jueves, marzo 28, 2024
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Deterioro mundial por emergencia sanitaria

Ricardo Caballero de la Rosa

La economía mundial se ha deteriorado fuertemente en los últimos meses y se espera que se presente una mayor contracción en el segundo trimestre del año. La caída de la demanda mundial ha ocasionado que el precio de las materias primas se desplome (como el caso del petróleo). La inflación de las economías más desarrolladas también se ha reducido, así como las tasas de interés.

Los diversos países se han visto en la necesidad de poner en práctica acciones de política en los ámbitos monetario, financiero y cambiario, a fin de atenuar los efectos adversos de la contingencia en el empleo y en los ingresos de hogares y empresas.

Nuestra economía desde finales de 2018 y durante todo 2019 mostró una creciente debilidad, que terminó en una cifra negativa anualmente. Hoy está postrada y, además, ahorcada por la emergencia sanitaria, pues no se conoce cuál será su duración ni el impacto profundo que tiene y tendrá en la sociedad y en la actividad global. La economía de México está comprometida.

Los meses por venir serán fundamentales. La recuperación deberá ser paulatina y habrá de intensificarse según los sectores y las actividades de que se trate. El papel del Estado será fundamental, así como el de los poderes autónomos, comenzando por el del Banco de México, cuya incidencia en la vida productiva del país en determinante.

La estructura de nuestra economía dará como resultado una heterogénea recuperación y, con ello, una marca dispersión y un ritmo de crecimiento desigual, pues actualmente 60 pesos de cada 100 provienen del sector terciario (servicios), casi 30 pesos de las actividades secundarias (industrias), 7 pesos son impuestos y apenas más de 3 pesos provienen del campo. Así, mientras los servicios y las industrias no se incorporen de lleno a la producción, la economía no crecerá.

En efecto, las actividades terciarias equivalen al 59.8% del PIB. Sobresalen el comercio al por mayor con el 8.7%, el comercio al por menor con el 9.3%, los servicios inmobiliarios y alquiler de bienes muebles e intangibles con el 10.1%, los transportes, correos y almacenaje con 6.2% y los servicios financieros y de seguros con 4.0%.

Las actividades secundarias representan el 29.2% del PIB y en ellas el 3.3% corresponde a la minería, el 6.9% a la construcción y el 17.1% a las industrias manufactureras.

Las actividades primarias concentran apenas el 3.4% del PIB y en éstas se consideran agricultura, cría y explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza. Los impuestos sobre los productos netos absorben el 7.6% del PIB.

Tomando en cuenta esta estructura, el INEGI dio a conocer (26 de mayo de 2020) los resultados (PIB) para el primer trimestre del año, los cuales indicaron, como ya se había mostrado preliminarmente, una disminución de -1.2% en términos reales respecto al trimestre precedente, con cifras ajustadas por estacionalidad.

Por componentes, el PIB de las actividades secundarias descendió -1.2% y el de las terciarias -0.9%, en tanto que el de las primarias aumentó 1.7% en el trimestre enero-marzo del año actual frente al trimestre previo. Estos datos muestran que en la porción más pequeña (el sector primario) sí fue posible crecer.

Por otro lado, en su comparación anual, el PIB tuvo un retroceso real de -2.2% en el primer trimestre de este año, comparado con el primer trimestre de 2019. Por grandes grupos de actividades económicas, el PIB de las secundarias se redujo -3.5% y el de las terciarias -1.2%, mientras que el de las primarias avanzó 1.1% en igual periodo, dato que muestra que solo en el campo logró un comportamiento positivo.

Mi correo ricardocaballerodelarosa@gmail.com

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