Las madres somos capaces de muchas cosas, pero hay quienes llegan hasta los extremos por sus hijos, como es el caso de un grupo de madres que se han organizado para filmar una película porno aprobada por ellas y con escenas que les gustaría que vieran sus hijos. La finalidad es demostrar que no todo lo que ven en estas cintas XXX es real, sino un show.
Las mujeres, que participaban en el proyecto inicialmente era cinco madres, pero una renunció, no le siguió y solo cuatro están listas para el rodaje.
El documental de Channel 4, de Reino Unido, llamado «Mamás hacen porno» (Mums Make Porn), tiene su trabajo de campo, con investigación sobre los tipos de pornografía disponibles de manera gratuita y que están al alcance de personas de todas las edades a través de internet.
«Sorprendidas por el porno hardcore en internet y su impacto en la generación de sus hijos, madres normales deciden hacer su propia película porno», describe el canal británico el proyecto que tiene tres capítulos y narra el proceso por el que pasaron las mujeres para filmar la película.
La feminista Erika Lust asesoró a las mamás, quienes recibieron las herramientas que necesitan para tener un control completo sobre la filmación, desde la escritura y el casting, hasta la dirección y edición.
«Desde pararse fuera de la escena en un pequeño set de pornografía hasta colocar e iluminar el reparto ‘adulto’ en su propia producción, las mamás se sumergirán por completo en todos los aspectos de la industria del porno, enfrentarán cada emoción y desafiarán su propia moral», adelantó Channel 4 en la descripción del proyecto.
Emma Morgan, productora ejecutiva del documental, explicó que la idea surgió cuando empezó a buscar estadísticas sobre pornografía y su impacto en la educación de los adolescentes.
«Nos sorprendieron las estadísticas sobre el impacto de la pornografía gratuita en línea en la generación más joven. Estaba claro que muchos jóvenes accedían a la pornografía y estaban siendo influenciados por ella», explicó.
Parte de lo que las mujeres buscan probar es que el sexo que aparece en este tipo de material no es real, además de que existe una visión sesgada que cosifica a la mujer a pesar de que en esta industria también participan hombres.
Como un primer ejercicio, las madres hicieron un análisis del material que encontraron en línea, y el shock fue tal que una de las participantes que formaba parte del proyecto renunció en esta primera etapa por considerar que el tema era contrario a sus creencias religiosas y a sus ideales feministas.
Sarah-Louise, una madre de seis niños que vive en Manchester, señaló que la grabación no fue fácil, principalmente al tener que ver en video escenas que la hicieron vomitar.
Otra de las madres, también llamada Sarah, pero de Gales del Norte, confesó que se sintió incómoda al tener que ver material con escenas de sexo explícita, en particular un video basado en una violación.