viernes, julio 26, 2024
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Anuncian a los ganadores del Concurso de Composición Arturo Márquez 2019

Se dieron a conocer las obras y compositores ganadores del sexto Concurso de Composición Arturo Márquez para Orquesta de Cámara 2019.

Los ganadores fueron Canto a Itzamná y los colores de la noche, de Rogelio Ramírez Sánchez (Puebla, 1990), Ánimecha Kejtzïtakua, de Mario Eliud Mejía Hernández (Zamora de Hidalgo, Michoacán, 1992; y Siquisirí Balajú, de Alexander Philip Daniels Torres (Ciudad de México, 1986).

Se trata de tres primeros lugares, puesto que el concurso no contempla ni segundo, ni tercer lugar. En esta ocasión hubo dos menciones honorificas para: Soy desierto, de Andrea Chamizo Alberro y Paráfrasis urbana, de Eric Estrada Valadez.

Dichas obras fueron seleccionadas de 80 partituras que este año concursaron; y durante los seis años que se ha efectuado el certamen han participado “más de 300 obras” de compositores provenientes de diversos estados del país como Jalisco, Chihuahua, Durango, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo Puebla, Querétaro, Oaxaca, Tamaulipas, Yucatán, Ciudad de México, Veracruz, Sinaloa, Baja California Sur, Nuevo León, Michoacán, San Luis Potosí, Aguascalientes, Coahuila, además de la ciudad de Houston, Texas.

El Concurso de Composición Arturo Márquez para Orquesta de Cámara está dirigido a compositores menores de 40 años y tiene como propósito distinguir una obra inédita compuesta a partir de algunos de los ritmos de la música tradicional o popular arraigados en México como es: son jarocho, son huasteco, pirekua, chilena, corrido, canción cardenche, trova yucateca, danzón, bolero, cumbia, tango o rock.

Este año, la partitura Canto a Itzamná y los colores de la noche, de Rogelio Ramírez Sánchez, “es una obra basada en los ritmos de danzón, la música de banda del pueblo y el corrido”, Ánimecha Kejtzïtakua, de Mario Eliud Mejía Hernández, se basa en la pirekua, y Siquisirí Balajú, de Alexander Philip Daniels Torres, en el son jarocho; explicó el maestro Arturo Márquez.

La idea, apuntó el reconocido compositor mexicano, “es alentar a los jóvenes compositores a que se acerquen y profundicen en los ritmos de la música tradicional o popular arraigados en México, ya que actualmente existe la necesidad apremiante de incluir en la formación académica de los conservatorios y escuelas de música materias que los guíen a descubrir, analizar e interpretar la vastedad del repertorio musical tradicional o popular de nuestra extensa y variada geografía”.

Los estudios académicos son fundamentales. Estudiar composición, géneros o solfeo es importante, pero también el estudio de los géneros y formas populares, destacó el maestro Márquez.

Los tres primeros lugares recibirán de premio 100 mil pesos y la interpretación de su obra en un concierto que se realizará el 28 de noviembre, a las 20 horas, en el Centro Cultural Roberto Cantoral, con la Orquesta Mexicana de la Artes, dirigida por David Pérez Olmedo.

En esta ocasión el jurado estuvo integrado por Eduardo García Barrios, Ernesto Anaya y el mismo Arturo Márquez.

Sobre Arturo Sánchez…

Jesús Arturo Márquez Navarro nació un 20 de diciembre en Álamos, Sonora; es el mayor de los nueve hijos de los señores Arturo Márquez y Aurora Navarro. Sus primeras experiencias musicales fueron al escuchar valses, polcas y chotises.

En 1976 ingresó al Taller de Composición del Instituto Nacional de Bellas Artes, que entonces tenía su sede en la Sociedad de Autores y Compositores; ahí estudió con los maestros Joaquín Gutiérrez Heras, Héctor Quintanar, Federico Ibarra y Raúl Pavón. En 1980, al concluir dicho taller, el Gobierno de Francia le otorgó una beca de perfeccionamiento por dos años en París, con Jacques Castérède, en donde compuso Moyolhuica y Enigma, en la “Cité des Arts”.

En 1982 ingresó al Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (CENIDIM), y un año más tarde estrenó Mutismo, para dos pianos. Conoció a Ángel Cosmos, quien lo invitó a formar el Grupo Música de Cámara, junto con el fotógrafo Juan José Díaz Infante, presentando en 1985 el Concierto Interdisciplinario con Músicos y Fotógrafos.

En 1987 obtuvo el segundo lugar del Concurso Nacional de Composición Felipe Villanueva, y trabajó como investigador y coordinador de difusión en el CENIDIM. Entre 1988 y 1990 asistió al Instituto de Artes de California, becado por la Fundación Fulbright, en donde estudió con Morton Subotnick, Mel Powell, Lucky Mosko y James Newton, e incursionó en la computación aplicada a la música, fusionando sus obras con la música latina, el jazz y la música contemporánea, y escribió la obra En clave, para piano.

En 1990, de regreso a nuestro país, formó parte del grupo Mandinga junto con Irene Martínez y Andrés Fonseca, y compuso con medios electrónicos TierraLa Nao y Cristal del tiempo. Estos dos colegas lo introdujeron al mundo del baile de salón, especialmente del danzón, inspirándose así y creando el Danzón No. 1, con computadora y sintetizadores.

Dos años después fue invitado por Ángel Cosmos y el pintor Ismael Guardado para realizar el proyecto Ollesta. Asimismo compuso Son a Tamayo, para arpa y percusiones, cinta y video, realizado por Eduardo Vélez, y también en 1990 fue director musical de Vox Urbis, de Margie Bermejo.

En 1993 realizó la composición Paisajes bajo el signo de cosmos y se interesó por Egberto Gismonti, encontrándose con la música huasteca y escribiendo para el Cuarteto Latinoamericano Homenaje a Gismonti.

A principios de 1994 la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) le encargó una obra: Danzón 2 para orquesta, estrenada en marzo con Francisco Savín como director. Esta pieza musical fue escrita durante los meses del levantamiento Zapatista, hecho que inquietó el ánimo del compositor hacia una nueva justicia para los pueblos indígenas. El mismo año ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA).

Subsecuentemente compuso otras obras como tributo al maravilloso mundo de la música de salón: Danzón 3, en 1994; Zarabandeo, en 1995; Danzón 4, en 1996; Octeto balandro, en 1996; Danza de mediodía, en 1996; Danzón 5Portales de madrugada, en 1997; Danzón 6—Puerto Calvario, en 2001; Danzón 7, en 2001, y Danzón 8, en 2004.

En 1998 Arturo Márquez creó Máscaras, para arpa y orquesta (dedicado a Lidia Tamayo), formado por cuatro danzas: Máscara flor (dedicado a los niños masacrados en Acteal), Máscara sonLa pasión según San Juan de Letrán (danzón sesquiáltero) y La pasión según Marcos.

En 1999 fue director musical del espectáculo Tajín 2000, año en que compuso Espejos en la arena, para cello y orquesta, por encargo del violonchelista mexicano Carlos Prieto.

En 2005 compuso y estrenó Sueños, en Querétaro y en el Festival Internacional Cervantino. Un año más tarde realizó el estreno De Juárez a Maximiliano, obra dedicada al Benemérito de las Américas.
Con la OFUNAM estrenó, en 2008, Marchas de duelo y de ira, compuesta con motivo de la conmemoración de la matanza de Tlatelolco de 1968. También realizó la reconstrucción del segundo acto de la ópera Atzimba de Ricardo Castro.

El maestro Arturo Márquez ha sido acreedor a diversos galardones en México y el extranjero, entre ellos las medallas Bellas Artes, Mozart, Dr. Alfonso Ortiz Tirado y Orgullo Sonorense 2009, así como el California Institute of the Arts Distinguished Alumnus Award y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, por mencionar algunos.

Asimismo ha recibido numerosos homenajes en festivales de música de Latinoamérica en donde sus obras han sido interpretadas y han conseguido popularidad. Sus danzones son utilizados con mayor frecuencia en producciones balletistas alrededor del mundo, gracias a lo cual en 2004 el Festival Internacional de Música realizado en Caracas, Venezuela, fue denominado como Arturo Márquez.

Por su parte, la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) —en la que actualmente se desempeña como Vicepresidente del Comité de Vigilancia— lo ha distinguido con el reconocimiento Trayectoria 25 y Más… (2010) por su carrera como compositor, y con el Éxito SACM (2018) por Alas (a Malala), primera obra de música de concierto reconocida por posicionarse en el gusto popular, estrenada en México en el marco de la presentación del Programa Movimiento Nacional de Agrupaciones Musicales Comunitarias, del cual es himno, interpretado tanto por orquesta nacionales como internacionales.

Arturo Márquez ha colaborado en múltiples eventos como los festivales Internacional Cervantino, del Caribe, de la Ciudad de México y de Música de Cámara de San Miguel Allende, además de instituciones como la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otras.


Con información de La Jornada y la Sociedad de Autores y Compositores de México.

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