En el Reporte de Estabilidad Financiera del primer semestre de 2025 se destaca la resiliencia con riesgos crecientes en aspectos macroeconómicos, en el cual se reafirma la fortaleza estructural del sistema financiero nacional, pese a un entorno económico complicado tanto a nivel interno como externo. La posición del Banco de México consiste en acentuar que las instituciones financieras mantienen niveles saludables de capitalización y liquidez, lo que las posiciona sólidas ante posibles choques.
El contexto macroeconómico de 2025 es determinante. El crecimiento económico se revisó a la baja. Banxico estima un alza marginal de 0.1 %, mientras instituciones privadas como BBVA proyectan hasta 0.8 %.
La inflación general en mayo se situó en 4.42 % y la subyacente en 4.06 %, ambas por encima del rango objetivo (3 ± 1 %), por lo que se espera converjan a la meta en el segundo semestre de 2026. En cuanto a la tasa de interés, Banxico redujo su tasa de referencia a 8.5 %, su tercer recorte consecutivo. Sin embargo, el banco central ha señalado que mantendrá cautela en recortes futuros. En el tipo de cambio se prevé que el peso cierre 2025 en un rango de 20.50–20.80 pesos por dólar.
El desempleo se espera que se mantenga entre 2.5% y 3.1%, una de las más bajas de la OCDE.
Los riesgos principales destacados se refieren a los siguientes temas que pueden comprometer la estabilidad:
• Entorno global volátil: tensiones geopolíticas, la política monetaria de EE.UU. inestabilidad financiera que provocarían salidas de capital y depreciación cambiaria.
• Inflación persistente: si la inflación no cede conforme a lo previsto, se limitaría el margen de maniobra de la política monetaria.
• Reducción de remesas: una caída en los flujos provenientes del exterior afectaría el consumo en regiones clave y aumentaría la morosidad.
• Ciberseguridad: el aumento en intentos de ataques a infraestructuras digitales obliga a una vigilancia reforzada.
• Déficit fiscal: se estima en 3.9% del PIB, lo que podría generar presiones sobre la calificación crediticia soberana.
En la perspectiva del Banxico el sistema financiero permanecería robusto y este mantendrá una postura monetaria prudente, al tiempo que estará vigilando posibles vulnerabilidades, especialmente en créditos de consumo, liquidez bancaria y riesgos cibernéticos. También se busca fortalecer los marcos regulatorios ante un entorno digital más complejo y volátil.
En suma, el sistema financiero mexicano entra a la segunda mitad de 2025 con fundamentos sólidos, pero operando bajo un panorama económico que combina bajo crecimiento, inflación elevada, riesgos externos y una política fiscal comprometida. La vigilancia y adaptabilidad de Banxico serán clave para sostener la estabilidad financiera en un año de marcada incertidumbre.
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