sábado, septiembre 7, 2024
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Peregrinan más de 300 mil poblanos a la Basílica de Guadalupe

Más de 300 mil poblanos peregrinan entre los meses de enero y febrero a la Basílica de la Virgen de Guadalupe, en la Ciudad de México, como parte de una tradición para agradecer por los favores concedidos y pedir por mejores condiciones para la población.

En la visita anual de Puebla al templo ubicado en el cerro del Tepeyac, donde el 12 de diciembre de 1531, la Virgen María se apareció a Juan Diego, el arzobispo, Víctor Sánchez Espinosa, resaltó la importancia de que se mantenga el modelo de la familia conformada por un padre, una madre e hijos, base de la sociedad y clave para enfrentar los retos actuales.

A la misa que encabezó el arzobispo de Puebla la mañana de este 12 de febrero, la Basílica de Guadalupe, informó que asistieron más de 12 mil personas.

La peregrinación anual fue instituida en 1887 por el Obispo José María Mora y Daza por sugerencia del sacerdote Ramón Ibarra y González, a quien el Obispo nombró Presidente de la Comisión Organizadora, recordó el arzobispo de Puebla.

La arquidiócesis de Puebla informó que, entre las peregrinaciones más notables se encuentra la de 1904, año en que la Diócesis de Puebla fue erigida Arquidiócesis, el 8 de febrero, teniendo como primer Arzobispo de Puebla, Ramón Ibarra y González.

Las Peregrinaciones iniciaron en la Iglesia antes de la paz otorgada por el emperador Constantino en el 313. Las más antiguas peregrinaciones cristianas tenían como destino Roma, Tierra Santa y las tumbas de los mártires. Las peregrinaciones en honor a la Bienaventurada Virgen María cobran fuerza entre los siglos V-VII principalmente en Nazaret. Pero, no es sino hasta los siglos XIV-XVII cuando lograron su más alto esplendor y participación.

“En la actualidad, la Iglesia ha encontrado en los últimos Papas el modelo de los peregrinos, que nos recuerdan que el cristiano es ante todo un peregrino y que la Iglesia misma es un pueblo peregrino. La Peregrinación nos ofrece la posibilidad de reencontramos con nuestra propia historia cristiana, nuestra realidad transitoria en este mundo. Pero la nota característica es la forma festiva y gozosa de estas peregrinaciones, que ha de recordarnos que nuestro peregrinar hacia Dios no debe, ni puede ser lastimoso ni triste”, destacó la arquidiócesis de Puebla.

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