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Los bancos más antiguos de México

Descubre la historia de los bancos en nuestro país, esto a fin de conmemorar el Día Internacional de los Bancos

Desde el 2019 la ONU celebra el 4 de diciembre como el Día Internacional de los Bancos, a fin de reconoce la importancia de la banca internacional para financiar el desarrollo sostenible y de esta manera mejorar la calidad de vida de la población mundial.

Por esto hablaremos de la banca en México y es que el sistema bancario en nuestro país con característica de un sistema moderno empezó a finales del imperio de Maximiliano y se desarrollo en el Porfiriato.

Aquí se presentó una banca de emisión privada y un banco de Estado, como sucedió en la mayoría de los países occidentales de aquella época.

Y es que antes de esto se dieron varias intenciones para la necesidad socioeconómica para que funcionara como banca, sobre todo en materia de ahorro y crédito.

Banca en la Nueva España

Durante la época colonial y el virreinato, se constituyeron varios de los fundamentos de la formación del crédito en México. En la Nueva España las principales funciones de crédito las desempeñaba la Iglesia, que financiaba la agricultura de las haciendas.

En el momento en que existía concesiones para explorar un territorio, los titulares de estas concesiones se financiaban a sí mismos o recibían créditos de otros particulares, sobre sus futuras ganancias.

Ya para finales del siglo XVIII, en el año de 1775, Pedro Romero de Terreros fundó el Monte de Piedad de Animas, donde la operaciones originales eran préstamos prendarios, depósitos confidenciales, depósitos legales y remate de las prendas no rescatadas.

El Monte funcionó por 46 años en la Colonia de 1775 a 1821 y realizó 35 mil préstamos con un valor entre 400 mil y 600 mil pesos. Eb la época virreinal la dinastía Borbón, Carlos III de España fundó el Banco de San Carlos, por Cédula Real, en junio 1782.

Por los problemas de la época, su manejo fue limitado y su vida corta, teniendo que entregar sus activos en 1829, al Banco Español de San Fernando, su actividad en la Nueva España quedó desapercibida.

La Iglesia también tuvo un papel importante para lo que se puede considerar como los inicios de los préstamos hipotecarios, pues muchos de sus recursos fueron usados en los procesos de bienes raíces, lo cual consolidó a esa institución como el primer gran acreedor de la era virreinal.

Así las operaciones del clero, abundaron los arrendamientos e hipotecas con rendimientos moderados de 5% anual. También conservó sus funciones de banca de avío para la agricultura.

Crédito en el México independiente

Para principios del siglo XIX el crédito era controlado principalmente por los llamados agiotistas o prestamistas, los que conformaban pequeños grupos de empresarios. En esa época algunos bancos intentaron establecerse pero no se consolidaron.

Uno de estos el Banco de Avío se estableció en 1830 por el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Lucas Alamán. El banco apoyo esencialmente a la incipiente industria del país, un ejemplo fue el apoyo a las fábricas textiles en la región de Puebla.

Pasaron once años y el banco fue extinguido por decreto de Antonio López de Santa Anna. Para 1850, surgieron una serie de uniones de crédito que estaban encaminadas a apoyar al comercio exterior, en ese entonces la principal exportación de México era la plata.

Bancos del imperio a la república restaurada

En 1864, en el Imperio de Maximiliano I de México, que se otorgó el registro de apertura al Bank London, Mexico and South America, el primer banco estable dentro de la historia bancaria del país.

Pero a la caída del imperio ese mismo año, los banqueros pidieron al presidente Benito Juárez que les dejara permanecer en México con su negocio, lo cual fue aprobado.

El banco de Londres y México

La banca inicio en 1864 cuando se dio un apogeo inglés en América y concretamente en México, el banco británico The Bank of London, Mexico and South America o Banco de Londres, México y Sudamérica estableció una sucursal en la Ciudad de México.

El banco inicio sus actividades sin ningún tipo de regulación bancaria por parte del gobierno mexicano, y por la ausencia de regulación se debió a que el Código de Comercio de 1854 no contenía ningún precepto relacionado con los bancos.

Por esta vacío regulatorio, el banco inglés empezó a emitir billetes sin concesión especial. Para el porfiriato, la cuestión de emisión de billetes, haría que en 1888 fusionara al Banco de Empleados, para aprovechar su concesión y ya con permiso para emitir billetes de cobertura nacional, cambio su nombre a Banco de Londres y México.

el banco de londres y mexico

Este banco fue fundado por Guillermo Newbold, que negoció condiciones favorables para tender la exclusividad de implantarse como el único extranjero en el país. Así fue creando una extensa red de agencias en las principales ciudades del país, y en otros países como Cuba y en Victoria capital de la Columbia Británica.

De acuerdo al documento conmemorativo del centenario de la institución, el capital con el que se estableció en México era de diez millones de pesos. Las operaciones que se ofrecían en el país eran préstamos con garantía, depósitos con intereses y cuentas corrientes.

Banco Santa Eulalia

Después por decreto en 25 de noviembre de 1875, se funda el Banco Santa Eulalia en el estado de Chihuahua por concesión que le otorgaron a Francisco McManus, de origen norteamericano, concediéndole también la facultad de emitir billetes.

De forma inicial la facultad fue usada para una primera emisión de 50 mil pesos que tenia el derecho de exención de impuestos por 12 años. Dicha institución tuvo una segunda emisión en 1883, esta vez por 100 mil pesos y una exención por 10 años.

Por su privilegio fiscal, la ganancia que generó el banco no debía ser mayor al diez por ciento anual. Y ya para 1900, el Banco de Santa Eulalia se fusionó con el Banco Comercial Chihuahuense, que a su vez lo había hecho con el Minero de Chihuahua, que había iniciado operaciones años antes.

La banca de los gobiernos de Manuel González y Porfirio Díaz

Así en el año de 1880 Porfirio Díaz terminó su cuatrienio y entregó la presidencia a Manuel González Flores. Era indispensable contar con una banca moderna, capaz de atraer inversiones extranjeras.

Además en Francia había un sindicato de bancos, entre ellos el Banco Franco Egipcio interesado en abrir una institución en México. Además había varios mexicanos exiliados en París, que, como Antonio de Mier y Celis conservaron sus negocios en la república.

Estos grupos se pusieron de acuerdo, pidieron al gobierno francés que reanudara las relaciones diplomáticas, rotas desde la caída del imperio de Maximiliano, y en 1881 enviaron a su secretario general, el banquero Edouard Noetzlin a hacer las negociaciones de lo que sería el Banco Nacional Mexicano.

Banco Nacional Mexicano

Luego en 1881 se otorgó la concesión para establecer el Banco Nacional Mexicano. Dicha concesión se le otorgó al Banco Franco-Egipcio con sede en París.

La concesión logró un precedente en términos de ordenar, en alguna medida, la anarquía que existía en materia bancaria y desde luego sentó las bases del sistema bancario mexicano.

Y su capital social se fijó en veinte millones de pesos como máximo y por primera vez se estableció el requisito de tener un mínimo de capital nacional, en este caso, el 20 por ciento. El suscriptor mayoritario es el Banco Franco-Egipcio y dentro de ese paquete están las acciones personales de Noetzlin.

Entre los accionistas mexicanos destacan: Antonio de Mier y Celis y las familias de Teresa, descendientes del reconocido político y comerciante; los Fernández del Castillo, herederos del ministro de Hacienda de Santa Anna; y los hermanos Felipe, Francisco y Manuel de Yturbe, Félix Cuevas, Ángel Lerdo de Tejada, Antonio Escandón, sus hijos Eustaquio y Pablo; los juristas Pablo Macedo y Justino Fernández y Guillermo Landa y Escandón, entre otros.

Además el banco contó con la autorización para emitir billetes y fue pionero en realizar operaciones crediticias entre un banco y el gobierno, financiando a este último. El Banco inició operaciones en febrero de 1882.

Banco Mercantil Mexicano

Ya en marzo de 1882 el Banco Mercantil Mexicano fue inaugurado contando, principalmente, con capital español, aunque también lo hay francés, alemán y mexicano. Su capital social fue de cuatro millones de pesos.

Entre sus principales accionistas estaban: José Gargollo, Manuel Ibáñez, presidente del Casino Español; los juristas Rafael Dondé e Indalecio Sánchez Gavito; el escritor José María Roa Bárcena, el geógrafo Antonio García Cubas, el comerciante Juan O’Gorman Noriega y los también accionistas del Banco Nacional José M. Bermejillo, presidente de la Compañía Trasatlántica Mexicana; Francisco de Yturbe, Eustaquio Barrón y la familia Escandón. Obsequiaron a Porfirio Díaz 100 acciones.

Código de comercio de 1884

Mientras México construía su sistema bancario, en Europa comenzó una crisis. En Francia las quiebras proliferaron en 1882, cayeron las bolsas de valores en el continente y la recesión se agudizó por los impactos de la guerra anglo-bóer y los asesinatos del presidente estadounidense James A. Garfield y del zar Alejandro II de Rusia. A EE. UU. la recesión llegó en 1883 y poco después a México.

Y es que en marzo de 1883 una ola de rumores provocó una corrida contra los billetes del Banco Nacional Mexicano. Pagó a todos sus tenedores y como el Banco Mercantil y el de Londres los reciben, confiados en que el Franco-Egipcio puede reembolsar toda su circulación, salió bien librado.

codigo de comercio

La situación hizo evidente que los Bancos Nacional y Mercantil Mexicanos se complementaban y debían fusionarse. Mientras se llevaron a cabo los trabajos para la fusión, en 1884 una pronunciada caída en Wall Street profundizó la crisis, que se contagió a México en abril cuando el Nacional Monte de Piedad enfrentó una corrida y no pudo pagar sus billetes.

Posteriormente el 20 de abril de 1884 se publicó el nuevo Código de comercio, que reglamentó a las instituciones bancarias y da marco legal al Banco Nacional de México, conforme a la concesión de 31 de mayo de 1884.

Así, el Código de Comercio estableció algunos preceptos regulatorios en materia bancaria. Entre los principales estaban:

Se explicaba que todo banco debía obtener autorización del Gobierno Federal y poseer un capital mínimo de 500 mil pesos y contar con una reserva metálica equivalente a la tercera parte del total de sus emisiones en billetes.
Tenía que publicar un balance mensual y un interventor oficial verificaría su funcionamiento.
Los bancos extranjeros y los hipotecarios no tenían derecho a emitir billetes.
Finalmente sobre toda emisión de billetes se pagaría un impuesto de 5 por ciento.

Banco Nacional de México

Abrió sus puertas el 2 de junio de 1884 como consecuencia de la fusión entre el Banco Nacional Mexicano y el Banco Mercantil Mexicano. En aquel momento, tenía 24 empleados en la Ciudad de México y sucursales en Mérida, Veracruz, Puebla, Guanajuato, San Luis Potosí y Guadalajara.

Para 1910, el banco contaba 33 sucursales y 24 agencias. Tenía un capital social de 20 millones de pesos. Entre sus funciones estaban: la emisión de billetes (únicos que el gobierno aceptaba en ese entonces para el pago de impuestos), el cobro de obligaciones fiscales y el manejo de una cuenta especial a cargo de la Tesorería General.

Adicionalmente, el banco manejaba en exclusiva las operaciones de deuda pública, interna y externa; operaciones bancarias relacionadas con los contratos en los que el ejecutivo interviniera; transacciones ordinarias de cambio, así como cobros y pagos en el extranjero.

De esta forma, por un espacio de 30 años, el Banco Nacional de México desempeñó dos papeles: el de banco comercial y el de banco de Estado.

Banco Minero de Chihuahua

Debido al apogeo minero del Estado de Chihuahua, las apariciones de instituciones bancarias continuaron en esa entidad. Así es como también en 1883 se establecieron el Banco Minero, el Banco de Chihuahua y el Banco Mexicano de Chihuahua.

Los diferentes bancos estatales de emisión fueron fusionados, finalmente, en el Banco Minero de Chihuahua, el cual operó por cincuenta años. Fueron liderados por Enrique Creel Cuilty.

Debido a que los empresarios de Chihuahua aprovecharon no solo sus buenas relaciones políticas con el presidente Porfirio Díaz, sino además les tocó vivir el gran auge económico que inició en 1880 y, un poco más tarde, inauguraron la llegada del ferrocarril a Chihuahua que se comunicaría con la capital del país de modo rápido y seguro.

Banca porfirista

Después del cuatrienio de Manuel González, el gobierno de Porfirio Díaz continuó instrumentando grandes cambios, muchos de ellos económicos, que fomentaron la atracción de inversión extranjera, especialmente de origen estadounidense y europeo.

Por lo que derivado de estas inversiones, fuente de crecimiento económico importante para México, se realizaron avances como la infraestructura para ferrocarriles y medios de comunicación como el teléfono, el telégrafo y la electricidad registrándose un considerable impulso a la industria nacional en general, la minería y la agricultura comercial, impulsando también el incremento de las exportaciones.​

A nivel macroeconómico, se renegoció la deuda externa y se eliminó el déficit gubernamental. Como consecuencia de esta efervescente actividad económica y de operaciones financieras, se requería el fortalecimiento y regulación de la banca en el país.

En 1896, José Ives Limantour, Secretario de Hacienda del gobierno de Porfirio Díaz, inició los trabajos para expedir una ley bancaria que uniformara la función y operación de los bancos ya existentes y los nuevos, teniendo como antecedente el Código de Comercio de años anteriores.

Para 1897 apareció la Ley de Instituciones de Crédito la cual consideró tres modelos bancarios:

Bancos de Emisión (Bancos de depósito y descuento con facultad de emitir billetes), con facultades para otorgar crédito a corto plazo.
Bancos Refaccionarios, con facultades para otorgar crédito a mediano plazo.
Bancos Hipotecarios, con facultades para otorgar crédito a largo plazo.

Se permitió que en cada estado de la República existiera de manera ilimitada los bancos y al mismo tiempo se prohibió que los billetes de bancos locales circularan por todo el país, razón por la cual las instituciones locales establecieron el Banco Central Mexicano en la Ciudad de México, el cual funcionó como una especie de cámara de compensación para intercambiar a la par, por pesos fuertes, los billetes que emitían sus asociados, o sea todos los bancos de los estados.

En resumen, hasta antes de la Revolución de 1910, la estructura bancaria en México se conformaba por 24 bancos de emisión, de los cuales solo los billetes del Banco Nacional de México y del Banco de Londres podían circular en todo el país.

A estos dos bancos se les consideraba como bancos nacionales y podían abrir sucursales en todo el país. Los otros bancos autorizados para emitir billetes eran bancos locales y sus billetes solo podían circular en la entidad federativa en la que estuvieran adscritos. Adicionalmente, existían dos bancos hipotecarios y cinco bancos refaccionarios.

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Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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