¿Ya vieron que en Puebla por fin se inauguró un lugar donde la salud mental de niñas, niños y adolescentes sí es prioridad?
Y no, no estoy hablando de un centro improvisado con sillitas de plástico y paredes beige deprimente, sino del Centro Estatal Poblano de Salud Mental Integral (CEPOSAMI), instalado nada más y nada menos que en la antigua Casa Puebla, ese lugar que antes olía a poder y protocolo, y que ahora se convertirá en refugio de paz para más de un millón y medio de personas. O sea, goals.
Me emociona porque a veces pensamos que invertir en salud mental es un lujo, como si mandar a terapia fuera capricho de personas que no tiene otra cosa que hacer. Y no, bebés, cuidar la mente es tan urgente como atender una fractura. Después de la pandemia lo vimos clarísimo: familias enteras buscando diagnósticos, mamás y papás sin respuestas, adolescentes atrapados entre ansiedad, pantallas y silencios incómodos. Y justo ahí entra un centro como este: especializado, integral, con la capacidad de acompañar y escuchar.
Punto extra para Ceci Arellano, presidenta del DIF estatal, porque lo dijo fuerte y claro: la salud mental es el corazón del gobierno. Y sí, se necesita corazón para entender que detrás de cada niño aislado o cada adolescente en crisis, hay una familia completa que sufre y necesita orientación. Y ojo, esto no se queda en discurso, porque hasta figuras como la campeona mundial Gaby “La Bonita” Sánchez se pusieron las pilas y donaron casi dos millones de pesos para equipar el centro.
Ahora, celebremos lo simbólico: un espacio de gobierno que antes estaba reservado a gobernadores, ahora será hogar de esperanza para niñas, niños y adolescentes. Eso es darle la vuelta a la historia y usar el poder para algo que sí transforma. Porque, amigas, los palacios vacíos aburren; los centros llenos de vida curan.
¿Y saben qué es lo mejor? Que el DIF Nacional ya anunció que este modelo se replicará en otros estados. Puebla dando el ejemplo, siendo pionera, demostrando que la salud mental merece la misma importancia que cualquier obra de concreto. Porque sí, las carreteras conectan ciudades, pero un centro como CEPOSAMI conecta corazones.
Así que sí, celebremos. Porque hoy la salud mental tiene su propia alfombra roja en Puebla, y eso —créanmelo— es un paso único hacia una sociedad más humana, más justa y más feliz.














