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Rompe tabús y déjate las canas

El cabello gris ha sido durante mucho tiempo un tema tabú en nuestra sociedad. Las canas, esas hebras plateadas que aparecen con el paso del tiempo, han sido objeto de ocultamiento y disimulo por parte de muchas mujeres en América Latina. Sin embargo, es hora de cuestionar esta percepción arraigada y abrazar el envejecimiento con confianza y empoderamiento.

Un dato impactante que refleja la importancia que damos a cubrir nuestras canas es la generación de $1.4 mil millones de dólares al año por los tintes para el cabello en el mundo. Esta cifra habla por sí sola sobre el temor que existe en las mujeres a envejecer y cómo la industria cosmética ha capitalizado esta preocupación.

La compañía pronosticadora de tendencias, WGSN, señala que culturalmente las canas siguen siendo poco aceptadas en muchas partes del mundo, ya que son asociadas con la vejez y, en ocasiones, con el descuido personal. En Latinoamérica, esta percepción es aún más marcada y tiene raíces que se remontan a la época de la conquista española.

En aquellos tiempos, el cabello era un símbolo estético de gran importancia. Los conquistadores observaban que las mujeres indígenas ponían especial esfuerzo en tener el cabello largo y negro, a menudo hasta la cintura o los pies, dependiendo de la región. Estas creencias sobre la apariencia física han dejado una huella en nuestro inconsciente colectivo y aún hoy influyen en cómo nos percibimos y nos comportamos.

El antropólogo Pedro Mege Rosso sugiere que la relación entre el cabello largo y la feminidad también se debe a tradiciones antiguas. En la tradición talmúdica o judía, por ejemplo, las mujeres malvadas son retratadas con pelo largo, lo que ha llevado a asociar el cabello largo y libre con el poder femenino. Sin embargo, estas concepciones culturales están en constante evolución y no son fijas.

Nuestra percepción del cabello también está ligada a nuestra edad, lugar de residencia y género con el que nos identificamos. El cabello para las mujeres es un indicador de nuestra condición social, religiosa y profesional. El cabello largo se asocia comúnmente con la belleza, salud y juventud, mientras que el cabello corto puede ser percibido como un signo de envejecimiento.

El miedo al paso del tiempo es una característica común entre las mujeres latinoamericanas, según Francisco Iglesias, estilista y peluquero originario de Bilbao. En comparación con las mujeres europeas, que se muestran más dispuestas a dejar crecer sus canas, las latinas tienden a cubrirlas apenas aparecen. Sin embargo, Iglesias destaca que las canas plateadas pueden suavizar las facciones y dar una luz especial al rostro.

tintes

El mercado de tintes para el cabello en casa genera $1.4 mil millones en ingresos anuales, mientras que el negocio de tintes para el cabello en salones apenas alcanza los $1 mil millones. Esta diferencia se debe en parte a que los tintes caseros son más económicos y accesibles, permitiendo a las personas aplicarlos en cualquier momento sin necesidad de desplazarse.

Sin embargo, Iglesias advierte que los tintes de cabello de supermercado tienen limitaciones y su calidad es inferior. Un profesional calificado puede realizar mezclas personalizadas que se ajusten a las características individuales de cada cabello. Además, sugiere que el proceso de transición a las canas puede requerir tiempo y paciencia, pero los resultados valen la pena.

El envejecimiento es un proceso natural e inevitable que debemos abrazar con aceptación y valentía. Es hora de cambiar nuestra percepción sobre las canas y dejar de verlas como enemigas. En lugar de ocultarlas, convirtámoslas en aliadas que nos den una imagen única y empoderada. ¡Dejemos que nuestras canas brillen y celebremos la belleza de cada etapa de nuestras vidas!

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