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¡México, México, ra ra ra!

Al escribir esta columna lo hago con el pecho hinchado de la emoción y un poco desvelada.
Y es que el TRI olímpico logró derrotar a la selección de Japón 3-1 y con ello traerse la medalla de oro.
La reunión fue en casa de una amiguita.
Organizamos una pijamada y entre carajillos y cafecito pasamos la noche en vela para ver a nuestra selección.
Pero también nos pusimos al día de lo que pasa en los círculos de poder en Puebla.
La novedad fue que el tesorero de Claudia Rivera, la aun alcaldesa, renunció a dos meses de terminar la administración.
El tesorero había sido una persona profesional e íntegra, pero abandonó el barco cuando más se le necesitaba y eso no se hace.
Decía mi abuelita ‘es de bien nacidos ser agradecidos’
Mi amiguita me contó que lo que buscaba realmente Armandiux era presionar a la alcaldesa para que le autorizara algunos bonos extras para él y su gente, para lograrlo empezó a ponerle peros para todo y a decir que el gasto estaba fuera de control, que de seguir así el cierre no aguantaría ninguna auditoria.
Decía que tenía a su gente trabajando horas extras para lograr gestionar los recursos que Claudia le pedía y que eso merecía más que las gracias.
Claudia entendía las indirectas pero siempre las esquivaba y es que Armandiux y su gente son de las mejores pagadas en la administración.
Entonces ante la falta de claridad del tesorero para pedir un bono extraordinario por sus buenos oficios y el modo de que la virgen me habla de Claus, la renuncia fue inevitable.
Ahora el nuevo encargado de la tesorería es Leobardo Rodríguez, regidor electo y encargado de los morenistas para entregar la administración a Lalo Rivera, quien por cierto enfermó de COVID y ya se recupera.
Déjenme decirles que el cambio de Leobardo es impresionante, pues se puso a dieta y ha bajado más de veinte kilos. Pero guarda secretamente el nombre de su bariatra y de la dieta que lleva.
¡Ay qué envidia!

Les cuento que el gobernador Barbosa hizo un berrinche marca Big.
Resulta que envió a su gente a supervisar el palco que el gobierno tiene asignado en el estadio Cuauhtemoc y es que pretende llevar a unos niños del DIF a aplaudirle a la franja de sus y mis amores.
Lo feíto fue que cuando los enviados llegaron al palco encontraron un verdadero desbarajuste.
Baño sucio, bolsas de papas tiradas, botellas de tequila vacías y hasta guacalas en el suelo.
Ni tardos ni perezosos los enviados tomaron fotos y limpiaron.
Cuando el gobernador se enteró, dicen que soltó un Hijos de su…

Hasta aquí mi corto pero cizañoso reporte.
Buen fin.
Besitos.

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