National Geographic @

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Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP.Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales.Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla.Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única.Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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