Nacía en pobreza con pulcritud
en exacta paciencia
con cosas y propósitos
hechos decires
puntos de vista
imaginación precoz.
De urbanidad no se habla
la arrogancia es quien nubla
de la razón a la fe
quedando nada
vaciando el todo
hurgando el sino.
Se han inundado los ojos
con tanta voracidad abyecta
que del comedimiento
ni rostro queda
ni rastro huele
ni risada eleva.
La urbanidad desecha
el conocer sin hambre
que ni el agua ni la sed pueden
gentil detalle
prestar atención
y así sumemos.
Todo quiebra las cúspides
y es el anochecer que mira
desde bajo perfil sombrío
pueblo del modo
presteza diligente
batalla de letra.
Hago del nocturnal deseo
el perfil que soy último
centro de acontecer
y suplo groserías
y pujantes deshoras
con voz que va sola.
Traigan abecedario y rima
curtan talegas de entendimiento
y que cese el latir
pues cabe el mundo
el inagotable
producto creado.
Eleven brevedad y segundo
el original tacto
del simple sonreír
de cara al pueblo
mi gente tu gente
las formar de amor.
Talen carroñas con melifluo decir
quiten bisagras y lípidos
y remuevan los témpanos
que ciñen auroras
lágrimas contienen
madrugan destellos.
Oigan del ruiseñor cortesanía
melodía costra fuerte
revés de ensoñación
limpio el cielo
hiato submarino
y puerto libre.
Cortesanía que insiste en subsistir
el sentido de doble vía
ruin con las cosas pero maligno
con proposiciones
en significaciones
designaciones.
Cortesanía que insiste en deletrearte
bella y punzante estepa
lejana fulgurante
así constante
así narrada
narra cítaras.
Cortesanía que insiste en palmas
de alar y desalar
de coser descoser
hilos de vida
puentes de sabio
ungüentos óptimos.
Cortesanía que insiste
y queda la frontera
de tu constancia plena
filo de agua
guante inmune
piel profunda.
Por Ricardo Caballero
Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com
