Tras un evento de esos que alteran significativamente la vida de una pareja tal como un divorcio imprevisto o el fallecimiento de la pareja entre otros; mujeres y hombres sufren un profundo impacto emocional -que puede llegar a involucrar a otras personas cercanas- y que sin haberlo planeado, modifica el estilo de vida anterior para siempre. Siendo optimistas, generalmente con el paso del tiempo, se aprende a recuperar el equilibrio emocional y la cotidianidad y se continúa con su vida de la mejor manera.
Estos eventos traumáticos tienden a generar secuelas de afectación en la esfera afectiva y sexual de las personas (tales como disfunciones sexuales, depresión, miedo a volver a enamorarse, retraimiento social, etc.), que muchas veces (más que el suceso en sí mismo), les impide recobrar la funcionalidad que alguna vez recuerdan haber vivido incluso cuando creen que han superado completamente la situación anterior.
La experiencia humana es muy compleja y está anudada cognitiva y emocionalmente de muchas maneras con los contenidos de la historia de vida de cada quien; quizás por ese motivo cuando se supera uno de los enlaces que han sido afectados por la situación traumática quedan otros muchos más que al principio no eran muy evidentes y que mantienen a las personas atadas a una ambivalencia desesperante.
En muchos casos por lo tanto, no basta creer que ya hemos superado el evento traumático si es que al mismo tiempo nos damos cuenta que no hemos podido recomponer nuestra vida. En los casos en que se ha afectado el entramado emocional y la funcionalidad sexual, no basta con la fuerza de voluntad para salir adelante aunque siempre es importante mantenerla actitud de salir adelante y así, buscar la mejor forma de hacerlo dadas las circunstancias de cada quien.
Lo más recomendable en estos casos y cuando el paso del tiempo no es la mejor opción, es buscar ayuda profesional para que bajo la orientación requerida, se eliminen las secuelas de afectación y se revitalicen las áreas de la personalidad que han sido las más afectadas. Revitalizar es el procedimiento que permite recuperar, recobrar y revivir esos deseos, motivaciones y expectativas que están ahí esperando una nueva oportunidad y proceder a reconectarlos sin las interferencias emocionales indeseables -producto de la experiencia traumática-, con el estilo de vida deseado en función de las características individuales y el contexto de la vida familiar y social.
Al menos en mi experiencia profesional se requieren dos pasos para alcanzar este objetivo: identificar y desactivar el entramado emocional alterado que está impidiendo recuperar la vitalidad interior y proceder a activar (construir), el nuevo guión psicosocial deseado.
Por Alfonso Aguirre Sandoval