El cardenal Robert Francis Prevost y elige el nombre de León XIV, de nacionalidad estadounidense
Al salir al balcón cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti dijo «Habemus Papam» y anunció al mundo el nombre del nuevo Papa.
No era de los favoritos pero fue designado a sus 69 años como el 267 Papa de la historia, el cardenal Robert Francis Prevost y el nombre de León XIV.
Todas las iglesias del mundo tocaran a revuelo luego de conocer el nombre del nuevo Papa, debido a la alegría de conocer al líder de los católicos y en la arquidiócesis de Puebla se realizó esta ceremonia.
El mundo entero se encuentra con los ojos en el Vaticano para conocer quien será el guía de la iglesia católica.
Elección y transformación
Ya que un cardenal es elegido, el decano le pregunta: «Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem? (¿Aceptas tu elección, canónicamente realizada, como Sumo Pontífice?)».
«Quo nomine vis vocari?» («Con qué nombre deseas ser llamado»). Posteriormente se retira a la Sala de las Lágrimas, donde se viste por primera vez con la sotana blanca.
«Habenus Papam» y la primera bendición
Así que el nuevo Papa regresa a la Capilla Sixtina, recibe la obediencia de sus hermanos cardenales y tras el canto del Te Deum, con lo que se considera como concluido el cónclave.
El cardenal protodiácono aparece en la logia de la Basílica de San Pedro y proclama: «Habemus Papam». Así el nuevo Sumo Pontífice da su primera bendición Urbi et Orbi.
La bendición Urbi et Orbi (“a la ciudad y al mundo”) es una de las más solemnes de la Iglesia. Se imparte en momentos especiales, como hoy, tras la elección de un nuevo Papa.
Al recibirla con fe —incluso a través de medios de comunicación— se puede obtener indulgencia plenaria, es decir, el perdón de todas las penas temporales por los pecados ya confesados.
Para ello, se requieren cuatro condiciones:
- Confesión sacramental.
- Comunión eucarística.
- Oración por las intenciones del Papa.
- Tener un corazón libre de todo afecto al pecado, incluso venial. Aprovechemos esta gracia.