Rosalía desapareció por tres años y volvió con «MOTOMAMI», su tercer álbum de estudio.
Sin duda un regreso épico, «MOTOMAMI» es una producción de 16 temas, donde plasmó una Rosalía totalmente distinta a lo que nos presentó en «El Mal Querer», su aclamado segundo álbum, ganador del Latin Grammy como álbum del año en 2019.
«Necesitaba conectar con el urge [la necesidad]. No quería hacer un disco solo por hacerlo. No trabajo así«, dijo Rosalía en una entrevista con Zane Lowe de Apple Music.
Y si hay duda, Rosalía lo deja claro en el track 8 del disco, «G3 N15»: «Esto no es El Mal Querer, es el mal desear».
Pero este álbum no va de malos deseos, al contrario, presenta en varias canciones a una Rosalía juguetona. En la entrevista con Apple Music lo dice, quería que «MOTOMAMI» tuviese plasmado su sentido del humor, uno que no pudo mostrar en sus otras dos producciones.
«MOTOMAMI tiene un punto de vista personal. Siento que no había hecho esto en los otros discos [Los Ángeles y El Mal Querer]. También eran más serios y con este yo quería encontrar una forma de que mi sentido del humor esté presente», dijo.
La inspiración de Rosalía
Aunque Rosalía pasó parte importante del tiempo de producción de este disco en Estados Unidos, logró hacer viajes que marcaron el estilo sonoro y las letras de «MOTOMAMI».
Se puede notar la influencia de República Dominicana en «La fama», una bachata en donde comparte micrófonos con The Weeknd.
También en algunas de las expresiones que encontramos en el disco, por ejemplo «si eres la pámpara, nada te pue’ parar», dice Rosalía en «Saoko».
Puerto Rico tiene su sello en la producción con el reguetón. El bolero cubano también está presente en «Delirio de grandeza».
Si damos un paseo por @holamotomami, la cuenta de Instagram que la catalana creo para documentar la gestación de este disco, nos topamos con la portada de «Barrio fino» de Daddy Yankee.
El sonido de este cantante, uno de los pioneros del reguetón, llevó a Rosalía a crear «Saoko», el primer tema del disco que irónicamente fue el último que escribió.
Es un tributo al reguetón de inicios de los 2000, del que hace un sample en «Saoco», una de las canciones más conocidas de Daddy Yankee junto a Wisin.
Rosalía impone sus propias reglas, por ello, logró unir el jazz con el reguetón, a pesar de la negativa o la incredulidad de algunos que la rodeaban.
En el disco, Rosalía se contradice, algo que nos repite, literalmente, en varias oportunidades en este tema: «Me contradigo, yo me transformo».
Sus contradicciones
Quizás una de esas contradicciones es «Hentai», un tema por el que recibió bastantes críticas cuando dio a conocer un adelanto en su cuenta de TikTok en enero.
¿Por qué es una contradicción? Porque la dulce melodía de la canción y la voz de Rosalía contrasta de una manera muy directa con la letra, que a muchas personas les pareció muy explícita.
Y sí, es una canción bastante explícita en la que la cantante cuenta cómo está disfrutando de su sexualidad.
Esto llevó a muchos a un debate, ¿por qué molesta que una mujer cante tan abiertamente de su experiencia sexual? ¿por qué incomoda?
Tantas fueron las críticas que Rosalía respondió con un tuit: ¿estáis bien?
Esta es otra de las contradicciones de la cantante, en el buen sentido de la palabra.
Generalmente las bulerías son canciones alegres, pero la de Rosalía es una interpelación directa con aquellos que la han tratado de hundir o cuestionar si, en realidad, es digna de cantar flamenco.
A ellos les dice: «Soy igual de cantaora con un chándal de Versace que vestidita de bailaora».
El tema sirve como la dosis flamenca para aquellos que añoraban ese toque tan de ella en el disco.
También, en el tema, Rosalía rinde tributo a artistas que son parte de su inspiración: Niña Pastori, Mercé, Lil’ Kim, Tego Calderón y M.I.A.
La añoranza por su familia
La pandemia de coronavirus obligó a Rosalía a estar lejos de su familia durante dos años. Un dolor que, dijo en una entrevista con el programa español El Hormiguero, estuvo presente en letras de la producción.
También esa añoranza la documentó en la cuenta de Instagram de «MOTOMAMI».
Un pedacito de esa ausencia lo podemos escuchar al final de «G3 N15», una canción que nos traslada a un paisaje no tan turístico de Los Ángeles, uno de los lugares en donde Rosalía produjo el disco:
«Estoy en un sitio que no te llevaría, aquí nadie está en paz entre estrellas y jeringuillas, estrellas de mármol cortadas en el suelo, papelas por las calles donde pasean las modelos».
Antes de finalizar el tema escuchamos a la abuela de la cantante dedicándole unas palabras en catalán, recordándole que la familia es lo más importante y que:
«Llevas un camino que es algo… complicado. Cuando le miro pienso qué complicado es el mundo en que se ha metido Rosalía. Pero bueno, si eres feliz yo también soy feliz».
Quan el miro penso què complicat és el món en que s’ha ficat la Rosalía. Però bueno, si ets feliç jo també sóc feliç.
La producción cierra con la melancólica «Sakura», otro guiño que hace la cantante a la cultura japonesa. No es el primero ni el último en este disco.
La producción está plagada de ellos, comenzando por su portada. El resto tienes que buscarlos para darte cuenta que esta es una cultura que le causa fascinación a la catalana.
Con información de CNN.
«MOTOMAMI» está disponible en todas las plataformas de streaming.
A. M.