Dentro de una sociedad en la que las prisas, el estrés, la invasión de las redes sociales, las modas y muchas cosas más, hay que detenerse un momento. ¿Y por qué?, simplemente porque hay temas en el que debemos preocuparnos, pero sobretodo ocuparnos.
A continuación, comparto con ustedes una confesión de una madre de familia que a pesar de la problemática, levanta fuerzas y ve hacia adelante…
“He visto a mi hija crecer siempre con una delgadez que pese a que estudios y análisis médicos no se encontró nada anormal.
Me quedé tranquila porque no había enfermedades frecuentes, la consideraba una niña sana.
Sin embargo, hace algunos días llegó un posible diagnostico en el que removió mi estabilidad emocional y me puso la alerta en rojo: ¨parece ser anorexia nerviosa”, fue la frase expresada por una psicóloga después de haber tenido algunas sesiones con ella”, narró esta mamá.
El mundo se le viene abajo ante tal diagnóstico, una serie de pensamientos de culpa que azotan en la cabeza: ¨la he dejado sola, no cuidé su alimentación, no le di la atención necesaria, no logré darle una estabilidad emocional, entre muchas ideas más que se vienen a la mente”.
Y es que se debe subrayar que la anorexia es una enfermedad grave, que, si no se atiende de forma correcta con la ayuda en equipo de especialistas, familia, de la involucrada misma y obviamente con fe, los resultados no son alentadores.
Según datos de la Secretaría de Salud “en México, cada año se registran cerca de 20 mil casos de anorexia y bulimia, siendo la población de entre 15 y 19 años de edad la más afectada.
Dentro de los principales factores está la depresión y la ansiedad.
Según la revista Forbes en México, “en los últimos 20 años, los desórdenes alimenticios aumentaron 300% en el país y cada año se registran cerca de 20,000 casos de anorexia y bulimia”
Otros estudios señalan que: “Anorexia nerviosa: es cuando se restringe el consumo, comiendo muy poco y, como consecuencia, se llega a la pérdida de un 25% del
peso corporal. Conlleva también la alteración de la imagen corporal y la desaparición de la menstruación. Aunque es más frecuente en la población femenina, los casos en varones han aumentado. Algunas de las afectadas pueden morir por culpa del ayuno”.
Es un tema en el que hay que poner atención porque sin duda alguna el incremento en el índice de estos dos últimos padecimientos son sin duda una de las secuelas de la pandemia que conllevó al encierro, a la poca socialización, a no poder comer en familia, a tener miedos en quienes su mente no es lo suficientemente fuerte para brincar esas tantas adversidades que ha dejado el COVID 19 aunado a la propia descomposición social que se vive en nuestro entorno.
Como madre quizá se podrán sentir culpas, pero las familias que están en estas circunstancias, no están solas. Actualmente existen especialistas que pueden contrarrestar la enfermedad.
El tema no es fácil y quizá muchas de nuestras lectoras han sido presa de este padecimiento y entenderán que la tarea y trabajo para combatirla no es fácil, y tampoco es fácil mantenerse para no caer.
Quizá las lecturas e investigaciones no son alentadoras, pero la fe y la esperanza es más grande y poderosa. “Es solo no claudicar”. Lo importante es pedir ayuda con especialistas. Afortunadamente hoy en día hay una serie de alternativas amigables y técnicas que ayudan.
Pero lo más importante es darse cuenta que como familia hay una situación importante que se debe atender, en conjunto, con cariño, con responsabilidad, con unidad y con el apoyo profesional.
No es imposible revertir el diagnóstico, quizá no será fácil. Lo fundamental es atender a tiempo y no dejar de lado todo lo que implica este padecimiento.
Si tú padeces de algún trastorno alimenticio, ¡no estás sola!, pide la ayuda necesaria y seguramente encontrarás respuestas que ayudarán a salvarte prácticamente la vida. A la fecha hay una serie de información, médicos, especialistas y terapias alternas que seguramente te ayudarán.
