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La gestión emocional de una madre como escudo frente a la adversidad

¿Sabes cómo influye el entorno y las situaciones que rodean a tus hijos en su desarrollo emocional? Te explicamos la importancia que tiene reconocer los distintos tipos de emociones y el apego emocional saludable.

Desde la Teoría del Apego y en vinculación con las teorías que hablan sobre resilencia se ha podido observar que los niños que logran desarrollar un vínculo más cercano y de seguridad con su madre podrán tener mayores herramientas para enfrentar situaciones adversas en la vida y solucionar problemas con diversas estrategias más adaptativas y eficaces.

El apego es la relación que se crea entre la madre o cuidadores principales del niño desde que nace y conforme va creciendo. Cuando se responden a sus necesidades como la protección, alimentación, estimulación y emociones de una manera asertiva, se brindan las bases de las relaciones del niño con su entorno a lo largo de su vida.

El apego emocional se favorece desde cuando el bebé recibe la leche materna, con el calor corporal de la mamá, con el contacto, al hablarle, reconocer voces, sonidos y con el trato en el día a día que va generando seguridad, autoestima, confianza, autonomía, dando como resultado una manera efectiva y regulada para enfrentarse al mundo que le rodea, en como se ve a sí mismo, en su forma de relacionarse con los demás y lo que le rodea, determinando su desarrollo cognitivo y de personalidad del niño.

Durante los primeros años de vida, apegarse al infante tiene una función adaptativa tanto para la madre como para el hijo, ya que cumple con dos funciones principales: favorecer la supervivencia del niño y su seguridad emocional.

Sobreprotección, dependencia y consentimiento, los enemigos de la salud emocional de tus hijos.

Puede que pensemos que, cuando son chiquitos, no entienden lo que ocurre a su alrededor, pero debemos de tomar en cuenta que todo influye, todas las situaciones que vaya viviendo conforme van creciendo, va a tener un papel en su futuro y desarrollo; por lo que, para brindar un apego seguro, se debe de tener de manera consciente la disposición de estar al pendiente de las señales del niño, a interpretarlas adecuadamente y responder a ellas apropiadamente según los distintos tipos de emociones.

‘Se debe de tener mucho cuidado en no caer en sobreprotección, dependencia o consentimiento, ya que esto no les permite tener sus espacios, tener independencia y seguridad.’

El apego se crea cada vez que los padres responden a las necesidades del bebé. Requiere constancia, ya que no se forma en cuestión de un día a otro, sino en el día a día y depende del tipo de relación y como se vaya dando. Para favorecer el apego sano o seguro, la lactancia es el primer momento importante, ya que implica el inicio de crear apego, dando contacto afectivo, físico, calmarlo, cubrir sus necesidades básicas, el contacto visual, los olores, el reconocer la voz, y a través del juego, ya que es el inicio de los vínculos de amistad con iguales con los que se van a compartir experiencias y aprendizajes. Esto resultando fundamental para el desarrollo emocional. Los avances en las neurociencias, confirman que el cuidado primario y los vínculos influyen en el desarrollo neuronal de los niños.

Pero, ¿existe el tener demasiado apego? Se debe de tener mucho cuidado en no caer en sobreprotección, dependencia o consentimiento, ya que esto no les permite tener sus espacios, tener independencia, confianza, autocontrol y seguridad.

Existe una gran importancia en el refuerzo positivo en el desarrollo infantil en la formación de un apego seguro, por ejemplo: cuando aparece la primera sonrisa, cuando da sus primeros pasos o cuando dice sus primeras palabras. Debemos de estar presentes en esos momentos, reforzar de manera positiva sus logros, favorecer la confianza en sí mismo, que se sienta motivado e interesado por continuar haciendo esos avances y, por lo tanto, nosotros como adultos estaremos favoreciendo su desarrollo integral, por lo que para estimular el apego y el vínculo, se recomienda el contacto, ya sean abrazos, caricias y vernos a los ojos, hablarles, cantarles, jugar con ellos, ser una figura de autoridad firme, coherente y constante, cubrir sus necesidades como la protección, alimentación, estimulación e inteligencia emocional, todos estos de una manera asertiva y no dejando que sus reacciones condicionen la conducta de la madre.

Esto debido a que, conforme vayan creciendo, debemos de ir combinando todo esto con horarios, rutinas, límites, normas y responsabilidades, aprendiendo a regular y comunicar lo que vayan pensando, queriendo, sintiendo o necesitando, ya que la calidad de los vínculos que el niño establezca con la mamá o las personas que cumplan con sus cuidados, son de vital importancia para su desarrollo cognitivo, social y emocional.

Se recomienda que la mamá proporcione respuestas coherentes, claras y sensibles con el niño, buscando establecer un diálogo, crear empatía, ponerse en su lugar y ayudarle a sentirse seguro, contenido y libre de expresarse, ayudándolo a aprender y desarrollar estrategias de afrontamiento ante la adversidad y mayor confianza en sí mismo.

De: Gala Gómez Miranda

Lic. en Neurolingüística y Psicopedagogía

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Licenciada en Ciencias de la Comunicación. He colaborado para el programa radiofónico Cinco Mujeres y para Revista Única. Me gusta diseñar incluso en mis ratos libres, y soy mamá de cuatro perros salchicha a los que amo con locura, aunque a veces me hagan perder la cordura.

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