El Banco de México (Banxico) decidió reducir su tasa de interés en 50 puntos base, situándola en 9%. Esta medida, efectiva a partir del 28 de marzo de 2025, es la segunda reducción consecutiva de esta magnitud y coloca la tasa en su nivel más bajo desde septiembre de 2022.
Esta decisión se enmarca en un entorno económico caracterizado por una desaceleración de la inflación y crecientes tensiones comerciales. En la primera quincena de marzo, la inflación general anual se ubicó en 3.67%, dentro del rango objetivo del banco central que es del 3% ± un punto porcentual. Esta tendencia a la baja en la inflación ha brindado espacio para una política monetaria más flexible.
Empero, la economía mexicana ha mostrado signos de debilidad. El Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo un 0.6% en el último trimestre de 2024, registrando su peor desempeño anual desde la pandemia, lo que ha incrementado las preocupaciones sobre una posible recesión. Además, las amenazas de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, especialmente en el sector automotriz, han generado incertidumbre en el panorama económico nacional.
La disminución de la tasa de interés tiene múltiples implicaciones para la economía mexicana. Una tasa de interés más baja reduce el costo del crédito para empresas y consumidores, lo que puede incentivar la inversión y el consumo, dinamizando la actividad económica.
Aunque una reducción de tasas podría provocar una depreciación del peso mexicano, hasta ahora la moneda ha mostrado cierta estabilidad, operando en un rango amplio y registrando apreciaciones en ciertos momentos.
Por otro lado, la convergencia de la inflación hacia la meta del 3% permite a Banxico adoptar una postura monetaria más acomodaticia sin comprometer la estabilidad de precios.
A pesar de los beneficios potenciales, existen riesgos que podrían afectar la efectividad de esta medida. Por ejemplo, el escalamiento de conflictos comerciales, especialmente con Estados Unidos, podría afectar negativamente las exportaciones mexicanas y, por ende, el crecimiento económico. Asimismo, la incertidumbre global puede generar fluctuaciones en los mercados, impactando variables como el tipo de cambio y las tasas de interés a largo plazo.
Banxico ha señalado que, de persistir las condiciones actuales, podría considerar ajustes adicionales en la tasa de interés en futuras reuniones. No obstante, enfatiza la necesidad de mantener una postura prudente, monitoreando de cerca la evolución de los factores de riesgo, tanto internos como externos.
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