A dos años de las elecciones intermedias en México, la falta de credibilidad y de confianza son cualidades de la mayoría de la clase política y de los gobernantes. En todos sus niveles.
Los que hacen gobierno -en general- puede afirmarse que se han vuelto cínicos y omisos ante los problemas que aquejan las ciudades.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del INEGI, cuya muestra es del 2023, el 72% de los ciudadanos desconfían de sus gobernantes y de sus políticos. Cifras que por desgracia no creo que sean alentadoras en el presente. Esperemos a que el INEGI publique las más recientes.
Escándalos frecuentes, actos de corrupción, acuerdos entre camarillas, acceso a cargos públicos en correspondencia a compadrazgos, represión y autoritarismo y la incapacidad para contener la delincuencia organizada, forman parte del desgaste en los gobiernos, municipales y estatales.
Por ejemplo, en Puebla en nivel de percepción de confianza en instituciones y diferentes actores es la siguiente: Ejército y marina entre un 71.5 a 73.5%; Guardia Nacional 65.6 a 67.3%; Comisiones de Derechos Humanos 59.7 a 61.1%; gobiernos municipales 49.7 a 54.4%; gobiernos estatales 48.2 a 54.1%; servidores públicos 50 a 51.6%; medios de comunicación 47.4 a 49.1%; sindicatos 38.5. a 45.1%.
Asimismo, jueces y magistrados 39.4 a 41.7%; policías 37.1 a 40.6 %; cámaras de senadores y diputados 34.4 a 38.9% y partidos políticos 28.9%.
Es decir que los peor calificados son los partidos políticos en virtud de que los institutos políticos permiten la perversión y desaseo en sus procesos electorales, la gente se queja de que los perores perfiles están precisamente militando y posteriormente gobiernan en total impunidad, pues muchos de ellos, han sido acusados por peculado o temas más delicados como la delincuencia organizada.
Se pasan de un partido político a otro sin el menor pudor, sólo para vivir bajo las alas del poder y adquirir protección.
A nivel federal me parece que la única persona que salva estos indicadores como jefa política del Partido, es la presidenta Claudia Sheinbaum y algunos de sus colaboradores, quien cuenta con altos niveles de aprobación; sin embargo, las tropelías cometidas por gobernadores de su partido en diferentes entidades del país, están generando una percepción negativa de la marca MORENA.
Lamentable que Luisa Alcaide, líder de Morena a nivel nacional, sólo haga escuetos llamados a sus correligionarios a comportarse discretamente y que evoque frases como “no puede haber gobierno rico y pueblo pobre”, si no ejerce sanciones previstas en los estatutos de su partido.
No obstante, es predecible que mientras se estén incrementando los recursos en los programas sociales, habrá un respaldo base para la presidenta y, por ende, de su partido.
Mientras tanto, la infinidad de problemas sobre todo en materia de seguridad pública y servicios, han puesto en evidencia la incapacidad o poca voluntad de los gobernantes para resolverlos. El desencanto, de algunos sectores de la sociedad es evidente, tal vez no tanto para perder elecciones, pero si para ir perdiendo adeptos.
@marumora7
Imagen Blog del Banco Interamericano de Desarrollo
