Tal parece que los bajos ingresos en las familias siempre estarán asociados con otros problemas que indudablemente impiden que los individuos avancen; lo digo porque se debe reflexionar en torno a los efectos que ha dejado la pandemia en las familias dado que la educación es un motor para la economía y un factor de desarrollo para los seres humanos.
Más allá de esta reflexión, existen efectos sociales, psicológicos y en la salud de los niños y jóvenes que la pandemia puso en evidencia, y considero, que la mayoría intuimos que las clases en línea no reemplazan a las presenciales, sobre todo tomando en cuenta que existen efectos negativos y éstos son mayores –según parece- en los estudiantes de bajo nivel socioeconómico; sin embargo, tampoco hay que dejar de mencionar los efectos positivos.
Entre los efectos negativos, según estudios a nivel internacional, se estima que los estudiantes podrían sufrir una disminución o pérdida en sus conocimientos por el largo periodo de clases en línea, señalándose –incluso- que equivalen a un año escolar-regular. Además, se deben revisar las cifras de deserción escolar porque según algunos estudios afecta más a mujeres adolescentes entre los 12 a 17 años.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “la pandemia del COVID-19 ha afectado a más de mil 500 millones de estudiantes en el mundo y ha exacerbado las desigualdades en la esfera de la educación”.
Otros aspectos negativos, son: el sedentarismo, debido a que los estudiantes están mucho tiempo sentados frente a la computadora, así como el stress, la calidad y cobertura en la internet y en ocasiones que no todos los maestros saben usar las plataformas digitales, esto contrasta con algunas ventajas de estudiar en línea, como hacerlo en un lugar más cómodo, también el hecho de que no se pierde el tiempo en el transporte público y el stress del tráfico en las grandes ciudades, así como un claro ahorro en la economía.
Me parece que la educación en línea es un modelo que podría aplicarse de mejor manera para la educación media y superior, no para los de preescolar, primaria o secundaria; en nuestro país existe una importante diferencia entre los estudiantes que usan un teléfono celular porque a sus papás no les alcanza para una computadora o lap-top.
En este aspecto les comento que según la encuesta que realizó el INEGI en México, incluyendo teléfonos celulares y fijos a la población de 3 a 29 años que estuvo inscrita en el pasado ciclo escolar y en el actual (2020-2021) en una muestra de 5 mil 400 viviendas, lo que representa una población de 54.3 millones de personas, se hace referencia a que la herramienta digital más utilizada por los alumnos, fue el teléfono inteligente con 65.7 por ciento, le siguió la computadora portátil con el 18.2 por ciento, la computadora de escritorio con el 72 por ciento, la Televisión con el 5.3 por ciento y la Tablet con el 3.6 por ciento.
Es preciso señalar que el 89 por ciento de la población estudiantil acude a instituciones públicas y sólo el 11 por ciento lo hace en escuelas privadas.
OTROS DATOS DE LA ECOVID-ED EN MÉXICO
Asimismo se identificó que los motivos por los que no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 de la población de 3 a 29 años, son: el 17 por ciento no quiso o no le gustó estudiar; otro 17 por ciento porque tenía que trabajar o entró a trabajar, un 15 por ciento porque logró su meta educativa, un 14 por ciento porque le faltó dinero, un 11 por ciento debido a la pandemia del COVID-19 y un 10 por ciento porque se unió, casó o embarazó, ya sea el estudiante o su pareja, entre otros motivos.
En suma la contingencia causó que la educación en línea se volviera una necesidad, en un entorno en el que ni los alumnos, ni los maestros, ni los papás se encontraban listos, los desafíos a enfrentar ahora son variados, por ello, un reto de las autoridades gubernamentales es que la internet llegue a todos los rincones del país, porque aún existen comunidades en las que los alumnos tuvieron que desplazarse varios kilómetros para llegar a clases.
Por último, comentarles que los especialistas y la sociedad en su conjunto coinciden que tanto la educación a distancia como la presencial, requieren esfuerzo, constancia compromiso, paciencia, responsabilidad y sobre todo amor por parte de los involucrados.
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