jueves, marzo 28, 2024
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

OTROS ARTÍCULOS

El último suspiro del Emperador Maximiliano de Habsburgo

Eran las 7 de la mañana de un día soleado en Querétaro cuando cayó el títere de Napoleón III, el Emperador Maximiliano de Habsburgo

El origen de un emperador

La historia de México del siglo XIX es la crónica de un país que después de lograr su independencia, entró en una lucha ideológica. Los constantes enfrentamientos entre liberales y conservadores, trajeron a nuestro país a su Excelencia el Emperador Maximiliano de Habsburgo en 1864.

La vida de Maximiliano está llena de desencuentros con su madre la emperatriz María Teresa y su hermano Francisco José Emperador de Austria. El Emperador Maximiliano de Habsburgo vivió su niñez en el Palacio de Schönbrunn en Viena donde fue formado con una educación conservadora.

Maximiliano siempre mostró un interés especial por la naturaleza, la historia y las artes; que lo mantuvo alejado de la política. Su gran pasión por el mar y la navegación lo llevo a convertirse a sus 22 años en contraalmirante de la marina austriaca.

Emperador Maximiliano I de Habsburgo

A sus 24 años el futuro Emperador Maximiliano de Habsburgo viajo a Bruselas para entrevistarse con Leopoldo rey de Bélgica. Este viaje marcaría su destino ya que conoció a María Carlota Princesa de Bélgica e hija del rey, que con su gran belleza logró cautivarlo. Carlota y Maximiliano contrajeron nupcias tan solo 6 meses después y establecieron su residencia en el castillo de Trieste, en la costa norte de Italia.

El camino de Trieste a México

A la mitad del siglo XIX la situación en México era caótica debido a la guerra civil que enfrentaba a liberales y conservadores. Además, nuestro país estaba en bancarrota razón por la cual no pudo cumplir con sus pagos a los prestadores extranjeros entre ellos Francia.

Por esta razón Napoleón III Emperador de Francia decidió invadir a México y establecer una monarquía, de inmediato pensó en Maximiliano de Habsburgo. Ante esta noticia la madre de Maximiliano se sintió orgullosa de su hijo menor mientras que su hermano le pidió que rechazara la idea.

Para lograr convencer al Emperador Maximiliano de Habsburgo, el emperador francés envió una comitiva de altos burgueses y sacerdotes mexicanos a Trieste. Esta comitiva engañó a Maximiliano mostrándole listas falsas donde le aseguraban que el pueblo de México había votado a favor de un emperador.

Emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa la Princesa María Carlota de Bélgica

Antes de su partida su hermano le pidió firmar el “Tratado de Miramar”, en el que Maximiliano renunciaba al trono de Austria. Finalmente, el 14 de abril de 1864 el Emperador Maximiliano de Habsburgo partió de su castillo de Trieste rumbo a México. En medio de vítores de su pueblo y de lágrimas suyas, se dirigió a un país del que regresaría tres años más tarde muerto.

Maximiliano “El gran soñador” de México que se quedó solo

El 28 de mayo de 1864 el Emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota desembarcaron en el puerto de Veracruz. Con esto nuestro país comenzó su segundo imperio con Maximiliano I Emperador de México. Una vez que el nuevo emperador colocó un pie en territorio nacional se dio cuenta que todo había sido un engaño.

El emperador pronto se mostró decidido a hacer de México una nación moderna y por eso simpatizó con los proyectos liberales. Más de una ocasión intentó entrevistarse con Juárez, pero este siempre se negó y lo llamo “El Gran Soñador”.

Para sorpresa de los conservadores el Emperador Maximiliano de Habsburgo fue un arduo defensor de las leyes de reforma, impulsadas por Benito Juárez. Defendió las reformas agrarias, la libertad de religión, el derecho al voto, las reformas laborales y se interesó por mejorar la vida de los indígenas. Además, Maximiliano aprendió la canción de “La Paloma” su melodía favorita.

Emperador Maximiliano de Habsburgo, General Miguel Miramón y General Tomas Mejía

Intentó hacerse mexicano, vistió de charro, aprendió el español, visitó cientos de comunidades indígenas y estudió las mariposas en su casa de Cuernavaca. Sin embargo, el emperador se quedó solo sin conservadores sin liberales, sin Carlota y sin Francia que le retiró sus tropas.

Los últimos días del Emperador Maximiliano I de México

En abril de 1867 tres años después de su llegada el Emperador Maximiliano de Habsburgo sabe que el final está muy cerca. Aunque está al frente de la línea de batalla se refugia en la ciudad de Querétaro su último bastión defendido por el general Miguel López.

El 15 de mayo de 1867 casi al amanecer López traicionó a Maximiliano a cambio de indulgencia y entregó la plaza a los republicanos. El general Mariano Escobedo tomó prisionero a los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía y a su excelencia el Emperador Maximiliano de Habsburgo.

Cadaver del Emperador Maximiliano de Habsburgo

En un juicio celebrado en el hoy “Teatro de la República los prisioneros fueron condenados a muerte por fusilamiento. De inmediato hubo apelaciones diplomáticas gestionadas por Carlota, pero ninguna logró convencer a Juárez.

La muerte de un emperador invasor

Fue el miércoles 19 de junio de 1867 a las 6 de la mañana que los prisioneros vieron su último amanecer. Un día antes habían arreglado sus cosas personales y escrito algunas cartas definiendo el futuro de sus pertenencias. Antes de salir del convento de las Capuchinas se confesaron y comulgaron por última vez en esta tierra.

A las 6:30 de la mañana llegaron los tres carruajes que los llevarían al Cerro de las Campanas donde ya esperaba la escolta de fusilamiento. El Emperador Maximiliano de Habsburgo no se encontraba solo en su celda, lo acompañaba el sacerdote Manuel Soria y Breña. El vicario de Dios se soltó en llanto una vez que Maximiliano salió de su celda “Tranquilícese, soy yo al que van a fusilar” le dijo el emperador.

Muchas personas seguidoras del emperador lo acompañaron a pie entre ellas la esposa de Mejía con su hijo recién nacido en brazos. Apenas se asomaban los primeros rayos del sol cuando llegaron al Cerro de las Campanas. Maximiliano tuvo que salir por una ventana ya que la puerta se había atorado.

Ya al frente del pelotón Maximiliano cedió su lugar al General Miramón y le regalo una moneda de oro a cada uno de los tiradores. “Vamos señores” exclamo el emperador, mientras les pedía que no dispararán al rostro para que su madre lo pudiera identificar.

Lugar del fusilamiento del Emperador Maximiliano de Habsburgo

Luego le entregó su reloj y su anillo a su médico personal Samuel Basch quién debía entregárselo a su madre. “Muero por una causa justa, la de la libertad e Independencia de México. Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria. ¡Viva México!» Después se escuchó el estruendo de las balas que le quitaron la vida al emperador.

Maximiliano cayó agonizante con el pecho destrozado mientras decía ¡Hombre, hombre! por lo que un soldado tuvo que darle el tiro de gracia en el pecho. Después se escucharon gritos de ¡Muera el Imperio! y ¡Viva la República!, pero el emperador ya no las escucho.

Eran la 7:05 de una hermosa mañana soleada en la ciudad de Querétaro cuando el Emperador Maximiliano de Habsburgo dejo de existir. Finalmente, el 17 de enero de 1868 su cuerpo llegó a Viena y su hermano lo hizo enterrar en la Cripta de las Capuchinas.

Te puede interesar:

El día que Porfirio Díaz liberó a la ciudad de Puebla

ÚLTIMOS ARTÍCULOS