
Tanto sol enceguece
como nubes llegan a estorbar
y el aterrizaje terrenal a doblegar
cualquier obscenidad de pensamiento
y toda capacidad de amarte.
Dijiste alguna vez eras bronce.
Yo asumí comodín universal.
Juntos hicimos hierro del lodo
y la única espesura fue creación
pincelada en formas renovadas.
En luces de sol tomadas fueron manos.
Las vueltas en verdor fungieron de besos.
Cualquier osadía llevó al abrazo
y del entorno cánticos y musas
trasvasadas del jubón al muérdago.
Quizá eran gitanos los corazones.
Limitaciones hacían veces de cuerpos.
La tierra absorbía de pasos fluidos
que llegaban a enlazarnos y prendernos
en horizonte yerto por las sombras.
Las capacidades y los hilarantes rayos.
Destreza de la naturaleza en luminosidad.
Y en medio de márgenes e idilios
un más allá coronado de deseo
y de placer inefable y absurdo.
Tanta humanidad entre árbol y sueños.
Anónima religiosidad pero aterida en su asombro.
Suma voluntad que hace de ser y conocer
entre venas y velas y veleros
que orquestan allá lejos en sereno.
Tanta vida y muerte y la búsqueda es sol.
El que relajó huesos y activó músculos
pero dio a la conciencia obstinación
y al camino la profundidad de tu mirada
que me persigue desde entonces.
Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com