Cada 14 de junio se conmemora el Día Mundial de la Donación de Sangre, una fecha proclamada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para agradecer a los donantes voluntarios y crear conciencia sobre la importancia de donar sangre de forma segura y regular.
La jornada también busca visibilizar la necesidad de contar con sistemas de salud capaces de garantizar el acceso a sangre segura en todo momento.
Orígenes de la conmemoración
La fecha no es casual: el 14 de junio nació Karl Landsteiner, médico y biólogo austríaco que en 1901 descubrió los grupos sanguíneos ABO, un hallazgo fundamental que permitió que las transfusiones de sangre se realizaran de forma segura. Su trabajo salvó millones de vidas y sentó las bases de la medicina transfusional moderna. Por ello, en 2005, la OMS y otros organismos internacionales eligieron esta fecha para honrar a quienes donan sangre sin esperar nada a cambio.
Importancia de la donación voluntaria y regular
La sangre es un recurso insustituible en la atención médica. No puede fabricarse ni comprarse: solo puede obtenerse de donantes humanos. Una sola donación puede salvar hasta tres vidas, al dividirse en componentes como glóbulos rojos, plasma y plaquetas. Es esencial para cirugías, partos complicados, pacientes con cáncer, enfermedades hematológicas, trasplantes, emergencias y más.
La OMS insiste en que la donación voluntaria y no remunerada es la forma más segura de garantizar una reserva estable y libre de riesgos. Los países con mayor porcentaje de donación altruista tienden a tener mejores sistemas de salud y menores tasas de transmisión de enfermedades por transfusión.

Problemas del pasado: la sangre como mercancía
Durante décadas, el sistema de donación de sangre en muchos países —incluido México— se basó en la donación de reposición o incluso en la venta de sangre. Las personas donaban solo cuando un familiar lo necesitaba, o lo hacían a cambio de dinero, en condiciones muchas veces insalubres.
Esta práctica conllevaba riesgos sanitarios graves. La presión por obtener un beneficio económico podía llevar a que los donantes ocultaran enfermedades infecciosas, lo que elevaba el riesgo de transmisión de virus como VIH, hepatitis B y C. Además, los controles sanitarios eran laxos y los bancos de sangre no contaban con tecnología suficiente para detectar infecciones de forma oportuna.
En las décadas de los 70 y 80, con la aparición del VIH y el aumento de hepatitis postransfusionales, la comunidad médica global comenzó a presionar para eliminar la comercialización de la sangre y fomentar la donación altruista. En México, esta transición ha sido lenta pero constante.
Situación de la donación de sangre en México
México ha avanzado en el fomento de la donación voluntaria, pero aún enfrenta grandes desafíos. Según datos del Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea (CNTS):
- Solo alrededor del 5% de las donaciones en el país son voluntarias y altruistas. El resto proviene de donaciones de reposición.
- Cada año se requieren más de 4.5 millones de unidades de sangre, pero no siempre se logra cubrir la demanda de manera oportuna.
- Las entidades con mayores niveles de donación voluntaria son Ciudad de México, Nuevo León y Jalisco, aunque el número sigue siendo insuficiente.
Los mitos, el miedo a las agujas o a efectos secundarios, así como la falta de campañas permanentes, siguen siendo barreras importantes. Además, muchas personas desconocen que pueden donar sangre de forma segura cada 2 o 3 meses, dependiendo del sexo, edad y condiciones de salud.

Donar sangre es un acto de humanidad
Donar sangre es un acto sencillo, seguro y profundamente solidario. En un país como México, donde la demanda es alta y las emergencias no cesan, promover la donación voluntaria es una necesidad urgente. Más allá de una fecha conmemorativa, el 14 de junio es un llamado a la acción: todos, en algún momento, podríamos necesitar una transfusión. Hoy podemos estar del otro lado y convertirnos en donantes, en héroes anónimos que salvan vidas sin esperar nada a cambio.