Cecilia Arellano Pérez y Alejandro Armenta, quien está liderando un proyecto con la mirada puesta en el 2024, celebraron su aniversario número 23 el pasado 16 de diciembre.
Y no puedo evitar pensar en esa bonita complicidad que tienen las parejas que han durado muchos años juntos, basta con ver las fotos y tratar de adivinar sus miradas y sonrisas.
Pero, chicas, Doña Cecilia es una mujer de acción. No se conforma con ser la esposa sonriente, sino que ha participado activamente en actividades de la agenda pública.
La hemos visto en reuniones con mujeres, liderando iniciativas y destacando el papel crucial del liderazgo femenino.
Casi podríamos decir que Cecilia está forjando su propio camino hacia la posición de primera dama poblana.
No se trata de regresar a prácticas anticuadas de simplemente sonreír y saludar ¡No! Cecilia demuestra que el rol de la mujer en la política no sólo tiene cabida, sino que es esencial y trascendental.
Su participación activa en la agenda pública y su enfoque en liderazgo femenino no deben pasarse por alto.
Se proyecta como alguien que busca más que cumplir el rol tradicional de primera dama, desafiando estereotipos arraigados en la política poblana.
Al mirar el equipo de trabajo de Armenta, es evidente la presencia destacada de mujeres como Paty Ortiz, Trini Barrón, Claudia Hernández, Mirna Toxqui y Mónica Barrientos.
Este grupo, con experiencias diversas, sugiere una inclusión consciente de mujeres en roles políticos relevantes.
Sin embargo, es necesario abordar estas designaciones con una mirada crítica. ¿Cuál es la verdadera influencia y participación de estas mujeres en la toma de decisiones?
La realidad social en Puebla y a nivel nacional demanda más que una mera inclusión nominal de mujeres en la política.
Se requiere una garantía de que sus voces no sólo sean escuchadas, sino que también impacten las políticas públicas.
¿El proyecto de Armenta reconoce y aborda los problemas específicos que afectan a las mujeres? ¿Se trata de un enfoque real en la equidad de género o simplemente una estrategia superficial para ganar simpatías?
La incursión activa de Cecilia Arellano Pérez en la esfera pública ha despertado debates sobre si su participación es parte de una estrategia de su esposo, el senador Alejandro Armenta, para posicionarla en el escenario político poblano.
La pregunta fundamental es si esta nueva dinámica es positiva o negativa. Algunos pueden verlo como nepotismo o un intento de acumular más influencia política.
Por otro lado, se podría argumentar que empoderar a las primeras damas con responsabilidades tangibles es una forma de reconocer y aprovechar su potencial, rompiendo con estereotipos que las han relegado a un papel secundario.
Es hora de replantear el rol de las primeras damas, permitiéndoles participar de manera más activa y significativa en la toma de decisiones políticas.
La preparación y participación de mujeres en este contexto podría contribuir a enriquecer las perspectivas, promoviendo políticas más inclusivas y sensibles a diversas realidades.
Puebla y todo el país necesitan gobiernos con perspectiva de género, donde las decisiones se tomen considerando las necesidades de todas.
Les deseo que pasen una bonita y feliz Navidad.
Que no les entre la depresión y si toman: no manejen.
Besitos.
La Chica Única
@lachicaunica_
