El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador actúa con una visión de revancha, con odio, pues.
Y digamos que si estuviera dirigiendo su rancho en Tabasco, no pasaría nada, pero el problema es que quienes votaron por él lo pusieron a gobernar el país.
Todos los días en la conferencia mañanera exhibe sus traumas y fobias y es notorio su desprecio hacia profesionales de diversas disciplinas, lo cual refleja sus frustraciones.
Así, ha despreciado a médicos, porque “sólo piensan en el dinero” -y lo hace ahora que el personal médico da su vida por sus pacientes, con un pésimo timing dada la coyuntura del #COVID-19.
Eso no es todo: el día del maestro reprochó sus calificaciones cuando estudió la licenciatura -le llevó el doble de tiempo del normal- y cuestionó la labor docente.
También ha dicho que los ingenieros y arquitectos se creen mucho y que las casas y puentes pueden ser construidos por “el pueblo” -que no es no bueno ni sabio- y determinó desaparecer el Capfce, organismo especializado en la edificación de escuelas con estándares aprobados.
Bueno, ha decidido que sea la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) la que construya diversas obras de enorme magnitud porque no confía en las empresas constructoras -que tienen certificaciones y estándares internacionales y además detonan el empleo y la inversión en 32 ramas del sector.
La visión de AMLO es un despropósito y un sinsentido que costará muy caro a la economía de país.
Y voy de fondo al tema de hoy: el Conacyt, dirigido por quien ha vivido de los estímulos del organismo la mitad de su vida, ha hecho un “llamado urgente” a los investigadores del país a ceder sus estímulos para una vaquita para ayudar a “las necesidades más urgentes del sistema de Salud”.
Eso dice la carta que le adjunto, firmada por María del Carmen de la Pesa Casares, directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt, y secretaria Ejecutiva del SNI.
Concluyo con estas ideas:
La carta no explica de forma alguna cómo y a qué se destinará el recurso que pudiera reunirse.
Esta actitud del Conacyt demuestra que no han entendido o el presidente no quiere entender que debe hacer una reorientación del presupuesto de Egresos de la Federación si tanto necesita aumentar el gasto en Salud, y lo debería hacer sacrificando proyectos inservibles como el Tren Maya o el fallido semi aeropuerto de Santa Lucía.
No tienen por qué reducir los recursos para los investigadores, dado que son ellos quienes aportan su trabajo de años para proponer con ciencia aplicada soluciones a problemas que al gobierno no le alcanza la razón para resolver.
Termino: esta es una forma de encubrir las reducciones de ingresos que quiere hacer el gobierno a distintos profesionales que se esfuerzan y hacen investigaciones extraordinarias. El nombre lo dice: “estímulos”. Es decir que para el gobierno federal no hace falta estimular la investigación científica, aunque el estándar mundial diga que los países deben canalizar 2.5% del PIB a I+D y aquí sólo se destina el 0.5%, incluso por debajo de Nigeria.
Gracias y nos leemos mañana.
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