Hoy Jaime Nunó cumpliría 197 años de vida y se inmortalizó al componer la música del Himno Nacional Mexicano.
En Revista Única recordamos aun director de orquesta y ópera, concertista y compositor español que ganó el concurso para escribir la música del Himno Nacional Mexicano, hablamos de Jaime Nunó, quien nació el 8 de septiembre de 1824 en San Juan Abadesas, en Gerona, España; en el seno de una familia humilde.
Fue el menor de los siete hijos que tuvieron Francisco Nunó y su esposa Magdalena Roca. Su nombre de pila en catalán era Jaume.
Luego de la muerte de sus padres antes de que cumpliera nueve años, fue adoptado por su tío Bernardo, un comerciante de telas de seda de Barcelona que inmediatamente empezó a fomentar las aptitudes musicales de su sobrino.
Nunó permaneció siete años en el coro de la catedral, donde, aparte de cantar, tocaba también el órgano.
Cuando, definitivamente, le cambió la voz, recibió por sus prometedoras aptitudes una pensión para estudiar en Italia, donde asistió a clases de composición con el maestro Saverio Mercadante.
Tras terminar su instrucción, regresó a Barcelona, y decidido a ejercer su profesión, que prometía ser brillante: el joven Nunó había ya compuesto un gran número de piezas de baile, especialmente valses, así como arias y también misas.
En 1848 se casó con Dolores, viuda de Taló, con quien tuvo una hija a que llamaron también Dolores.
A su regreso a España fue nombrado por el gobierno, en 1851, director de la Banda del Regimiento de la Reina, en Madrid, empezaba para este músico una nueva etapa intensa y agitada, repleta de cambios y viajes.
El destino de Jaime Nunó del otro lado del Atlántico.
Ese mismo año, el gobierno español le encomendó la misión de organizar las bandas militares regionales de Cuba, en ese entonces posesión española.
Poco tiempo después de llegar a Cuba, Nunó trabó una especial amistad con Manuel Concha, gobernador y capitán general de Cuba.
Fue allí también donde conoció al general mexicano Antonio López de Santa Anna, con quien habrían de unirle estrechos lazos de amistad.
Así cuando Santa Anna regresó a México para hacerse cargo por última vez de la presidencia del país, invitó a Nunó a que se uniera a él y le nombró (1853) director general de bandas militares, con el grado de capitán de infantería de la milicia activa, trabajo por el que habría de percibir un notable sueldo.
El que aceptara dicho ofrecimiento significó para Nunó un cambio radical de vida, ya que no podía imaginar que la decisión de trasladarse junto con la comitiva de Santa Anna a México había de convertirlo años más tarde en prócer del país.
La composición que lo arraigó a México.
Para el año de 1854, durante una de sus estancias en el país ganó el concurso convocado para componer la música del Himno Nacional, cuya partitura se interpretó por primera vez el 15 de septiembre de ese mismo año.
Y es que en el año de 1853 cuando el gobierno de Santa Anna hizo una llamada a los poetas y compositores del país con objeto de elegir e instituir el himno nacional mexicano.
Miguel Lerdo de Tejada, oficial mayor del Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, convocó a todos a un concurso para componer la música del Himno Nacional, cuya letra, seleccionada anteriormente, había sido escrita por el poeta Francisco González Bocanegra.
La principal norma que debía cumplirse para poder acceder al concurso era que las partituras tenían que ejecutarse siguiendo unas determinadas normas musicales y en un plazo máximo de sesenta días.
Nunó escribió un himno vibrante, emotivo y triunfante que convenció definitivamente al jurado.
El 12 de agosto de 1854 se dio a conocer oficialmente la pieza ganadora del certamen; como Nunó había firmado la partitura con sus iniciales, se le instó a que revelase su identidad.
Estreno en el teatro Santa Anna.
Fue así que el 15 de septiembre, se interpretó por primera vez la partitura, en el curso de una función especial organizada para conmemorar el aniversario de la independencia.
El acto en el que se estrenó el Himno Nacional tuvo lugar en el teatro Santa Anna, que luego fue nombrado Teatro Nacional, el cual fue demolido y remplazado por el hoy Palacio de Bellas Artes.
Aquel día, el himno fue interpretado solemnemente por los cantantes italianos Claudina Florentini, soprano, y Lorenzo Salvi, tenor, que estuvieron acompañados por coros y orquesta de la Gran Compañía de Ópera Italiana, bajo la dirección del maestro Vitessiri.
Jaime en 1873, contrajo segundas nupcias con su discípula Catalina Cecilia Remington, con quien tuvo tres hijos, James Francis, Cecilia Madeleine y Christine Mercedes.
En 1875 viajó a Cataluña para buscar a su hija Dolores para llevársela a los Estados Unidos. Su primogénita había vivido en Terrassa con parientes de su difunta madre.
Nunó vivió en Nueva York, desde 1889, fue organista y director del coro de la Church of Covenant y siguió dando clases de canto en la sala Carnegie Hall.
El 12 septiembre de 1901 llegó a México Jaime Nunó para recibir un homenaje, en 1904 vino nuevamente, invitado por el gobierno de Porfirio Díaz, para celebrar el cincuentenario del Himno Nacional.
El presidente Porfirio Díaz le hizo varias invitaciones para regresar al país.
Jaime Nunó murió en Bay Side, Nueva Jersey (Estados Unidos), el 18 de julio de 1908, a los 84 años de edad, siendo inicialmente sepultado en Buffalo, Nueva York.
Años después de su muerte en octubre de 1942, el gobierno mexicano trasladó sus restos a la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón Civil de Dolores de la Ciudad de México, donde desde entonces reposan junto a los de Francisco González Bocanegra.
Se realizó un concierto el 2 de octubre de 2011 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes se interpretó la versión para piano del Himno Nacional Mexicano, a cargo de la concertista Silvia Navarrete, junto con algunas obras inéditas: Ah how Sweet it is to Love y The Days that are no More, de Jaime Nunó.
De forma posterior en septiembre de 2012 se publicó el libro Más allá del Himno Nacional, un compendio de 15 obras inéditas del compositor de origen español, Jaime Nunó, realizado por Cristian Cantón, con el apoyo del INBAL, el anterior Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
Este libro contiene obras para piano, obras seculares para canto y piano, obras seculares para coro y obras sacras para coro; a través de 115 páginas se registraron las 15 piezas, entre ellas el Himno Nacional, que dan muestra de su talento: “Era un hombre de oficio, tenía gran versatilidad, era muy buen artesano en su campo”, escribió Cristian Cantón.
Finalmente, el 7 de noviembre de 2017, en la explanada del Palacio de Bellas Artes, se rindieron honores a los símbolos patrios: el Escudo, la Bandera y el Himno nacionales, en una ceremonia cívica organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y la Secretaría de Marina.
Y como parte de esta conmemoración, se pudo apreciar la partitura más antigua que se conserva del Himno Nacional, la cual forma parte del acervo histórico del Conservatorio Nacional de Música.
Con información de Buscabiografías, Música en México e INBA.com. @
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