En un contexto de la lucha mundial por el agua, donde el 70 por ciento de ésta es para consumo humano, se ha convertido en el recurso más deseado del planeta.
Hace un par de días durante la conmemoración del Día Mundial del Agua reflexioné en torno a ambas posturas que se contraponen: por una parte el derecho humano al agua y por otro, la privatización que se hizo de esta en varios puntos del planeta. Sin embargo, es importante esforzarse y encontrar un punto de equilibrio para evitar conflictos sociales como se ha dado en muchas ciudades del mundo.
La única certeza es que nadie puede vivir sin agua, nada funciona sin ella. La industria, los hospitales, la vida cotidiana, los propios hábitos de higiene. Por ello, es indispensable que los seres humanos lleguemos a un punto de equilibro, a un acuerdo en torno a su uso y el costo que debería tener.
En esta colaboración, deseo que hagamos un ejercicio en el que nos imaginemos que las próximas generaciones, tal vez nuestros nietos y nosotros mismos ahora, en algunas temporadas de estiaje escasea el agua y no podemos hacer labores de limpieza, ni hacer otros productos de la industria? ¿Es una situación de horror, no creen?
Quisiera detenerme en este punto y señalar que la idea de pagar por el agua es algo incluso natural, dicen que lo que no te cuesta los haces fiesta. Cómo queremos generar conciencia para cuidar este vital líquido si se ofrece en forma gratuita.
Sé que el derecho al agua es un tema de justicia, nadie puede negarlo. El problema es que la privatización que se hizo en muchas partes del mundo, durante más de tres décadas, incluso en varias partes de México, como es el caso de Puebla, llevó al otro extremo en el que se abusaba con cobros excesivos; afortunadamente la ley, prohíbe a las compañías cortar el suministro a quienes no hayan pagado las facturas. Pero en este tema de conciencia, pagar lo justo es la clave para que todos salgamos ganando, de acuerdo al consumo y a la condición social.
También sé que a la mayoría rechaza la idea de crear un mercado del agua como el petróleo, que incluso se lleva a cabo en nuestro vecino del norte: los Estados Unidos, con el planteamiento de que si al agua cae de la lluvia debe ser gratis, pero es aquí donde también debemos ser justos: muchas cosas del planeta son naturales y no por eso son gratuitas.
Por otra parte, el crecimiento de la población ha generado una mayor demanda de este vital líquido; en el mundo desarrollado no hemos tenido que preocuparnos por el agua. Es decir, ahora independientemente del derecho humano al agua, es inminente hacer conciencia para no desperdiciarla.
Me pregunto: ¿realmente eres consciente cuando existe alguna fuga en tu negocio, en tu casa, en tu empresa, en tu oficina o eres de las personas que deja pasar los días y no las repara? ¿Dejas que tú tinaco se desparrame cuando estás subiendo el agua? Comencemos a evitar estos errores, con estas pequeñas acciones seguramente podrán notarse grandes cambios.
Finalmente, me despido con una pequeña pregunta: ¿quién ganará en esta lucha, el mercado, la gente o el planeta? Hasta aquí una pequeña reflexión en torno al agua potable.
twitter: @marumora7
