Todas somos amantes de unas uñas bonitas porque el efecto que logran es inigualable, nos brindan un poco de sofisticación y un poco de satisfacción al ver nuestras manos perfectas. Pero ¿Qué sabes sobre el esmalte de uñas? Única te platicará un poco acerca de este increíble descubrimiento que nos ha brindado, mínimo, una hora de paz en el spa.
El gran surgimiento.
O mínimo desde donde sabemos, el esmalte de uñas, barniz o pintauñas tuvo lugar 3500 a.C. en Egipto, donde los Egipcios usaban este detalle en las uñas como símbolo de clase social. Su técnica consistía en teñirlas con henna, un pigmento natural que con el tiempo se volvía rojo oscuro o café. Cleopatra prefería el color rojizo; y Nefertiti, la Gran Esposa Real del faraón Akenatón, adoraba el tono de rubí.
Años más tarde, en el año 3000 a.C. en otro lado del mundo, se encontraban los Chinos aplicando la misma regla de status pero sentenciando a muerte a las mujeres de otra clase social que intentaban incluir el esmalte de uñas dentro de su rutina de belleza. Tiempo después, fue ahí en China, que la dinastía Chou utilizó por primera vez tonos de oro metálico y que junto a la gama del rojo se convirtieron en los específicos de las clases más pudientes, dejando los colores pálidos para identificar a las mujeres de clases más bajas. Ellos a diferencias de los Egipcios, preparaban una mezcla de clara de huevo, goma arábica, cera de abejas y gelatina, agregando un poco de orquídeas o pétalos de rosas para mejorar el aroma.
Siglo XIX.
Lo que viene después, son los resultados de años de prueba y error, porque el objetivo era encontrar ingredientes que lograran efectos coloridos, modernos y fáciles de usar. Para lograr el objetivo, se unen los hermanos Charles y Martín Revson en el año 1920, con un químico llamado Charles Lachman, con la intensión de lograr una nueva y mejorada mezcla de barniz para uñas. Se utilizó un producto que se destinaba para la pintura de los autos, su talón de Aquiles fue el envase, debía ser hermético para que el producto no se evaporará.
La perseverancia puede con todo y estos socios lograron mejorar la fórmula para 1932, año en que salió a la venta el primer barniz en envase pequeño tal como lo conocemos. Primero se comercializó en diferentes salones de belleza, mas tarde en farmacias y hoy en día podemos encontrarlo hasta en el supermercado.
Las modas vienen, van y regresan en cuanto a uñas.
Las uñas durante el siglo XIX tenía una peculiaridad: se usaban muy naturales y con un poco de brillo, debido a que utilizaban diferentes cremas. Pero tuvo que llegar la revolución de los tonos de pintauñas para que la moda cambiara. El boom llegó de la mano de las estrellas de Hollywood, entre las que se destaca la actriz Rita Hayworth, quien lucía esmalte rosa en cada uno de sus films.
Las tendencias fueron variando y poco a poco, fueron surgiendo tonalidades exóticas, que en un primer momento fueron el azul y el verde.
Las tendencias fueron cambiando marcadamente década por década:
- En los años ’30: los primeros esmaltes llegaron en tonos rojos y rosados. No se pintaba la uña completa, sino que la media luna cercana a la cutícula y la franja de la manicura francesa se dejaban sin colorear.
- En los ’40: pintarse las uñas dejó de ser algo exótico, para entonces cualquiera podía utilizar pinta uñas.
- Al llegar los años ’50: se impuso la tendencia de combinar el labial con el barniz de uñas, y para eso las marcas vendían combos con los dos productos en el mismo color.
- En los ’60: surgieron los nuevos tonos, como el amarillo y naranja, lo que provoca el inicio de esa etapa en la moda donde se combinaba el esmalte con los accesorios.
- Durante las décadas de los ’70 y 80’: se innovó y se experimentó con más fuerza. No sólo surgieron variedad de tonalidades, también surgieron las uñas postizas y esculpidas.
- En los ’90: se desterró por completo del mundo fashion la máxima «regla«, que proponía combinar el color de labios con el de las uñas.
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